El episodio piloto equivale a la primera mitad del volumen número uno (hay escrito y dibujado trece libretos con setenta y ocho capítulos -2004/2010-). Cómo Rick Grimes (Andrew Lincoln) despierta en un hospital y se encuentra un mundo en cenizas dominados por unos seres (the walkers) que andan errantes en busca de carne humana. Narrada con un ritmo pausado, Darabont se muestra convincente en la explicación y nos van introduciendo en la trama cuyo primer destino es la ciudad de Atlanta. Encomiable el dibujo de los personajes con su dolor y sus miedos. Sobre todo Morgan Jones (Lennie James) y su hijo Duane (Adrian Kali Turner), que ven como mujer y madre deambula sin vida ante sus ojos. Ya en esta primera entrega se intuye que The Walking Dead va ser una serie de personajes que giraran entorno al héroe inesperado de la función, el policía Rick Grimes. Pero, ¿Qué otras lecturas nos deja el primer episodio?
Sobre todo, tensión contenida a cada paso del protagonista. Un temor sin estridencias, ni música grandilocuente, sólo el sutil movimiento de la cámara observando los restos de lo que antes era cotidiano y habitual. El capítulo piloto deja una serie de momentos que se te quedan grabados gracias a su poderío visual: la puerta entreabierta en el hospital, el giro del caballo a la vuelta de la esquina de un edificio o el instante bajo el tanque. La dudas existentes son ¿Cómo se va desarrollar el resto de episodios?, el cómo diversos trucos de esta primera muestra no se hagan repetitivos y si Darabont y el equipo de guionistas mantendrán el nivel inicial. Se verá lentamente como el paso tranquilo de los habitantes de este nuevo mundo.
Puntuación: *****