Presentamos al segundo colaborador de El antepenúltimo mohicano. En los albores de cada semana el cine de autor será protagonista bajo la incisiva mirada de Olvín Otero. Comenzamos con la representante helena en los Óscars: Attenberg de Athina Rachel Tsangari.
ATTENBERG (GRECIA, 2010)
El cine griego ha resurgido como un fénix, un cine desconocido para muchos (me incluyo), un cine que ha levantado su bandera y que por suerte parece ser el inicio de una descarga de proyectos interesantes, marcados por un estilo muy particular. En 2009 el griego Giorgos Lanthimos presentaba en el Festival de Cannes su película Kynodontas (Canino) que finalmente lograría el premio a la mejor película en la sección Una Cierta Mirada (A Certain Regard), eso sería el principio de una larga carrera por muchos festivales, cosechando buenas críticas y que terminaría en 2010 con una nominación en los Premios Oscar en la categoría a mejor película de habla no inglesa, logrando con esto mayor atención por parte de los medios.
En la magnífica Kynodontas, Athina Rachel Tsangari figuraba como productora asociada, pero en 2010 los papeles se invertirían, en el Festival de Venecia la griega Athina Rachel Tsangari presentaba su película “Attenberg” producida por Giorgos Lanthimos quien también actúa en la misma.
El título de la película hace referencia a Sir David Attenborough (que la protagonista pronuncia Attenberg), naturalista de la BBC, que realiza documentales de animales en su habitat natural, hay mucha relación entre el título y la película, a lo largo de esta nos damos cuenta que estamos en una jungla humana, rodeada de grandes edificios y personajes extravagantes, dignos de cualquier estudio.
ATTENBERG (GRECIA, 2010)
El cine griego ha resurgido como un fénix, un cine desconocido para muchos (me incluyo), un cine que ha levantado su bandera y que por suerte parece ser el inicio de una descarga de proyectos interesantes, marcados por un estilo muy particular. En 2009 el griego Giorgos Lanthimos presentaba en el Festival de Cannes su película Kynodontas (Canino) que finalmente lograría el premio a la mejor película en la sección Una Cierta Mirada (A Certain Regard), eso sería el principio de una larga carrera por muchos festivales, cosechando buenas críticas y que terminaría en 2010 con una nominación en los Premios Oscar en la categoría a mejor película de habla no inglesa, logrando con esto mayor atención por parte de los medios.
En la magnífica Kynodontas, Athina Rachel Tsangari figuraba como productora asociada, pero en 2010 los papeles se invertirían, en el Festival de Venecia la griega Athina Rachel Tsangari presentaba su película “Attenberg” producida por Giorgos Lanthimos quien también actúa en la misma.
El título de la película hace referencia a Sir David Attenborough (que la protagonista pronuncia Attenberg), naturalista de la BBC, que realiza documentales de animales en su habitat natural, hay mucha relación entre el título y la película, a lo largo de esta nos damos cuenta que estamos en una jungla humana, rodeada de grandes edificios y personajes extravagantes, dignos de cualquier estudio.
La película nos cuenta la historia de Marina (Ariane Labed) que con 23 años de edad se muestra extraña a relacionarse con otros humanos, mantiene contacto con solo dos personas, su padre Spyros (Vangelis Mourikis) y su amiga Bella (Evangelia Randou). Marina se entretiene viendo documentales de Attenborough, escuchando música del grupo “Suicide” y aprendiendo sobre sexualidad, un tema en el que su amiga Bella parece ser experta.
En la apertura encontramos a Marina con su amiga Bella en una especie de ritual sexual de iniciación en el que Bella es la experimentada madre y Marina es aprendiz de la manada, todo esto seguido de diálogos embarazosos. Marina demuestra su poca experiencia en el campo sexual, quien además parece sentirse un gorila como los que estudia David Attenborough, una escena simpática, cargada de salvajismo y situaciones extrañas, la primera de muchas.
En la apertura encontramos a Marina con su amiga Bella en una especie de ritual sexual de iniciación en el que Bella es la experimentada madre y Marina es aprendiz de la manada, todo esto seguido de diálogos embarazosos. Marina demuestra su poca experiencia en el campo sexual, quien además parece sentirse un gorila como los que estudia David Attenborough, una escena simpática, cargada de salvajismo y situaciones extrañas, la primera de muchas.
