EL HÉROE PURITANO
“Desenfada y muy entretenida cinta de espada y brujería, alejada de cualquier pretensión, que nos presenta un interesante personaje interpretado por James Purefoy.”
El cine de magia y caballeros, no vive su mejor momento, debido a la proliferación de sagas insustanciales (Las Crónicas de Narnia, Eragon, La Última Legión...), que sobrecargaron el género hasta convertirse en repetitivo y anodino. La adaptación de la novela de Tolkien, y su éxito, fueron el punto de partida y también el final de un género que vivió su apogeo en los ochenta. Del creador de uno de esos hitos, Conan, Robert E. Howard, nos llega el personaje de Solomon Kane y su adaptación al celuloide. Una producción franco-británica dirigida por Michael Bassett, que fue presentada en el festival fantástico de Sitges con una tibia acogida. Un film que está funcionando en taquilla, gracias a una apuesta desinhibida con un carismático héroe interpretado por James Purefoy (Destino de Caballero, Roma).
El antihéroe, es una figura clave en este tipo de producciones: quien no recuerda a Madmartigan (Willow), Trancos (El Señor de los Anillos) o incluso Hans Solo (La Guerra de las Galaxias). Kane, entra dentro de esta categoría, villano que asciende de los infiernos para luchar con el bien. Él, nos hace protagonistas de una aventura, que tiene momentos realmente logrados (los instantes previos a la aparición de la bruja), y que a medida que el metraje pasa, se va haciendo más previsible hasta desembocar en un final algo atropellado. Pese a ello, cuenta con una buena ambientación, lúgubre fotografía y un buen ritmo narrativo, aspectos positivos que adecentan el resultado final. Una divertida propuesta, que reverdece los clásicos ochenteros, y que pueden hacer amena una lluviosa tarde dominical.
Lo Mejor: James Purefoy; su inicio y algunos guiños a películas del género.
Lo Peor: Algunas incongruencias, partes inconexas y el final algo flojo.
Puntuación: 6/10
“Desenfada y muy entretenida cinta de espada y brujería, alejada de cualquier pretensión, que nos presenta un interesante personaje interpretado por James Purefoy.”
El cine de magia y caballeros, no vive su mejor momento, debido a la proliferación de sagas insustanciales (Las Crónicas de Narnia, Eragon, La Última Legión...), que sobrecargaron el género hasta convertirse en repetitivo y anodino. La adaptación de la novela de Tolkien, y su éxito, fueron el punto de partida y también el final de un género que vivió su apogeo en los ochenta. Del creador de uno de esos hitos, Conan, Robert E. Howard, nos llega el personaje de Solomon Kane y su adaptación al celuloide. Una producción franco-británica dirigida por Michael Bassett, que fue presentada en el festival fantástico de Sitges con una tibia acogida. Un film que está funcionando en taquilla, gracias a una apuesta desinhibida con un carismático héroe interpretado por James Purefoy (Destino de Caballero, Roma).
El antihéroe, es una figura clave en este tipo de producciones: quien no recuerda a Madmartigan (Willow), Trancos (El Señor de los Anillos) o incluso Hans Solo (La Guerra de las Galaxias). Kane, entra dentro de esta categoría, villano que asciende de los infiernos para luchar con el bien. Él, nos hace protagonistas de una aventura, que tiene momentos realmente logrados (los instantes previos a la aparición de la bruja), y que a medida que el metraje pasa, se va haciendo más previsible hasta desembocar en un final algo atropellado. Pese a ello, cuenta con una buena ambientación, lúgubre fotografía y un buen ritmo narrativo, aspectos positivos que adecentan el resultado final. Una divertida propuesta, que reverdece los clásicos ochenteros, y que pueden hacer amena una lluviosa tarde dominical.
Lo Mejor: James Purefoy; su inicio y algunos guiños a películas del género.
Lo Peor: Algunas incongruencias, partes inconexas y el final algo flojo.