La sexta temporada terminó con la unión de Cuddy y House en plena recaída del doctor. Y con este eje comienza la séptima temporada. Esperemos que mejore la media de calidad de la anterior, marcada por numerosos episodios intrascendentes junto a otras magistrales como la apertura de temporada o el capítulo sobre el dictador africano (El Tirano). House se juega todas sus cartas en los comienzos y sobre todo en las season finale de cada temporada, dejando a un lado los episodios relleno cada vez menos sugerentes. La buena factura de los episodios y la labor de sus intérpretes salva la quema en numerosas ocasiones pero se le debería pedir más a los guionistas del longevo serial. Las audiencias americana y española respaldan a House, por el momento, pero el futuro de la serie dependerá de un mayor acierto en las historias. Por lo pronto, y tras seis años con la misma cabecera, han cambiado, añadiendo a los protagonistas que se incorporaron en cursos previos.
El comienzo de la séptima temporada, ha comenzado con un buen capítulo pero algo decepcionante si comparamos con el inicio de la anterior con House internado con la compañía de Franka Potente. Sin embargo, el segundo capítulo recuerda a los inicios con episodios llenos de emoción e historia clínica interesante. Ojala se mantenga la calidad en sucesivas entregas. La relación House-Cuddy puede dar mucho de sí, esperando que no se convierta en el mismo juego que House-Wilson del gato y el ratón. Se agradecen los protagonismos secundarios de Chase (Jesse Spencer) y Taub (Peter Jacobson). Hugh Laurie sigue a gran altura, pero con cierta sensación de hastío y cansancio. Veremos con se comporta el férreo corazón del doctor más ingenioso de la televisión.
Puntuación: ***