CIENCIA FICCIÓN 'MADE IN DISNEY'
El vuelo del navegante (Flight of the Navigator, 1986)Esta noche tenemos para abrir boca uno de esos títulos que los que rondamos los treinta años disfrutamos hasta la saciedad en los 80 y hoy casi nos avergüenza reconocerlo. No tengan miedo, ya es hora de dejarlo bien claro: El vuelo del navegante no es ningún bodrio. Voy a ir más lejos, me parece un experimento cuanto menos interesante. Y es que para hablar de esta película, primero hay que situarse en el tiempo y las circunstancias. Durante los 80, Disney vivió una denominada época oscura donde, en un intento de atrapar otro tipo de público, tocó géneros como la ciencia ficción y el terror. Las cintas animadas de la compañía no estaban funcionando como antaño y había que renovarse o morir. A este curioso (y fascinante) periodo pertenecen obras como El abismo negro (1979), Los ojos del bosque (1980), El dragón del lago de fuego (1981), Tron (1982) o El carnaval de las tinieblas (1983). Películas más destinadas a adolescentes (y adultos) que a los más pequeños de la casa.
El vuelo del navegante vendría a ser un intento de complacer a todos los públicos, tras los tibios resultados económicos del mencionado duro periodo. Una historia de sci-fi y aventuras de tono amable y familiar. El planteamiento inicial no podría ser más sugestivo: en 1978 David es un niño de 8 años que queda inconsciente al golpearse en la cabeza mientras persigue a su hermano por el bosque. Cuando despierta, descubre que es el año 1986. Mientras para él han pasado unas horas, todo ha cambiado a su alrededor. Su familia ya no vive en la misma casa y la NASA le encierra para estudiar lo que podría tratarse de un caso de “abducción” por seres de otro planeta.
El encargado de dirigir la película fue Randal Kleiser, un realizador que nunca ha destacado por su brillantez pero que puede presumir de contar en su filmografía con dos éxitos del calibre de Grease (1978) y El lago azul (1980). El jovencísimo Joey Cramer, que un año antes había sido el hijo de Tom Selleck en Runaway, brigada especial, interpreta con convicción el personaje de David. Otra presencia agradecida por los amantes del cine fantástico es la de Verónica Cartwright como la madre de David. Recordemos que esta actriz empezó siendo la niña de Los pájaros (1963) y luego apareció en clásicos como La invasión de los Ultracuerpos (1978), Alien (1979) y Las brujas de Eastwick (1987). Y en plan anecdótico tenemos a una irreconocible Sarah Jessica Parker ayudando a David a huir de los científicos que le tienen en cautividad. Nada que ver con el glamour de Sexo en Nueva York.
El vuelo del navegante tiene todos los alicientes para ser un efectivo entretenimiento de sobremesa: ovnis, viajes en el tiempo y persecuciones. Comienza como una especie de Expediente X, con unas buenas dosis de inquietud y misterio alrededor del enigmático salto en el tiempo del protagonista. Luego deriva hacia un terreno más liviano y convencional, el de la fantasía familiar, bebiendo de fuentes como el éxito de Spielberg E.T, el Extraterrestre (1982) o Exploradores (1985) de Joe Dante, con la que guarda más de una similitud estética y argumental. En este segundo tramo de la historia se produce la escapada de David de la NASA a bordo de una nave espacial que tienen escondida en sus instalaciones y su odisea por volver a 1978. Lo cierto es que la historia engancha desde el primer momento, sobre todo si te fascinan este tipo de películas sobre paradojas temporales.
Pese a no contar con un gran presupuesto, el filme se las apaña para lucir técnicamente en pantalla. El trabajo de los encargados en efectos especiales es bastante meritorio, destacando uno de los primeros usos del morphing, una técnica que luego se explotó hasta la saciedad. Consiste en un efecto donde el objeto cambia de forma ante nuestros ojos mediante la infografía. Algunas creaciones memorables surgidas del morphing son el alienígena que sale del agua en Abyss (1989) o el T-1000 de Terminator 2 (1991). En El vuelo del navegante se empleó para dar vida a la nave que pilota David, capaz de cambiar de forma según su modo de vuelo. Aunque hoy nos hagan gracia sus efectos visuales, en su momento supusieron un gran paso adelante dentro de este campo. La música de Alan Silvestri también es digna de reseñar, ya que empleó por única vez en su carrera el Synclavier, uno de los primeros sintetizadores digitales.
Mitificada o no por el escribe, dejándome llevar por la nostalgia y los buenos ratos que me hizo pasar siendo niño, no puedo hacer otra cosa que recomendar a las nuevas generaciones que le echen un vistazo a esta obra. Desde hace unos años se viene hablando de un remake en el que Disney invertiría muchos más millones que en la original. En su momento, El vuelo del navegante recaudó más de 18.500.000 dólares y obtuvo muy buenas ganancias en su posterior distribución en vídeo. Seguro que una nueva versión luciría más espectacular, pero dudo que nos hiciera olvidar el recuerdo de este pequeño clásico de Randal Kleiser.
José Antonio Martín.
Ficha técnica:
Estados Unidos. 1986. Título original: Flight of the Navigator. Director: Randal Kleiser. Guión: Michael Burton, Matt MacManus, Marc H. Baker. Productora: Walt Disney Pictures. Localizaciones: Florida. Música: Alan Silvestri. Fotografía: James Glennon. Montaje: Jeff Gourson. Intérpretes: Joey Cramer, Verónica Cartwright, Cliff De Young, Matt Adler, Sarah Jessica Parker, Howard Hasseman.