Existe el temor de que Fringe caiga en el error de Perdidos de abrir demasiados interrogantes y después no ofrecer respuesta alguna. En el comienzo de esta tercera temporada, la narración se divide en dos mundos con sus "Olivias Dunham" respectivas intercambiadas como eje de la historia. Estos primeros capítulos resultan algo confusos, con la sensación de que los guionistas están liando la madeja en exceso. Uno de los atractivos de Fringe era la relación paterno filial entre Peter (Joshua Jackson) y Walter (John Noble). En este curso pasa a un tercer plano siendo la agente Dunham la principal y única protagonista. Algo que está permitiendo a Anna Torv, la actriz que la interpreta, lucirse y mostrarse como una actriz muy interesante para el futuro. Fringe podría significar para Torv una lanzadera para proyectos en pantalla grande, talento y presencia no le falta.
También atractivo es el dibujo del mundo paralelo a la realidad. Un lugar de mayor evolución tecnológica donde hay interesantes personajes. Es de agradecer el personaje en esta dimensión de Charlie (Kirk Acevedo) como uno de los compañeros de Dunham. Para los seguidores es posible que añoren más momentos en el “mundo real” pero esta doble vertiente le da nuevos aires a Fringe. La pena es que todos los embrollos creados no puedan resolverse y Fringe pudiera correr el mismo camino que Flashforward. Sólo hay una manera de averiguarlo y hasta el final de la temporada no estará nada dicho. Fringe es una de las apuestas más fuertes de Fox con una legión de seguidores que esperan cada semana su teletransportación junto a Olivia, Peter y Walter a nuevas realidades. Una propuesta atractiva y adictiva para los fans de lo oculto.
Puntuación: ***