La vidas posibles de Mr. Nobody | Mr. Nobody, Jaco Van Dormael, 2009
“You have to make the right choice. As long as you don't choose, everything remains possible”.
"Fantástica alegoría sobre el amor y el destino, que rezuma arte de primera clase con una emocionante historia vital que traspasa las barreras temporales."
La ilimitada concepción del espacio y el tiempo ha sido un tema recurrente en el mundo del cine, que Michel Gondry elevó a la máxima categoría con Olvídate de mí (The Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2005). Una vida que va generando distintas vías paralelas a cada elección que tomamos. Vías que aparecen en nuestro subconsciente, en cada sueño y que en diferentes momentos de nuestra existencia su vivencia se convierten en un anhelo del ser humano. Lo real y lo onírico, sin distinguir ambos. Una compleja premisa, que mantiene un factor en común indivisible: los sentimientos. El amor permanece, sin sufrir desgaste a cada paso dado. Puede que esté hibernando, suspendido, en espera u oculto, pero siempre está ahí en diferentes épocas, contextos y personas.
Olvídate de mí de Gondry, nos dejó el mayor hito sobre el romance onírico jamás creado. Pero no el único del director galo, que supo moverse en la conciencia humana con filmes cómo La ciencia del sueño, 2006) o Rebobine por favor (Be Kind Rewind, 2008) creando un estilo muy particular que ha creado escuela entre los realizadores europeos. Antes el alemán Tom Tywker nos dejó la estupenda Corre Lola corre (1998). Y ahora, de plena actualidad, el británico Christopher Nolan, un maestro de la narración no lineal, que dota al tiempo de protagonismo en sus historias sobre la obsesión. Memento (2000) e Inception (2010) representan la unión de la consciencia y la subconciencia creando diferentes realidades y mundos. La televisión tampoco es ajena a esta atractiva premisa con creaciones cómo Fringe o Flash Forward. Influenciado por Gondry, el realizador belga Jaco Van Dormael, nos deja una hermosa historia sobre los sentimientos atemporales en Mr. Nobody.
Avalada por un gran éxito de público en diferentes festivales europeos (entre ellos en Sitges) Mr. Nobody es la cinta más ambiciosa de Jaco Van Dormael. Un cineasta belga, siempre sorprendente y sugerente, que en sus obras anteriores dio muestras de una excelsa creatividad. Totó El Héroe (Totó Le Héros, 1991) y El Octavo Día (Le Huitieme Jour, 1996) son cintas de culto que coleccionaron numerosos premios en el circuito europeo. Ahora con Mr. Nobody, promete atravesar el atlántico con una original propuesta encabezada por uno de los intérpretes más interesantes del momento: Jared Leto. El actor de Louisiana, es Nemo Nobody, un hombre que un día vuelve a la consciencia siendo el último y longevo hombre mortal con vida. En unos opacos recuerdos, narra sus diferentes percepciones vitales que van unidas al destino creado a cada acción.
Mr. Nobody (Las vidas posibles de Mr. Nobody en España), es una cinta inclasificable de ciencia-ficción, donde se necesita toda la atención del espectador. Una atención que será recompensada con un constante dejavú de sensaciones. De las tres tramas (representada en cada una de sus esposas), la más interesante es su relación con la mujer interpretada por Diane Kruger, Anna. El resto son satélites con los destinos paralelos que le hubieran deparado a Nemo. En cierta medida, Mr. Nobody hereda la sensibilidad de Darren Aronofsky con La fuente de la vida (The Fountain, 2005). Kruger y Leto poseen una química soberbia (al igual que Hugh Jackman y Rachel Weisz), estandarte de un film sobre la familia, el amor y la dependencia emocional humana. El desarrollo de Nemo desde su etapa infantil, adolescencia y etapa adulta esta narrada de manera veraz atrapando al espectador, al que no suelta incluso después de la proyección.
Mr. Nobody, puede ser considerada una obra destinada a un público intelectual con aires pretenciosos y existencialistas. Pero es mucho más que eso, es una creación con alma, donde el amor tiene vida propia y es el motor de un personaje que refleja un poco de nosotros mismos. La fotografía de Christophe Beaucarne y la música de Pierre Van Dormael, contribuyen de manera notable a una película diferente, que emociona y te traslada a esos mundos paralelos que sólo tienen cabida en sueños. Todos los caminos en tu mente, diferentes realidades y una única vivencia. Un clásico de la ciencia-ficción en ciernes donde nada es real y todo es posible.
Premio del público en los European Film Awards 2010.
Emilio Luna.
Lo mejor: Su estructura, su montaje y la dupla Leto-Kruger.
Lo peor: Se necesita una mente abierta dispuesta a participar en la historia propuesta por Van Dormael.
Puntuación: 8,5/10.