A David Ayer, parece ser, que no le importa que le encasillen en el subgénero de la corrupción policiaca, en esta su segunda película como director. Ya ha llovido, desde que su guión en Training Day (2001, Antoine Fuqua) le diera no sólo el reconocimiento, también un gran éxito de público y crítica. En 2006, estreno su primer film, muy parecido al guión de la obra de Fuqua, Harsh Times con Christian Bale, una irregular aunque por momentos interesante cinta, que pasó desapercibida por todo el mundo, y que dejaba el regusto de haberla visto antes. La premisa en estos dos filmes era básica, un policía veterano y otro joven, uno corrupto y otro defensor de los derechos y de la verdad, uno que ejercita de mentor y otro de alumno...hasta que este tiene que elegir en que bando está. En su segundo film, Los Dueños de la Calle, se aleja levemente de este patrón, pero no del mundo de la corrupción policial, si en una película estrenada, hace poco tiempo, We Own Night, nos mostraba todo el honor de la policía de New York, en esta última obra de David Ayer nos muestra todas las miserias del cuerpo policial americano. Los Dueños de la Calle nos llegó a España, con malas críticas y poca recaudación, ¿Tienen razón los críticos americanos?
Pues en parte sí, ya que es una película que hemos visto en numerosas ocasiones, y que no aporta nada nuevo al género, además se le unen un narración algo desbocada, en pro de la escenas de acción, y un guión algo deslabazado con actitudes de los personajes cerca de la incoherencia. Y por otro lado, no, porque es bastante entretenida, con buenas e interesantes interpretaciones, buena música, que, aunque previsible, te mantiene atento durante todo el metraje. Este irregular film, narra la historia de Tom Ludlow un policia atormentado por su vida y su pasado, con metodos pocos ortodoxos de detención policial ("detención" es mucho decir) que se ve siempre respaldado por su equipo, todo hasta que por una serie de circunstancias es inculpado del asesinato de un compañero, y el tendrá que descubrir la verdad y salir del entuerto en el que ha sido metido. Todo con grandes dosis de acción y poco intelecto.
Una buena razón, para ver este film, es el reparto, bastante meritorio. El protagonista, Tom Ludlow, es interpretado por Keanu Reeves, en una muy buena interpretación, sobre todo en las escenas de acción. Chris Evans, aparece brevemente, y aunque su personajes no se entiende como aparece y el por qué de su presencia, esta bastante bien en sus minutos de metraje. Hugh Lawrie, hace de House, pero en versión Agente de Asuntos Internos, con todos los tics y gestos archirepetidos en la pequeña pantalla, pero que convence como el duro y correoso investigador que va tras Ludlow. Forest Whitaker, está muy cargante en su papel de comisario, sobreactuado y tiene un festival de aspavientos que harían temblar al mismísimo Gary Oldman, este actor es muy bueno en papeles comedidos, algo que no pasa en sus últimas interpretaciones. El reparto femenino, es simplemente, anecdótico.
El director, no sabe darle un sello propio a su obra, salvo por la temática en sí, parece que solo le importa la adrenalina de la acción, y nada de la personalidad de Ludlow, de la que se podía extraer mucho más, y podía a ver dado un toque más interesante al film. El guión está bastante desestructurado, y aunque con algún buen momento, no pasa de previsible y algo lioso para el producto final. Tanto en los aspectos técnicos como la banda sonora es bastante notable, de muy buen nivel, y que le dan empaque a la película.
Dueños de la Calle, es una muy entrenida película, que te hace pasar el rato, sin pensar demasiado, y que gustará a los amantes del género. Es una buena prueba, de que Reeves es válido para films de acción y nos da otra buena muestra más, del histrionimo de Whitaker.
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