Desde el principio de los tiempos el ser humano ha cuestionado todo lo que lo rodea; algunos han fijado su mirada en el cielo, otros las profundidades del mar, otros se han quedado cerca de casa y se han preguntando qué piensa su perro. Tantas preguntas, pocas respuestas. Project Nim (James Marsh, 2011) empieza con una simple interrogante: ¿podemos enseñarle a un chimpancé a comunicarse con nosotros utilizando el lenguaje de señas? Todo esto suena muy científico pero en un proyecto que involucra a un chimpancé y un grupo de hippies, el método y la rutina son los primeros en ser sacrificados.
El documental tiene un trágico inicio: nuestro simpático protagonista es arrebatado de los brazos de su madre; si nuestra historia tuviera un humano como personaje principal el desenlace sería muy distinto. Auspiciado por la Universidad de Columbia el profesor Herbert Terrace lleva a Nim a Manhattan; ahora en lugar de vivir su vida como un chimpancé deberá crecer en un ambiente humano, aprender lenguaje de señas y fumar marihuana (eran los 70). Lo que inicialmente era un experimento se convierte en algo parecido a un drama familiar, todos los involucrados tienen una opinión diferente sobre lo que es mejor para Nim. La ciencia queda relegada a un segundo plano, el lazo emocional que se forma entre dos especies similares a través de un lenguaje en común se vuelve lo más interesante de este proyecto. Los problemas comienzan cuando la naturaleza se encarga de recordarnos que Nim es un animal salvaje, con una agresividad y una fuerza que superan a la nuestra. Luego de vivir como una estrella Nim es devuelto a un centro de investigación de primates para luego ser vendido a un laboratorio de pruebas médicas. Creo que este es el momento en el que paras la película y te preguntas a ti mismo si de verdad es la raza humana la más civilizada. Hay muchos humanos pero poca humanidad. Una vez que ha servido su propósito Nim es olvidado por todos sus antiguos maestros excepto por Bob Ingersoll, quien eventualmente logra que Nim sea liberado.
Project Nim busca responder una pregunta pero no logra su objetivo, en cambio plantea muchas más. Los investigadores comprometieron su objetividad al cruzar la línea entre ciencia y sentimiento; el experimento fue un fracaso pero el documental es excelente. Son noventa minutos llenos de emoción; en algún momento dejas de pensar en Nim como un animal y empiezas a verlo como un igual, un ser capaz de sentir miedo, cariño y soledad. Siempre he creído que los buenos documentales son aquellos que te dejan con un sentimiento de levantarte de la cama y hacer algo, esos que te indignan porque no puedes creer que eso este pasando en el mundo; Proyecto Nim es de esos. ¿Cómo de lejos estamos dispuestos a llegar en nombre de la ciencia?
"De todos los animales, el hombre es el más cruel. Es el único que infringe dolor por el placer de hacerlo." Mark Twain.
Alexandra Castillo.
Notas:
- Mención especial a la música de Dickon Hinchliffe, excelente.
- James Marsh es el creador del documental ganador del Oscar ‘Man on Wire’.
- Project Nim estuvo nominado al BAFTA como mejor documental. Marsh obtuvo el premio a mejor director en los galardones Directors Guild of America en la categoría documental.
Ficha técnica:
Estados Unidos, 2011. ‘Titulo original: ‘Project Nim’. Director: James Marsh. Guión: James Marsh. Productora: Red Box Films / Passion Pictures / BBC Films. Presupuesto: (desconocido). Fotografía: Michael Simmonds. Música: Dickon Hinchliffe. Montaje: Jinx Godfrey.
