Es arduo y complicado hablar sobre Fringe, una de las series de mayor repercusión mediática en la red, omitiendo escenas e instantes de una trama, ya de por sí, compleja. Pese al intento de no desvelar datos relevantes, sugerimos a los lectores que estén viendo Fringe y no hayan terminado esta temporada o entre en sus planes seguirla que cesen la lectura de este artículo.
El serial creado por J.J Abrams es disfrutable de manera proporcional a la información adquirida y asimilada. Dejen caminar a su imaginación.
El serial creado por J.J Abrams es disfrutable de manera proporcional a la información adquirida y asimilada. Dejen caminar a su imaginación.
Llegó el final de la tercera temporada de Fringe. Una serie que llegó a las pantallas sin hacer mucho ruido y que se ha convertido en una de las producciones más seguidas y admiradas. Un triunfo popular que, sin embargo, no ha contado con el beneplácito de su cadena y las audiencias en Norteamérica. Algo que ha provocado que el riesgo de cancelación fuera más que evidente. Pese a estos datos definitorios para un producto televisivo americano, la cadena ha decidido continuar una temporada más en un guiño completo a sus fans.
Con total probabilidad, Fringe se despedirá la próxima primavera y esperemos que lo consiga a lo grande. Por lo pronto, el final de este tercer curso ha dejado las espadas en todo lo alto, con el público atónito y asombrado. Salvando las distancias, las imágenes finales del último capítulo recuerdan a la inolvidable y polémica Lost (Perdidos, 2004-2010). Con el mismo creador pero diferentes guionistas la gran diferencia entre ambas la marca un sustantivo: coherencia.
Tras un comienzo aletargado a caballo entre sendos mundos paralelos, Olivia Dunham (Anna Torv) y la Fringe Division han sabido captar la atención del espectador, haciéndole partícipe de estupendos episodios. Una historia de ritmo consonante cuyos eslabones se cerraban mientras se abrían otros interrogantes. La búsqueda de la agente Dunham por retornar “a su hogar” no sólo ha abierto la personalidad de este magnético personaje, también ha mostrado las trazas de un universo que en esencia no es tan diferente del que ella proviene. Un combate por el poder, por la subsistencia, en el que sólo puede prevalecer uno. Dos mundos paralelos enfrentados que buscan una solución en forma de conflicto. Una guerra que, por otra parte, debe mostrar su arma más poderosa. La llave que otorga un resultado y marca quien vive o muere. Dicha medida se llama Peter Bishop (Joshua Jackson). Con seguridad la pregunta más importante tras esta temporada de Fringe sea ¿Quién es Peter Bishop? y, sobre todo, ¿Qué será de Peter Bishop?
Si comenzamos con un sencillo paralelismo con Perdidos (Lost), Fringe tiene en Bishop a su John Locke particular. Un Orfeo moderno que lucha por amor y cuyo destino ya está marcado. No todo es mística y metafísica en Fringe. Destaca, ante todo, el gran desarrollo de los caracteres al servicio de un guión bien elaborado y ensamblado. Prueba de ellos son la season finale o el episodio en animación. Éste último una auténtica joya que homenajea a (ya) clásicos de la ciencia-ficción cómo Scanner Darkly (2006) o Inception (2010). Fringe demuestra que J.J Abrams sabe moverse entre aguas. Aquellas que separan el grandilocuente espectáculo con los momentos íntimos y personales. Por ello, el deseo es que tenga un final a la altura de las tres temporadas anteriores. Fringe y Abrams pudieran tocar un cielo paralelo con una de las mejores creaciones televisivas de todos los tiempos.
Puntuación: ***** ADICTOS EN SERIE/FRINGE FINAL 3ª TEMPORADA.