“Hipnótico, original y adictivo thriller en el mundo de los sueños, interpretado de manera brillante por un ensamblado elenco y dirigido por un Christopher Nolan soberbio que nos deja un mundo sin ningún tipo de limitación, abierto a la imaginación.”
“Los hombres despiertos no tienen más que un mundo, los hombres dormidos tienen cada uno su mundo”. Esta cita de Heráclito de Mileto hace justicia a las realidades que nos ofrece un director británico que nos invita a soñar y evadirnos en cada una de sus creaciones. Christopher Nolan prosigue una carrera imparable, acercándose al altar cinematográfico con un estilo mágico que involucra al espectador llevándolo al límite de la duda y el interés. Es de agradecer la presencia de Nolan en el cine actual aportando originalidad y complejidad con una filmografía repleta de títulos sugerentes. Memento (2000), Imsomnia (2002), Batman Begins (2005), El Truco Final (The Prestige, 2006), El Caballero Oscuro (The Dark Knight, 2008) y ahora Inception (Origen, 2010), representan esa fusión entre la espectacularidad y el clasicismo que logra la esencia del cine: vivir historias que sólo existen en la imaginación.
Con Inception, su última película, Nolan demuestra su capacidad para narrar historias, llamar la atención del público y hacerlo partícipe durante y tras la proyección. La consecución de “El Prestigio”, esa parte final de la estructura de un truco de ilusionismo, explicado en el filme interpretado por Christian Bale y Hugh Jackman, es llevado a Inception a su máxima expresión. Al público no le impresiona la explicación de cómo se hizo el truco, si no la sensación al verlo realizado. Ese axioma de El Truco Final: El Prestigio, representa esta nueva cinta de Christopher Nolan, donde la diferencia entre lo real y lo onírico esta delimitado por una fina línea. Línea de interpretación variable, unida a la clase de relación o empatía con la narración se adopte durante la proyección. Con Origen, Nolan nos sorprende y aturde con un viaje a diferentes niveles de la mente para introducirnos una idea.
Dom Cobb es un reputado y proscrito ladrón de secretos a través del sueño. Un encargo le permite la posibilidad de recuperar la vida familiar que el crimen le hizo perder. Para ello, deberá implantar una idea a un sujeto, próximo dueño de un emporio empresarial, que le haga cambiar su idiosincracia. El implante de esa idea se llama Origen, un viaje a las diferentes capas del subconsciente, en un paso por un laberinto onírico en la búsqueda de la libertad. Inception (Origen) no es sólo una cinta de ciencia-ficción o un thriller internacional metafísico, es una historia de amor y redención. Una historia que se sustenta en una narración brillante y por la empatía que despierta el protagonista principal, Cobb, interpretado por un excepcional Leonardo Di Caprio, que conecta y extrapola sus sentimientos al público.
Inception es un ejercicio elegante y exigente, que pide un máximo de atención y concentración, cercano al límite del agotamiento. El ritmo de la trama va en aumento tras un atractivo comienzo. El paso por el laberinto conformado por hasta cuatro niveles de sueño se hace ameno, interesante y adictivo. Uno de los grandes aciertos, es la aparición de la personalidad proyectada de los soñadores. Trazos del estilo vital de los personajes que se convierten en antagonistas cómo ocurren en nuestros propios sueños. Nolan se convierte en Carl Gustav Jung, en un análisis psicólogico del protagonista principal a través del onirismo. En numerosos momentos, es difícil distinguir que pertenece a la realidad o la consciencia. En la confusión y la duda, el realizador británico se mueve con soltura donde otros se acercarían a lo alucinógeno. Nolan nos lo muestra desde su punto de vista realista, haciendo posible lo imposible.
