COMPLEJO DE ELECTRA
"Correcto thriller de ciencia-ficción con un interesante punto de partida inicial que cuya abrupta narración le separa de un resultado mejor."
Considerado un director de culto, Vincenzo Natali lleva una irregular carrera, de la que se esperaba mucho más cuando surgió en la escena cinematográfica con Cube (1997). Un film de ciencia-ficción con tintes claustrofóbicos que tuvo un gran éxito entre los fans del género. Cinco años más tarde nos trajo la interesante Cypher (2002) que, sin embargo, no obtuvo la repercusión esperada y sólo el mercado doméstico rescató la pretenciosa obra de Natali del anonimato. Tras Cypher, y algún que otro proyecto o colaboración fallida, el director canadiense vuelve con Splice. Presentada en Sitges el pasado curso, no obtuvo una gran acogida aunque se valoró su esfuerzo por revitalizar el género. En cambio, en su estreno americano consiguió buenas críticas que le devolvieron a Natali, la credibilidad perdida años atrás. Un éxito que le ha valido para encabezar nuevos proyectos cómo Neuromante en 2011.
Splice: Experimento Mortal, representa la enésima función del ser humano jugando a ser creador. Dos científicos expertos en ingeniería genética y pareja sentimental, deciden llevar adelante un proyecto que deja de lado la ciencia para tomar tintes psicológicos. La creación de Dren, un híbrido humano con la excusa de obtener curas para las enfermedades que desolan a la humanidad, acercará a los científicos a sus inseguridades. Con Dren se abre el debate sobre la maternidad y el mito de Electra (teoría de Jung que contrarresta al mito de Edipo freudiano) que llevará a funestas consecuencias. Splice bebe, en cierta medida, de clásicos cómo Species o Mimic, aunque apostando más por el suspense y el drama que por el terror. El interés se mantiene en todo momento, aunque va perdiendo fuelle con los drásticos cambios de sentido que, a su vez, van unidos al protagonismo de cada personaje. Se pasa de una “madre” obsesionada con su pasado a un “padre” que es cortejado por su criatura.
El giro final, bastante previsible si se atiende al desarrollo de la narración, le da cierta coherencia a la historia, aunque bastante precipitado en su ejecución. Splice, como muchas cintas del género, busca el efectismo dejando la innovación de lado. Con un desarrollo más profundo de la historia y los personajes Splice hubiera dejado de ser una cinta más. No se aleja en ningún momento de la serie B, con un presupuesto bastante limitado que se nota en cada escena. Los intérpretes irreprochables, cumplen su cometido. Los siempre correctos Adrien Brody y Sarah Polley cumplen su cometido, en una fábula donde Dren es la protagonista. Natali intenta “humanizarla” en todo momento y separar para el espectador el monstruo que lleva dentro. El público sabio y exigente, jamás encuentra empatía por este ícaro bípedo que lleva en sus genes la peor arma: la genética humana.
Splice, es un más que decente entretenimiento de verano, con una buena historia narrada de manera mediocre pero que parte de una idea y punto de vista diferente, algo que es digno de elogio. Al menos ha servido para que el realizador de origen canadiense, vuelva a la palestra y consiga nuevos e interesantes proyectos, le esperamos con Neuromante.
Lo Mejor: Las connotaciones psicológicas.
Lo Peor: Un montaje mediocre.
Puntuación: 5,5/10
"Correcto thriller de ciencia-ficción con un interesante punto de partida inicial que cuya abrupta narración le separa de un resultado mejor."
Considerado un director de culto, Vincenzo Natali lleva una irregular carrera, de la que se esperaba mucho más cuando surgió en la escena cinematográfica con Cube (1997). Un film de ciencia-ficción con tintes claustrofóbicos que tuvo un gran éxito entre los fans del género. Cinco años más tarde nos trajo la interesante Cypher (2002) que, sin embargo, no obtuvo la repercusión esperada y sólo el mercado doméstico rescató la pretenciosa obra de Natali del anonimato. Tras Cypher, y algún que otro proyecto o colaboración fallida, el director canadiense vuelve con Splice. Presentada en Sitges el pasado curso, no obtuvo una gran acogida aunque se valoró su esfuerzo por revitalizar el género. En cambio, en su estreno americano consiguió buenas críticas que le devolvieron a Natali, la credibilidad perdida años atrás. Un éxito que le ha valido para encabezar nuevos proyectos cómo Neuromante en 2011.
Splice: Experimento Mortal, representa la enésima función del ser humano jugando a ser creador. Dos científicos expertos en ingeniería genética y pareja sentimental, deciden llevar adelante un proyecto que deja de lado la ciencia para tomar tintes psicológicos. La creación de Dren, un híbrido humano con la excusa de obtener curas para las enfermedades que desolan a la humanidad, acercará a los científicos a sus inseguridades. Con Dren se abre el debate sobre la maternidad y el mito de Electra (teoría de Jung que contrarresta al mito de Edipo freudiano) que llevará a funestas consecuencias. Splice bebe, en cierta medida, de clásicos cómo Species o Mimic, aunque apostando más por el suspense y el drama que por el terror. El interés se mantiene en todo momento, aunque va perdiendo fuelle con los drásticos cambios de sentido que, a su vez, van unidos al protagonismo de cada personaje. Se pasa de una “madre” obsesionada con su pasado a un “padre” que es cortejado por su criatura.
El giro final, bastante previsible si se atiende al desarrollo de la narración, le da cierta coherencia a la historia, aunque bastante precipitado en su ejecución. Splice, como muchas cintas del género, busca el efectismo dejando la innovación de lado. Con un desarrollo más profundo de la historia y los personajes Splice hubiera dejado de ser una cinta más. No se aleja en ningún momento de la serie B, con un presupuesto bastante limitado que se nota en cada escena. Los intérpretes irreprochables, cumplen su cometido. Los siempre correctos Adrien Brody y Sarah Polley cumplen su cometido, en una fábula donde Dren es la protagonista. Natali intenta “humanizarla” en todo momento y separar para el espectador el monstruo que lleva dentro. El público sabio y exigente, jamás encuentra empatía por este ícaro bípedo que lleva en sus genes la peor arma: la genética humana.
Splice, es un más que decente entretenimiento de verano, con una buena historia narrada de manera mediocre pero que parte de una idea y punto de vista diferente, algo que es digno de elogio. Al menos ha servido para que el realizador de origen canadiense, vuelva a la palestra y consiga nuevos e interesantes proyectos, le esperamos con Neuromante.
Lo Mejor: Las connotaciones psicológicas.
Lo Peor: Un montaje mediocre.
Puntuación: 5,5/10