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    Cine Alemán Siglo XXI

    JOHN CARTER (ANDREW STANTON, 2012)

    John Carter of Mars posterLA LEVEDAD DEL TERRÍCOLA

    El cine de animación lleva mucho tiempo demostrando que es un género tan proclive como cualquier otro para realizar obras apasionantes destinadas a un público mayoritariamente juvenil pero con historias que calan sin freno en los adultos. Tal vez ese equilibrio entre fuerzas haya provocado que directores aparentemente ceñidos a imaginar en tinta y papel (o puntero y pantalla) den el salto a las pelis de acción real.

    Directores como Tim Burton alternan ese irrefrenable amor desde que se dedican a narrar con imágenes. Es decir, desde su bautismo de fuego en la industria. El último ejemplo es Andrew Stanton, responsable de dos importantes filmes de la factoría Pixar: Buscando a Nemo y Wall-E. Ambas poseedoras de un espíritu en franca decadencia que identificábamos con las nuevas creaciones de un hombre de mejillas rosadas llamado John Lasseter. Hasta que llegó el cheque para hacerse con el filón. A priori, extraña que un tipo acostumbrado a trabajar íntegramente con personajes digitales decida dirigir John Carter, un romance –aderezado con dosis de aventuras– protagonizado por Taylor Kitsch que gira en torno a un forajido viudo que, mientras intenta huir de la ley junto a su tenaz perseguidor (un Bryan Cranston muy gracioso y limitado por la extensión del papel), descubre un medallón que le transporta a Marte, donde se ha declarado una guerra entre tribus humanoides con unos aliens de por medio.

    Lynn Collins and Taylor Kitsch
    Taylor Kitsch & Lynn Collins en John Carter
    La mezcla resultante de unir una especie de western con ciencia-ficción la habíamos visto hace relativamente poco en la olvidable –y hueca- Cowboys vs Aliens. No obstante, la primera media hora que nos propone Stanton es un juego audiovisual interesante, que enlaza escenas de alto calibre (hablo del aspecto técnico) y te sumerge en una agradable espiral de blockbuster, sin aditivos o conductas estúpidas por parte de sus personajes, interpretados por un elenco coral (fallos de casting incluido, ya que Ciarán Hinds y Dominic West, el eterno McNulty de The Wire, provocan rechazo desde el minuto uno, cuando aparecen con su peluca de carnaval del todo a cien y un halo de villano lastimoso, respectivamente. No saben qué hacer dentro del traje) que, sin embargo, se diluye dentro de un guión cuyas líneas de diálogo rozan el ridículo demasiadas veces, sin apenas consciencia de que el espectáculo no está reñido con la sobriedad. Porque no puedes pretender rodar la segunda parte de Avatar sin creerte lo que estás vendiendo: John Carter, el de la Tierra, es un Prince of Persia (más) descafeinado, que se enamora de su Julieta en un páramo en donde salta y golpea y recibe honores de guerrero. Con todo, la peli nace, crece e implosiona como una descarga de efectos visuales. Sin más. Es un pastiche de cine aventuras de esteroide, aunque hay que destacar su notable diseño de personajes, como ese mini Jabba –al fin y al cabo también hay mucho de Star Wars, de ese planeta desértico llamado Tatooine– que se asemeja a un perro con hipervelocidad.

    John Carter scene
    John Carter of Mars (Andrew Stanton, 2012)
    El amor (a toda costa) no imprime tensión a la trama, más bien al contrario: en todo momento soy consciente de que me estoy tragando algo perversamente superficial, de eso que ahora gustan llamar “cine palomitero”; aunque éstas se te atraganten cuando el lúcido héroe le dice a su sobrino justo antes de despedirse: “Haz algo con tu vida. No sé. Enamórate, escribe un libro”, dejando entrever la nula empatía que siente por el joven. Y es que, John Carter funde la supremacía del píxel con la ridiculez dialéctica. No hay lugar para los grises: o la disfrutas como una comedia involuntaria, cuyos apasionantes escenarios podrían justificar el precio de (media) entrada, o la encuentras fatigosa y banal. ¿Qué podíamos esperar de un filme cuyo protagonista se apellida Kitsch?

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    Imdb John CarterPor Juan José Ontiveros

    Leo, escribo, a veces pienso.
    El cine es totalmente subjetivo.
    Decía Hitchcock que "son 400 butacas que llenar".
    En esas butacas, además, puedes ver clásicos como Johnny Guitar.

    Edición por Emilio Luna
    Special Message from Johnny Lang

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