INGENIERÍA DE CAMINOS
"Correcto entretenimiento que se desmorona a mitad de metraje debido a un guión lleno de tópicos cuya credibilidad se perdió en alguna esquina del destino."
‘Los hombres son dueños de su propio destino. Pueden cometer los mismos errores o, incluso pueden huir de todo lo que desean y de lo que la vida, generosamente, coloca ante ellos.’ (Brida, Paulo Coelho). Azar o consecuencia, el destino siempre ha sido el mapa más buscado de forma inherente por ser el humano. En un mundo que se mueve por diferentes tipos de amor e interés, el sino es el aspecto que hace a hombres y mujeres seres especiales. Ya lo advertía el personaje de Aquiles (Brad Pitt) en el filme Troya (Troy, Wolfang Petersen, 2004): “…Te contaré un secreto…Los dioses nos envidian…Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final….”; llega un momento en que todo acaba, el camino recorrido es una conjunción de nuestras decisiones, sentimientos y la diosa fortuna.
Así lo pensaba Philip K. Dick, en una de sus novelas cortas, The Adjustment Team (1954). Todo un clásico de la ciencia-ficción con tono pop, que cómo otras de sus creaciones pasa a la gran pantalla. Y lo hace bajo el sobrenombre de The Adjustment Bureau (en España, Destino Oculto, 2011), un filme alejado de la estética noir o steampunk de la obra de Dick y que se revela cómo una historia pasional a través del espacio y el tiempo. Aprovechando el éxito reciente de Inception (Christopher Nolan, 2010), The Adjustment Bureau es otras de las abanderadas de la romance/sci-fi de esta temporada junto a la entretenida Limitless (Sin Límites, Neil Burger, 2011) y la muy interesante Código Fuente (Source Code, Duncan Jones, 2011). Apodada de manera desacertada cómo un “Inception romántico”, la ópera prima de George Nolfi anhela con desesperación la profundidad y los sentimientos encubiertos de la gran película de Christopher Nolan.
Axioma definitorio de este subgénero de la ciencia-ficción, la credibilidad de The Adjustment Bureau iba a marcar, precisamente, el destino de ésta. Una tara que se hace enorme a mitad de metraje y que genera una desconexión que ni la buena dirección de Nolfi, ni la química entre sus intérpretes Emily Blunt y Matt Damon, ni la interesante aparición de los “agentes de reajuste” pueden salvar. La película se descompone cómo un castillo de naipes y el único interés es conocer que si existe un nexo al final del camino paralelo de los protagonistas. Una pequeña decepción porque la película disponía de todos los mimbres técnicos para salir de la convencionalidad y los estereotipos. Prueba de ello son su excelente banda sonora de Thomas Newman y la dirección de fotografía de John Toll.
Nolfi, guionista de la exitosa El Ultimátum de Bourne (The Bourne Ultimatum, Paul Greengrass, 2007), demuestra aplomo y valentía intentado apartar su obra de la vulgar novela de sobremesa. Escenas con ritmo vertiginoso, el uso de la arquitectura y el ensanche urbanístico neoyorquino son una excelente muesca del talento de este joven escritor. Precisamente, el uso de edificios, calles y vanos son el aspecto más llamativo de The Adjustment Bureau. Su extrapolación al diario que marca los caminos de cada protagonista es un perfecto reflejo de cómo funcionan nuestras vidas. Unas vidas que varían a cada segundo y gracias a las decisiones más triviales. Una puerta u otra, arriba o abajo, blanco o negro, izquierda o derecha…nuestra vida la marcan nuestras propias decisiones. En cambio, las relaciones entre el ser humano tienen connotación azarosa, y escrita o no, suponen el mayor desafío existente.
Carente de honestidad y plena en tópicos, The Adjustment Bureau palidece ante uno de los hitos recientes del género, Mr. Nobody (Jaco Van Dormael, 2011). Un filme franco, incomprensible cómo la misma suerte y que juega con nuestra memoria. Con probabilidad, The Adjustment Bureau hubiera encontrado su sendero a medida que se hubiera acercado al camino de Nemo Nobody. La creación de Nolfi sin resultar un filme de baja calidad nunca logra despertar sensaciones en un espectador ávido de respuestas. Unas respuestas, que lejos de la superficialidad, acabamos encontrando. De nosotros depende sacarle el partido y ponerle la guinda a la tarta.
Lo Mejor: Los vanos neoyorquinos.
Lo Peor: Insustancial y carente de atmósfera.
Puntuación: 5/10 CINE USA 2011/CIENCIA-FICCIÓN.
