"Decepcionante aunque estiloso thriller policíaco de decente envoltorio pero nulo hilvanado narrativo. Ami Canaan Mann muestra maneras, tan sólo eso."
La Mostra de Venecia (sección oficial) y el Festival de San Sebastián, como escenarios de excepción, fueron testigos del debut de Ami Canaan Mann con Texas Killing Fields (2011). Hija de Michael Mann, director de algunas de las joyas de las dos últimas décadas cómo El último mohicano (The Last of Mohicans, 1991); Heat (1995); El dilema (The Insider, 1999) o Collateral (2004), Ami Canaan presenta una ópera prima que cuenta con su propio padre en la producción. Esta joven realizadora ya despuntó con un mediometraje llamado Morning (2001) que obtuvo varias menciones en diferentes festivales americanos. Tras un breve paso televisivo (con un episodio en la cuarta temporada de Friday Night Lights), su primer largometraje es la gran carta de presentación en la industria cinematográfica americana. Texas Killing Fields ha contado con el apoyo de cineastas reputados. ¿Suficiente para crear una cinta de éxito?
Tras la irregular y tibia acogida en los eventos nombrados, su paso por la cartelera estadounidense se tiñó de silencio, un presagio en forma de sospecha corroborado tras su visionado. Texas Killing Fields, un thriller de intriga ambientado en la América profunda, posee un aura opresiva y enigmática que engancha a la platea con dos simples giros. Desgraciadamente, se queda en bala de fogueo pese a su buen elenco y notable producción. Un filme fallido que, sin embargo, contiene detalles que hacen necesario el seguimiento de esta joven directora. Un progreso que dependerá, en cierta medida, de la libertad creativa y de la separación artística con respecto a la figura paterna. Michael Mann no hay más que uno. En la búsqueda de su propio estilo estará la clave en una carrera que promete buen cine.
La Mostra de Venecia (sección oficial) y el Festival de San Sebastián, como escenarios de excepción, fueron testigos del debut de Ami Canaan Mann con Texas Killing Fields (2011). Hija de Michael Mann, director de algunas de las joyas de las dos últimas décadas cómo El último mohicano (The Last of Mohicans, 1991); Heat (1995); El dilema (The Insider, 1999) o Collateral (2004), Ami Canaan presenta una ópera prima que cuenta con su propio padre en la producción. Esta joven realizadora ya despuntó con un mediometraje llamado Morning (2001) que obtuvo varias menciones en diferentes festivales americanos. Tras un breve paso televisivo (con un episodio en la cuarta temporada de Friday Night Lights), su primer largometraje es la gran carta de presentación en la industria cinematográfica americana. Texas Killing Fields ha contado con el apoyo de cineastas reputados. ¿Suficiente para crear una cinta de éxito?
Tras la irregular y tibia acogida en los eventos nombrados, su paso por la cartelera estadounidense se tiñó de silencio, un presagio en forma de sospecha corroborado tras su visionado. Texas Killing Fields, un thriller de intriga ambientado en la América profunda, posee un aura opresiva y enigmática que engancha a la platea con dos simples giros. Desgraciadamente, se queda en bala de fogueo pese a su buen elenco y notable producción. Un filme fallido que, sin embargo, contiene detalles que hacen necesario el seguimiento de esta joven directora. Un progreso que dependerá, en cierta medida, de la libertad creativa y de la separación artística con respecto a la figura paterna. Michael Mann no hay más que uno. En la búsqueda de su propio estilo estará la clave en una carrera que promete buen cine.
Dos detectives (Sam Worthington y Jeffrey Dean Morgan) investigan una serie de desapariciones de jóvenes mujeres en una intimidatoria zona pantanosa de Texas. Ambos, muy diferentes, afrontan de diversa manera un caso que se convierte en algo personal. Una trama típica del género que tiene en la atmósfera incomoda y agobiante su mayor y original baluarte. Canaan Mann nos dibuja un paisaje inhóspito, duro, sin lugar para la esperanza. Un terreno donde la humanidad se representa en su forma más grotesca. Tras la presentación de todos los personajes, una sensación de deja vú nos traslada a la reciente Winter’s Bone (Debra Granik, 2010), una de las revelaciones independientes del pasado año con la que comparte más de un paralelismo. En cambio toda la hipnosis que contiene la cinta interpretada por Jennifer Lawrence brilla por su ausencia en Texas Killing Fields.
Y ocurre, de manera principal, por su deslavazada estructura narrativa llena de numerosos altibajos (acompañado de unos giros cuestionables) que provocan una enorme sensación de confusión. En esos puntos más débiles de la historia el metraje se pierde generando una inconexión irrecuperable. Factor que afecta a los personajes muy desaprovechados y acartonados. Tan sólo la ubicua Jessica Chastain muestra un lado sólido de un reparto donde también destaca la presencia de la joven Chloe Moretz. Esta serie de desatinos lastran a la cinta de Canaan Mann acercándola peligrosamente al aroma de producción televisiva. Por suerte, el misterio implícito al escenario del relato logra que nunca la vista descanse. Su epílogo en forma de resolución del tópico jeroglífico deja el poso de una obra menor pero voluntariosa. No pasará la historia o quizás sí. Dependerá de como torne el camino de su autora.
Lo Mejor: Jessica Chastain. La atmósfera.
Lo Peor: Personajes desdibujados. Un guión con soluciones y descripciones paupérrimas.
Puntuación: 4,9/10 CINE USA 2011/THRILLER/AMÉRICA PROFUNDA.
Y ocurre, de manera principal, por su deslavazada estructura narrativa llena de numerosos altibajos (acompañado de unos giros cuestionables) que provocan una enorme sensación de confusión. En esos puntos más débiles de la historia el metraje se pierde generando una inconexión irrecuperable. Factor que afecta a los personajes muy desaprovechados y acartonados. Tan sólo la ubicua Jessica Chastain muestra un lado sólido de un reparto donde también destaca la presencia de la joven Chloe Moretz. Esta serie de desatinos lastran a la cinta de Canaan Mann acercándola peligrosamente al aroma de producción televisiva. Por suerte, el misterio implícito al escenario del relato logra que nunca la vista descanse. Su epílogo en forma de resolución del tópico jeroglífico deja el poso de una obra menor pero voluntariosa. No pasará la historia o quizás sí. Dependerá de como torne el camino de su autora.
Lo Mejor: Jessica Chastain. La atmósfera.
Lo Peor: Personajes desdibujados. Un guión con soluciones y descripciones paupérrimas.
Puntuación: 4,9/10 CINE USA 2011/THRILLER/AMÉRICA PROFUNDA.