Blake Edwards nos ha brindado las mejores comedias de la historia del cine. Una de ellas justifica este mágico mundo que muchos amamos, Desayuno con Diamantes (Breakfast at Tiffany’s, 1961). Al igual que con Vacaciones en Roma (Rome Holiday, 1953) es inevitable poder enamorarte de Audrey Hepburn. La actriz anglo-belga se ganó nuestro corazón en cada interpretación, consiguiendo por derecho propio un hueco en la eternidad. Muestra de ello es Desayuno con Diamantes, una de las películas mejor valoradas de Edwards en una carrera llena de joyas imperecederas. Operación Pacífico (Operation Petticoat, 1959); Días de Vino y Rosas (Days of Wine and Roses, 1962); La Pantera Rosa (The Pink Panther, 1964); o El Guateque (The Party, 1968), son citas ineludibles para el amante del cine que no envejecen ni un ápice y que son estandarte de la época dorada del cine americano.Desayuno con Diamantes, no sólo demostró el talento de Edwards-Hepburn, también descubrió a un gran intérprete cuya carrera no terminó de arrancar: George Peppard. Uno de los aspectos más representativos del film de Edwards es su banda sonora a cargo de su habitual el gran Henry Mancini. Todo un himno del séptimo arte por parte del gran compositor francés. Mancini junto a John Williams y Ennio Morricone, probablemente, el mejor músico de cine de la historia. Para Desayuno con Diamantes creó un tema central brillante, Moon River, que al igual que la película aguanta los años con brillantez. Desayuno con Diamantes, un clásico irrepetible con una dama inolvidable.