Además de la dirección y guión de Nolan, todo brilla a gran nivel en Origen. Escenas de alto voltaje mostradas con tino y nervio cómo la persecución en Mombasa, la escena de gravedad cero en el hotel (ya un icono del séptimo arte) o el desarrollo final del film; un montaje de escenas a cargo de Lee Smith sobresaliente; la banda sonora de Hans Zimmer con un tema principal tan épico como desasosegante, en una partitura grandilocuente a la altura de esta obra maestra de Nolan. Recalcar el tema final (Time) que al igual que la conclusión, queda grabada en mente y corazón en uno de los momentos históricos de esta década de cine. Los efectos sonoros y visuales, en su amplia mayoría tradicionales, marcarán tendencia en el futuro, al igual que la fotografía de Wally Pfister (ya habitual con Batman y El Truco Final: El Prestigio) con una selección de ocres y azulados que logran un brillante atmósfera que atrapa en todo momento. Inception, técnicamente perfecta además posee alma gracias a Christopher Nolan y unos estupendos actores.
Un elenco, donde el protagonismo (salvo Cobb-Di Caprio) es comedido y limitado, planteado de manera intencionada por su director. Breves pero atinadas caracterizaciones de interesantes personajes. El equipo de Cobb nos deja a Ariadne (mismo nombre que la guía de Teseo en el laberinto del Minotauro en la mitología griega) interpretado por Ellen Page, Eames un falsificador (Tom Hardy) y, sobre todo, Arthur, el socio de Cobb, un enigmático personaje que goza de grandes momentos en el film. Arthur interpretado con firmeza por Joseph Gordon-Levitt, representa ese deseo de conocer más sobre los personajes de Origen, y que se revelan al servicio de la historia creada por Christopher Nolan. Los antagonistas del largometraje son un notable Cillian Murphy, en un papel diferente al que acostumbra, cómo objetivo (The Mark) y Mal (Marion Cotillard), esposa de Cobb, cuyas proyecciones en los sueños siembran el pánico y la incertidumbre. Ken Watanabe, Michael Caine y un recuperado Tom Berenger, completan este excelso reparto que destaca cómo conjunto por encima de las individualidades.
Mención aparte es Leonardo Di Caprio, en una de las mejores interpretaciones de los últimos años. Representa el alma de Origen, todo importa y se hace interesante gracias a Dom Cobb. Él aleja la frialdad de este tipo de relatos con la personificación de la culpabilidad y la salvación. Un gran personaje que Di Caprio hace sentir cómo si fuéramos nosotros mismos. Una actuación que va creciendo y que tiene su punto álgido en el final de filme. Di Caprio con Inception ha escrito otra página de oro en el celuloide al igual que su compañero y director Christopher Nolan. Una cinta sobresaliente, que bebe de toda la cultura cinematográfica del siglo pasado. Se apuntan muchas influencias: 2001, Odisea en el Espacio de Stanley Kubrick; Matrix; Al Servicio de su Majestad de Peter Hunt (1969) e incluso Los Héroes del Telemark (Anthony Mann, 1965), pero Inception (Origen) ya tiene creado un hueco propio en la historia del cine reciente.
Un final de múltiples interpretaciones, que nunca tendrá explicación, fijo en la citada línea de separación entre lo real y lo irreal. Lo que si queda claro, es que una vez más Christopher Nolan ha alcanzado El Prestigio, aplicando al público un Origen, implantando una genial semilla en nuestras mentes, un parásito poderoso y sugestivo que nos recuerda porque amamos el cine. “Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar” (Antonio Machado).
“Los sueños nos parecen reales mientras los tenemos, sólo cuando nos despertamos nos damos cuenta de que algo no cuadra.”
Lo Mejor: La dirección y el guión de Nolan. Un gran Leonardo Di Caprio que encabeza un casting excelente, donde también destacan Marion Cotillard, Cillian Murphy y Joseph Gordon Levitt. Grandes momentos para la historia del cine cómo el final y las escenas en el hotel.
Lo Peor: Demasiado densa con el riesgo de (bendito) agotamiento mental.
Puntuación: 9,5/10