Se hace larga esta Berlinale. Y no sólo lo hace por la calidad de sus películas, también por la tendencia casi exclusiva al drama descarnado que está influyendo en el ánimo de la platea. Jornada, no demasiado destacada, donde se han combinado el dolor familiar con un romance palaciego. Comenzamos el repaso de la sección oficial a concurso.
CSAK A SZÉL (Bence Fliegauf, Hungría, 2012): este drama magiar ha sobrecogido a la prensa y público por su enorme crudeza. Es el retrato de una familia de etnia gitana atemorizada como el resto de su vecindario por una serie de asesinatos. Un mundo de ciénagas y dola que toca el tema de la crisis a todos los niveles. La cinta ha gustado aunque ha provocado la extenuación del respetable.
CSAK A SZÉL (Bence Fliegauf, Hungría, 2012): este drama magiar ha sobrecogido a la prensa y público por su enorme crudeza. Es el retrato de una familia de etnia gitana atemorizada como el resto de su vecindario por una serie de asesinatos. Un mundo de ciénagas y dola que toca el tema de la crisis a todos los niveles. La cinta ha gustado aunque ha provocado la extenuación del respetable.
EN KONGELIG AFFAERE (Nikolaj Arcel, Dinamarca, 2012): Mads Mikkelsen protagoniza este drama de época que ha gustado a la crítica en un día de sobrecarga dramática. Una historia de amor entre una joven reina, Carolina Matilde y un súbdito supondrá toda una revolución en el reino del desequilibrado monarca Christian VII. La ilustración danesa encabezada por un, como siempre, excelente Mikkelsen.
GNADE (Matthias Glasner, Alemania, 2012): peor acogida ha tenido la representante germana del día. Ambientada en el Círculo Polar Ártico, narra la historia de una familia desestructurada tras la pérdida de uno de sus integrantes durante la llamada “Noche polar” (seis meses de oscuridad). Abucheos y cansancio en el primer revés para la producción local en esta Berlinale.