La cueva de los sueños olvidados (Cave of Forgotten Dreams, Werner Herzog, Francia, 2010) |
Werner Herzog nos lleva a una aventura a la Cueva de Chauvet, que contiene las más antiguas pinturas rupestres conocidas hasta el momento. Desde el momento en que inicia el metraje sabemos que lo que nos espera es algo mágico, un viaje en el espacio y el tiempo. Ubicada en el sur de Francia, la cueva fue descubierta en 1994 y su importancia no solo radica en la antigüedad de sus pinturas, sino también el estado en el que se han preservado. La cueva de los sueños olvidados (Cave of Forgotten Dreams, 2010) es “como un instante congelado en el tiempo.”
El rodaje de este documental supuso un reto para el director; el acceso a la cueva es restringido así que, aun con el permiso del ministro de la cultura francés, solo se le permitió filmar cuatro horas diarias por seis días con un equipo de tres personas. Ninguna persona puede tocar las paredes ni caminar fuera del pasillo metálico que han construido; una vez que entran a la cueva la puerta se cierra. Una locación de pesadilla, por lo que cualquiera podría pensar que el producto final se vería afectado de una manera negativa pero sucede todo lo contrario. Las dificultades contribuyen a crear la sensación de misterio, aquello que sentimos cuando exploramos un lugar nuevo y desconocido. La forma en la que las luces juegan con las pinturas en las paredes y la música de Ernst Reijseger ayuda a crear el ambiente perfecto; de pronto te ves en otro tiempo, rodeado de estalactitas y caminando entre los huesos de animales extintos hace mucho. La cueva es como una galería de arte prehistórica y el filme es sencillamente mágico. Creo que para verdaderamente disfrutar este documental se requiere un poco de imaginación, verla con una mente abierta para poder apreciar lo que no es tan obvio. Necesitas llevar al niño que llevas dentro, aquel que se maravilla con las cosas más insignificantes, al cine. De otra manera la película será una tortura de hora y media acerca de una cueva en Francia y nada más; un remedio para el insomnio tal vez.
Encuentro un poco triste el hecho de a pesar de toda la tecnología que hemos desarrollado no estemos un paso más cerca de contestar la pregunta más inquietante de todas: ¿Por qué? Podemos determinar cuándo, dónde y cómo se hizo algo, pero nunca sabremos porque lo hicieron. ¿Qué pensaban estos humanos mientras pintaban la cueva? ¿Qué mensaje querían dejarnos? Nunca lo sabremos. El filme está lleno de momentos que nos invitan a reflexionar, a “escuchar el silencio de la cueva” y tratar de encontrar los sueños perdidos de los humanos que caminaron esta misma tierra hace 32,000 años.
Werner Herzog liderando al equipo de rodaje en angostas situaciones |
Por Alexandra Castillo
Algún día en cualquier parte,
indefectiblemente te encontrarás a ti mismo,
y ésa, sólo ésa,
puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Edición de Emilio Luna
El Antepenúltimo Mohicano
Algún día en cualquier parte,
indefectiblemente te encontrarás a ti mismo,
y ésa, sólo ésa,
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El Antepenúltimo Mohicano