El invitado (Safe House, Daniel Espinosa, Estados Unidos, 2012) |
DEFCON CINCO
De héroes aclamados a villanos irredentos. En concordancia a los tiempos que vivimos las agencias de seguridad más famosas (FBI, CIA, MI6…) han pasado de servir de manera abnegada al ciudadano a formar parte de entramados políticos de dudosa legalidad; siempre bajo el punto de vista del séptimo arte. Prueba de ello es el enésimo thriller sobre esta temática: El invitado.
Cinta debut en suelo americano del director sueco Daniel Espinosa que sorprendió el año pasado en el viejo continente con su ópera prima, Dinero fácil (Snabba Cash, 2010). Este joven realizador cuenta con dos pesos pesados, Denzel Washington y Ryan Reynolds, para llevar a cabo la historia arquetípica de juego de contrarios que guarda un cacareado y poco sugerente as en la manga.
Cinta debut en suelo americano del director sueco Daniel Espinosa que sorprendió el año pasado en el viejo continente con su ópera prima, Dinero fácil (Snabba Cash, 2010). Este joven realizador cuenta con dos pesos pesados, Denzel Washington y Ryan Reynolds, para llevar a cabo la historia arquetípica de juego de contrarios que guarda un cacareado y poco sugerente as en la manga.
Ryan Reynolds en El invitado, debut americano del realizador sueco Daniel Espinosa |
Tras un comienzo espectacular, El invitado degenera en un limitado compendio de frenética acción, diálogos superficiales y cierta denuncia política. Ninguno de estos aspectos resulta lo suficientemente poderoso y sugerente, dejando un producto vacuo y sin demasiada personalidad. Por suerte, como ocurre con esta clase de largometrajes, el entretenimiento está garantizado.
Sin la posibilidad de aportar nada al género, al menos ofrece casi dos horas de ameno espectáculo y la siempre correcta presencia de un Denzel Washington –con el piloto automático– encasillado en este tipo de papeles llenos de ambigüedad. Ambigüedad que busca Espinosa en todo momento, pero en este caso, la realidad es mucho más entretenida que la ficción, por desgracia.
Sin la posibilidad de aportar nada al género, al menos ofrece casi dos horas de ameno espectáculo y la siempre correcta presencia de un Denzel Washington –con el piloto automático– encasillado en este tipo de papeles llenos de ambigüedad. Ambigüedad que busca Espinosa en todo momento, pero en este caso, la realidad es mucho más entretenida que la ficción, por desgracia.
Puntuación: C+
Publicado el miércoles 15 de Febrero de 2012.
Por Emilio Luna.
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Críticas para el El Periódico Extremadura.
El antepenúltimo mohicano