"Joseph Gordon-Levitt demuestra su versatilidad en esta tragicomedia tan arriesgada como sugerente sobre la enfermedad del siglo XXI."
Responder al miedo con una sonrisa. Ni la crisis económica, ni una guerra civil, no hay nada que genere tanto temor como el cáncer. En tiempos donde el progreso tecnológico y médico ha erradicado multitud de enfermedades y ha puesto límites y fecha de caducidad al mal de los noventa (virus Sida/Aids), el cáncer sigue siendo la asignatura pendiente de la sociedad moderna. Esta anomalía celular, de múltiples variantes, ataca sin condición no sólo al individuo también a todos los que rodean a éste. Como ocurre con el mal de Alzheimer, familiares y amigos sufren los daños colaterales y a su vez colaboran en un frente de sinergía en busca de la cura. El guionista Will Reiser, surgió victorioso de su pelea con la enfermedad a la edad de veinticuatro años. Ahora su historia nos llega plasmada en celuloide con la simpática comedia dramática 50/50 (Jonathan Levine, 2011).
Reiser comparte su experiencia a través de la figura de Adam (Joseph Gordon-Levitt), un joven de veintisiete años al que se le diagnostica un extraño tumor en la zona lumbar. Aceptar la dolencia hará temblar los cimientos de una insulsa e insatisfactoria vida. Cambios en busca de la esperanza. Una madre, un amigo y una psicóloga debutante supondrán la barandilla para una situación llena de dudas y miedos. A caballo entre un ligero humor negro y el drama sentimental marcha 50/50, la tercera película de Jonathan Levine. En sus dos obras anteriores, All the Boys Love Mandy Lane (2006) y Wackness (2008), este joven cineasta neoyorquino ahondó en el tema de las adicciones desde dos géneros diferentes: el suspense y la comedia, respectivamente. Con otra adicción, en este caso a la vida, Levine logra su mejor película hasta la fecha en su corta filmografía.
Responder al miedo con una sonrisa. Ni la crisis económica, ni una guerra civil, no hay nada que genere tanto temor como el cáncer. En tiempos donde el progreso tecnológico y médico ha erradicado multitud de enfermedades y ha puesto límites y fecha de caducidad al mal de los noventa (virus Sida/Aids), el cáncer sigue siendo la asignatura pendiente de la sociedad moderna. Esta anomalía celular, de múltiples variantes, ataca sin condición no sólo al individuo también a todos los que rodean a éste. Como ocurre con el mal de Alzheimer, familiares y amigos sufren los daños colaterales y a su vez colaboran en un frente de sinergía en busca de la cura. El guionista Will Reiser, surgió victorioso de su pelea con la enfermedad a la edad de veinticuatro años. Ahora su historia nos llega plasmada en celuloide con la simpática comedia dramática 50/50 (Jonathan Levine, 2011).
Reiser comparte su experiencia a través de la figura de Adam (Joseph Gordon-Levitt), un joven de veintisiete años al que se le diagnostica un extraño tumor en la zona lumbar. Aceptar la dolencia hará temblar los cimientos de una insulsa e insatisfactoria vida. Cambios en busca de la esperanza. Una madre, un amigo y una psicóloga debutante supondrán la barandilla para una situación llena de dudas y miedos. A caballo entre un ligero humor negro y el drama sentimental marcha 50/50, la tercera película de Jonathan Levine. En sus dos obras anteriores, All the Boys Love Mandy Lane (2006) y Wackness (2008), este joven cineasta neoyorquino ahondó en el tema de las adicciones desde dos géneros diferentes: el suspense y la comedia, respectivamente. Con otra adicción, en este caso a la vida, Levine logra su mejor película hasta la fecha en su corta filmografía.
No es el humor ni el drama el punto fuerte de 50/50. Éste radica en el cariño que contagia el protagonista. Gran mérito de un excelente Joseph Gordon-Levitt. Actor que, al igual que Ryan Gosling, se mueve con soltura tanto en terrenos independientes como en grandes superproducciones, siempre con la credibilidad y el carisma como estandarte. Junto a él, una no menos destacable Anna Kendrick que funciona como agradable complemento a la par que supone el elemento romántico de la trama. Una trama revestida con aire intimista que peca de edulcorante. Una corrección que venía en sobreaviso tras el cambio del llamativo título original “I’m with Cancer” al definitivo más neutro. Cincuenta por ciento valiente, respetuosa y fiel; cincuenta por ciento ingenua y excesivamente positiva.
Algo que no le resta valor a un filme encomiable en su fondo y más dubitativo en su forma. Una propuesta sincera y conmovedora que no deja de ser una tragedia. Prueba fehaciente es la escena previa a la operación final. Llena de tensión, dolor y desasosiego. 50/50 es una película de contrastes, la capacidad que tenga el espectador en adaptarse a la trama y converger hacia la figura de Adam modelarán el nivel de satisfacción final. Merece la pena por la laboriosa entrega de Joseph Gordon-Levitt a un papel difícil y que demuestra sus enormes cualidades. Una mirada positiva a una situación muy dolorosa que por suerte, en muchos casos de la vida real tiene salida. Ojalá la película que halle el remedio se haga realidad. Supondría el mejor final posible a todas esas amargas historias que son o han sido parte de nuestras vidas.
Lo Mejor: Joseph Gordon Levitt y Anna Kendrick. El guión de Will Reiser.
Lo Peor: El tono edulcorado y benévolo.
Puntuación: 7,5/10 CINE USA 2011/DRAMA.
Lo Mejor: Joseph Gordon Levitt y Anna Kendrick. El guión de Will Reiser.
Lo Peor: El tono edulcorado y benévolo.
Puntuación: 7,5/10 CINE USA 2011/DRAMA.