“Paupérrima adaptación a la gran pantalla de una de las novelas del momento, dirigida a un público juvenil y-o con problemas intelectuales.”
Nosferatu de Friedrich Murnau, fue el comienzo de uno de los géneros cinematográficos por excelencia, los vampiros. Mucho ha llovido desde la tenebrosa historia sobre el señor de la noche del director alemán. A lo largo de los años la leyenda ha sido adaptada a distintas épocas, sociedades y culturas. Muy lejos quedan los tópicos que nos mostró el Drácula de Christopher Lee, remota ya la elegancia y el romanticismo del Drácula de Bram Stoker de Francis Ford Coppola y Entrevista con un Vampiro de Neil Jordan. La actualización del género, nos trae al vampiro como una raza social (Blade), como un asesino despiadado (30 Días de Oscuridad) o incluso como una estrella de Rock (La Reina de los Condenados). Un género vivo, en cine, novela e incluso serie de televisión y que se adapta a las diferentes sociedades y que permanecerá vivo, como eterno que es, para siempre. Basada en una novela de éxito y orientada a los jóvenes, nos llega una nueva saga, que tiene su primer episodio en Crepúsculo (Twilight).
El amor eterno, es sin duda, el denominador de las grandes películas sobre el género vampírico. De esta premisa, parte Crepúsculo, film que intenta plantear las dudas de una mortal sobre la eternidad, solo por permanecer cerca de su amado. El planteamiento es muy interesante, pero se queda ahí. La historia llena de tópicos juveniles y sin fondo alguno, se estrella y provoca la risa y el aburrimiento a partes iguales. No ayuda la actriz protagonista, Kristen Stewark, con una interpretación penosa, no ayudan los diálogos (creados por el guionista de Dawson Crece en una cogorza), ni la dirección (Catherine Hardwicke, le dejo el mando al basurero del estudio). El guión esta completamente deslabazado, con acciones carentes de sentido (es curioso que el protagonista se ponga bajo el sol y parezca Priscilla, la Reina del Desierto) y contado con enorme prisa. Solo el paisaje, algunas piezas musicales, y algún momento tierno, te libran de las ganas de aniquilar al acomodador (como si hubiera en los cines de Cáceres). Si queréis sorprender a vuestra chica, regalarle flores, dejad el cine para otro año. Para seguidores del Ketchup consumer y para los que declaran amor incondicional en el Latino a las ocho de la mañana…
Lo Mejor: El enclave, la iluminación, y el punto de partida inicial.
Lo Peor: Las interpretaciones, diálogos, la historia y la dirección.
Puntuación: 3/10