El personaje de Marina. magistralmente interpretado por Ariane Labed, rebosa curiosidad, con mucho carácter y bien estructurado. Una composición que le proporcionó a Labed la Coppa Volpi a la mejor actriz en el Festival de Cine de Venecia. Un reconocimiento merecido a una gran interpretación. Seguro que la veremos muy pronto con alguno de estos representantes de la nueva ola del cine griego e incluso traspasando fronteras.
Son tiempos difíciles para Grecia y el padre de Marina, un arquitecto con una enfermedad terminal, es consciente que la situación económica del país no va muy bien --clara referencia a la actuar crisis económica--. Spyros manifiesta una profunda preocupación por el bienestar de su hija, también se hace ver la ausencia de su madre. Padre e hija mantienen una especie de código lingüístico que como la misma Marina manifiesta: “Son como pequeños animales, actuando con una mente propia“, una relación muy cercana, sin tabúes. Mantienen largos y prolongados juegos de palabras, conversaciones de índole sexual pero sin desafiar la naturaleza. Marina conoce a un ingeniero (Giorgos Lanthimos), a partir de este encuentro, juntos comienzan una expedición por los rincones más obscuros de la jungla.
Son tiempos difíciles para Grecia y el padre de Marina, un arquitecto con una enfermedad terminal, es consciente que la situación económica del país no va muy bien --clara referencia a la actuar crisis económica--. Spyros manifiesta una profunda preocupación por el bienestar de su hija, también se hace ver la ausencia de su madre. Padre e hija mantienen una especie de código lingüístico que como la misma Marina manifiesta: “Son como pequeños animales, actuando con una mente propia“, una relación muy cercana, sin tabúes. Mantienen largos y prolongados juegos de palabras, conversaciones de índole sexual pero sin desafiar la naturaleza. Marina conoce a un ingeniero (Giorgos Lanthimos), a partir de este encuentro, juntos comienzan una expedición por los rincones más obscuros de la jungla.
Divertidas coreografías que aparecen de la nada, caminatas teatrales y charlas un tanto irracionales. Planos fijos, temas triviales y profundos, la muerte, el autodescubrimiento de la identidad sexual y gestos misteriosos. Un aire fresco, nada vulgar y cómico invade las escenas sexuales, el espectador que vio Kynodontas, encontrará ciertas similitudes, dentro de una profunda divergencia. Aunque es clara la postura de ambos directores al poner al ser humano como animal con profundo aislamiento con la diferencia que la protagonista de Attenberg está consciente de ello. Y es que la soledad está retratada, no solo con la silueta de los protagonistas, también de manera espacial. Los lugares donde se desarrollan las escenas se muestran despoblados y solitarios con abundante proliferación de los ambientes cerrados.
Las canciones escogidas para el soundtrack logran crear un ambiente más variado, pasando por la gris Ghost Rider de Suicide hasta la melancólica Tous Les Garcons Et Les Filles de Francoise Hardy.
Una producción de calidad, con un guión entretenido, ritmo constante y minimalista, elenco extravagante pero natural que realiza excelentes actuaciones. Escasos noventa y cinco minutos, un metraje corto y suficiente para transmitir un mensaje psicológico y directo a los humanos, para sancionar la forma en que nos miramos. Una película provocadora, dispuesta a llamar nuestra atención, creada para los amantes de las nuevas propuestas, del cine arriesgado, bienvenidos entonces a la jungla “Attenberg”.
Las canciones escogidas para el soundtrack logran crear un ambiente más variado, pasando por la gris Ghost Rider de Suicide hasta la melancólica Tous Les Garcons Et Les Filles de Francoise Hardy.
Una producción de calidad, con un guión entretenido, ritmo constante y minimalista, elenco extravagante pero natural que realiza excelentes actuaciones. Escasos noventa y cinco minutos, un metraje corto y suficiente para transmitir un mensaje psicológico y directo a los humanos, para sancionar la forma en que nos miramos. Una película provocadora, dispuesta a llamar nuestra atención, creada para los amantes de las nuevas propuestas, del cine arriesgado, bienvenidos entonces a la jungla “Attenberg”.
Por Olvín Otero
Otaku del cine, veo el arte como ente de cambio,
headbanger en las espesas hierbas de un bosque milenario,
danzando enloquecido en los claros de los espíritus y en hondos huecos de los fantasmas internos
Edición de Emilio Luna
Cinema 2.0
Otaku del cine, veo el arte como ente de cambio,
headbanger en las espesas hierbas de un bosque milenario,
danzando enloquecido en los claros de los espíritus y en hondos huecos de los fantasmas internos
Edición de Emilio Luna
Cinema 2.0