"Correcto entretenimiento que se desmorona a mitad de metraje debido a un guión lleno de tópicos cuya credibilidad se perdió en alguna esquina del destino."
‘Los hombres son dueños de su propio destino. Pueden cometer los mismos errores o, incluso pueden huir de todo lo que desean y de lo que la vida, generosamente, coloca ante ellos.’ (Brida, Paulo Coelho). Azar o consecuencia, el destino siempre ha sido el mapa más buscado de forma inherente por ser el humano. En un mundo que se mueve por diferentes tipos de amor e interés, el sino es el aspecto que hace a hombres y mujeres seres especiales. Ya lo advertía el personaje de Aquiles (Brad Pitt) en el filme Troya (Troy, Wolfang Petersen, 2004): “…Te contaré un secreto…Los dioses nos envidian…Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final….”; llega un momento en que todo acaba, el camino recorrido es una conjunción de nuestras decisiones, sentimientos y la diosa fortuna.
Así lo pensaba Philip K. Dick, en una de sus novelas cortas, The Adjustment Team (1954). Todo un clásico de la ciencia-ficción con tono pop, que cómo otras de sus creaciones pasa a la gran pantalla. Y lo hace bajo el sobrenombre de The Adjustment Bureau (en España, Destino Oculto, 2011), un filme alejado de la estética noir o steampunk de la obra de Dick y que se revela cómo una historia pasional a través del espacio y el tiempo. Aprovechando el éxito reciente de Inception (Christopher Nolan, 2010), The Adjustment Bureau es otras de las abanderadas de la romance/sci-fi de esta temporada junto a la entretenida Limitless (Sin Límites, Neil Burger, 2011) y la muy interesante Código Fuente (Source Code, Duncan Jones, 2011). Apodada de manera desacertada cómo un “Inception romántico”, la ópera prima de George Nolfi anhela con desesperación la profundidad y los sentimientos encubiertos de la gran película de Christopher Nolan.
Axioma definitorio de este subgénero de la ciencia-ficción, la credibilidad de The Adjustment Bureau iba a marcar, precisamente, el destino de ésta. Una tara que se hace enorme a mitad de metraje y que genera una desconexión que ni la buena dirección de Nolfi, ni la química entre sus intérpretes Emily Blunt y Matt Damon, ni la interesante aparición de los “agentes de reajuste” pueden salvar. La película se descompone cómo un castillo de naipes y el único interés es conocer que si existe un nexo al final del camino paralelo de los protagonistas. Una pequeña decepción porque la película disponía de todos los mimbres técnicos para salir de la convencionalidad y los estereotipos. Prueba de ello son su excelente banda sonora de Thomas Newman y la dirección de fotografía de John Toll.
Nolfi, guionista de la exitosa El Ultimátum de Bourne (The Bourne Ultimatum, Paul Greengrass, 2007), demuestra aplomo y valentía intentado apartar su obra de la vulgar novela de sobremesa. Escenas con ritmo vertiginoso, el uso de la arquitectura y el ensanche urbanístico neoyorquino son una excelente muesca del talento de este joven escritor. Precisamente, el uso de edificios, calles y vanos son el aspecto más llamativo de The Adjustment Bureau. Su extrapolación al diario que marca los caminos de cada protagonista es un perfecto reflejo de cómo funcionan nuestras vidas. Unas vidas que varían a cada segundo y gracias a las decisiones más triviales. Una puerta u otra, arriba o abajo, blanco o negro, izquierda o derecha…nuestra vida la marcan nuestras propias decisiones. En cambio, las relaciones entre el ser humano tienen connotación azarosa, y escrita o no, suponen el mayor desafío existente.
Carente de honestidad y plena en tópicos, The Adjustment Bureau palidece ante uno de los hitos recientes del género, Mr. Nobody (Jaco Van Dormael, 2011). Un filme franco, incomprensible cómo la misma suerte y que juega con nuestra memoria. Con probabilidad, The Adjustment Bureau hubiera encontrado su sendero a medida que se hubiera acercado al camino de Nemo Nobody. La creación de Nolfi sin resultar un filme de baja calidad nunca logra despertar sensaciones en un espectador ávido de respuestas. Unas respuestas, que lejos de la superficialidad, acabamos encontrando. De nosotros depende sacarle el partido y ponerle la guinda a la tarta.
Lo Mejor: Los vanos neoyorquinos.
Lo Peor: Insustancial y carente de atmósfera.
Puntuación: 5/10 CINE USA 2011/CIENCIA-FICCIÓN.