“Drama coral, intenso y entretenido, dotado de carga moral y aupado por un completo y heterogéneo elenco de intérpretes que convierten lo anodino en notable."
Avalado por un enorme éxito en Francia, arribó a los cine europeos el tercer filme de Guillaume Canet, Pequeñas Mentiras Sin Importancia (Les petits mouchoirs, 2010). Canet, contrastado intérprete, debutó con Mi Ídolo (Mon Idole, 2002) drama sobre la amistad y la ambición que demostró las buenas maneras de este joven artista y que obtuvo buenas valoraciones en su país natal. El punto de inflexión llegó con su segunda obra, No Se Lo Digas a Nadie (Ne Le Dis à Personne, 2006). Con esta cinta de suspense se ganó a la crítica gala siendo la gran triunfadora de los premios César en 2006 con cuatro galardones (dirección, actor, música y montaje). Además de la realización, ambos filmes tenían en común el firmante del libreto: el propio Canet. Nada se le resiste a este autor destinado a marcar una época en la cinematografía francesa. Prueba de ello es Pequeñas Mentiras Sin Importancia.
Un terrible accidente pone en cuestión un habitual viaje de un grupo de amigos. Una escapada que termina realizándose pero que acaba sacando a la luz pequeños secretos entre ellos mientras su amigo lucha en soledad por su vida. ¿Cinismo o impotencia? La estancia de dos semanas en la playa resolverá esa incógnita y, sobre todo, desenmascarará los sentimientos de un grupo que aparentemente estaba muy unido. Pequeñas Mentiras Sin Importancia aborda el tema de la amistad desde un punto de vista sutil, casi íntimo, y lo hace de la mejor manera posible, perfilando uno a uno cada uno de sus personajes, dotándolos de alma, de personalidad y carisma. El gran mérito de Canet es la notable capacidad narrativa que convierte algo trivial en interesante y, sobre todo, ameno. Son dos horas y cuarto de buen cine que aúna realismo y entretenimiento.
Si en su breve filmografía, Canet demuestra un poderoso estilo, en Pequeñas Mentiras Sin Importancia se le añade una gran versatilidad como guionista. Su trabajo es casi perfecto en un guión lleno de vida donde todo el protagonismo se reparte de manera equitativa entre todos los personajes. Algo que permite el brillo de muchos de sus intérpretes. El caso más evidente es de Benoît Magimel (Vincent), toda una revelación en la estoica composición de un hombre atormentado. Un dolor que no le resta amabilidad y camaradería. Junto a Magimel (ganador de una Palma de Oro en Cannes en 2011 con La Pianiste) una siempre excelente Marion Cotillard (Marie), que sale adelante con un personaje algo estereotipado que hace del desorden sentimental su modus vivendi. Ambos son la punta del iceberg de un conjunto de inquietudes cuya importancia depende de la lente de cada cual.
En la composición de los caracteres no terminan las virtudes del filme de Canet. Logra mantener al espectador en vilo durante todo el metraje con franqueza y detalle. Una gran cualidad en una época donde el cine necesita multitud de giros para permanecer atractivo a los ojos del público. Canet cómo excelente apuntador y una banda sonora de lujo llena de clásicos americanos ratifican la calidad de Pequeñas Mentiras Sin Importancia. Una película cuyas virtudes pueden por mucho a sus, también, defectos (que los tiene). Toda una sorpresa del siempre sugestivo cine francés.
Lo Mejor: Excelente reparto donde destacan Marion Cotillard y Benoit Magimel.
Lo Peor: Ritmo narrativo irregular unido a algunos parches de guión innecesarios.
Puntuación: 7/10 CINE EUROPEO 2011/DRAMA/CINE FRANCÉS.
Un terrible accidente pone en cuestión un habitual viaje de un grupo de amigos. Una escapada que termina realizándose pero que acaba sacando a la luz pequeños secretos entre ellos mientras su amigo lucha en soledad por su vida. ¿Cinismo o impotencia? La estancia de dos semanas en la playa resolverá esa incógnita y, sobre todo, desenmascarará los sentimientos de un grupo que aparentemente estaba muy unido. Pequeñas Mentiras Sin Importancia aborda el tema de la amistad desde un punto de vista sutil, casi íntimo, y lo hace de la mejor manera posible, perfilando uno a uno cada uno de sus personajes, dotándolos de alma, de personalidad y carisma. El gran mérito de Canet es la notable capacidad narrativa que convierte algo trivial en interesante y, sobre todo, ameno. Son dos horas y cuarto de buen cine que aúna realismo y entretenimiento.
Si en su breve filmografía, Canet demuestra un poderoso estilo, en Pequeñas Mentiras Sin Importancia se le añade una gran versatilidad como guionista. Su trabajo es casi perfecto en un guión lleno de vida donde todo el protagonismo se reparte de manera equitativa entre todos los personajes. Algo que permite el brillo de muchos de sus intérpretes. El caso más evidente es de Benoît Magimel (Vincent), toda una revelación en la estoica composición de un hombre atormentado. Un dolor que no le resta amabilidad y camaradería. Junto a Magimel (ganador de una Palma de Oro en Cannes en 2011 con La Pianiste) una siempre excelente Marion Cotillard (Marie), que sale adelante con un personaje algo estereotipado que hace del desorden sentimental su modus vivendi. Ambos son la punta del iceberg de un conjunto de inquietudes cuya importancia depende de la lente de cada cual.
En la composición de los caracteres no terminan las virtudes del filme de Canet. Logra mantener al espectador en vilo durante todo el metraje con franqueza y detalle. Una gran cualidad en una época donde el cine necesita multitud de giros para permanecer atractivo a los ojos del público. Canet cómo excelente apuntador y una banda sonora de lujo llena de clásicos americanos ratifican la calidad de Pequeñas Mentiras Sin Importancia. Una película cuyas virtudes pueden por mucho a sus, también, defectos (que los tiene). Toda una sorpresa del siempre sugestivo cine francés.
Lo Mejor: Excelente reparto donde destacan Marion Cotillard y Benoit Magimel.
Lo Peor: Ritmo narrativo irregular unido a algunos parches de guión innecesarios.
Puntuación: 7/10 CINE EUROPEO 2011/DRAMA/CINE FRANCÉS.