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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Vulcanizadora

    || Críticas | FICX 2024 | ★★★★☆ |
    Vulcanizadora
    Joel Potrykus
    El tempo cómico de la gravedad moral


    Yago Paris
    Gijón |

    ficha técnica:
    Estados Unidos. 2024. Título original: Vulcanizadora. Director: Joel Potrykus. Guion: Joel Potrykus. Productores: Daniel Berger, Kevin Clancy, Hannah Dweck, Matt Grady, Ashley Potrykus, Theodore Schaefer. Productoras: Dweck Productions, Factory 25 Productions, Sob Noisse Movies. Fotografía: Adam J. Minnick. Música: -. Montaje: Joel Potrykus. Reparto: Joshua Burge, Joel Potrykus, Solo Potrykus, Scott Ayotte, Sherryl Despres.

    En Joel Calls Indie Film Type Dudes, un cortometraje de 2020, el cineasta Joel Protrykus se dedica a llamar a diferentes colegas del mundillo del cine independiente para chequear cómo están llevando la pandemia de COVID-19, poco tiempo después del estallido de la crisis sanitaria mundial. Potrykus, el protagonista del filme, se filma sentado en una mesa, realizando llamadas telefónicas con su móvil, y con el altavoz activado para que se registre la voz de la persona al otro lado de la línea. La premisa consiste en que las personas que reciben estas llamadas no saben que están siendo grabadas y que forman parte de un cortometraje. La propuesta, que recuerda a creaciones de Sacha Baron Cohen como Borat (Larry Charles, 2006) o ¿Quién es América? (Who Is America?, 2018), se fundamenta en provocar situaciones cómicamente incómodas, sin que los participantes sean conscientes de que la persona con la que están interactuando está interpretando un papel. En el caso concreto de Potrykus, la broma consiste en preguntarles, con tono afectado y concienciado, cómo se encuentran y cómo están llevando la crisis sanitaria, para, pocos segundos después, interrumpirles y colgar rápidamente, mostrando desinterés por lo que tienen que contarle. De esta manera, el cineasta parece querer mofarse de ciertas tendencias sociales que se manifestaron durante la pandemia, momento en el que a todos nos dio por ponernos en contacto con nuestros allegados, pero quizás sin especial interés por conectar con sus vivencias. O quizás simplemente mimetizó esta tendencia y le dio un quiebro desde el humor de la incomodidad. Sea cual sea el caso, el aparentemente tímido e introvertido Joel Potrykus muestra en este corto un notable talento para el timing cómico.

    Lejos de ser la constante, Joel Calls Indie Film Type Dudes es una especie de rareza dentro de la carrera de Joel Potrykus. El cineasta estadounidense se ha caracterizado por narraciones ensimismadas y de un tono francamente derrotista. Aunque su cine suele moverse en el ámbito de la comedia, esta es gélida. Sus personajes acostumbran a ser slackers con fachada de punkie antisistema, que tienden a encerrarse en sí mismos y ser incapaces de salir de su burbuja de miseria moral, autodesprecio, autojustificación y autoindulgencia. Su cine retrata los lugares oscuros que el ser humano puede llegar a alcanzar cuando pasa demasiado tiempo sin salir de casa ni interactuar con nadie. Sus personajes son cenizos y antipáticos, unos «pringaos» que cuentan con un potente mundo interior y que podrían ofrecer claridad en el cacao moral de nuestro presente, pero que, sumidos en la desesperanza y en la pereza, optan por dejarse llevar y echarse a perder. La mejor versión de este prototipo de personaje lo representa Joshua Burge, el actor fetiche de Potrykus, quien ha protagonizado, entre otras, Ape (2012), Buzzard (2016) y Relaxer (2018). La gestualidad desganada de Burge, a la vez patético y antipático, coloca al espectador en un lugar incómodo, incapaz de apiadarse de un ser insuficientemente carismático como para perdonarle sus defectos, pero con quien se acaba sufriendo a medida que este se va metiendo en un hoyo cada vez más profundo.

    Así, el peculiar y cómico Joel Potrykus encuentra su alter ego en el antipático y molesto Joshua Burge. Este diálogo de personalidades se produce por primera vez en Buzzard. Aunque Potrykus ya aparecía como actor en Ape, es en Buzzard donde se explora esta peculiar relación cinematográfica. La experiencia se repite en Vulcanizadora (2024), presente dentro de la Sección Oficial Albar de la edición de 2024 del Festival Internacional de Cine de Gijón. La última cinta de Potrykus es una suerte de secuela de Buzzard, pues cuenta con los mismos personajes, interpretados por los mismos actores. En la primera parte de este universo, Marty (Joshua) y Derek (Joel) son compañeros de oficina, y tratan de sobrevivir al inmenso tedio de la vida mediocre y el trabajo insignificante, en una línea similar a la de Trabajo basura (Office Space, Mike Judge, 1999), pero con tendencias hacia la autodestrucción y la rebelión pueril. El escenario de Vulcanizadora cambia completamente. Durante el grueso del metraje, los dos personajes, aislados del resto de la sociedad, llevan a cabo una excursión por los bosques de Michigan. El objetivo de la aventura no se desvela, pero el punto final es llegar a la orilla de un lago. Por el camino, los personajes interactúan, discuten y tratan de soportarse el uno al otro.

    El filme está separado en dos mitades bien diferenciadas, y en cada una de ellas uno de los personajes se convierte en el verdadero protagonista del segmento narrativo. El primero, que transcurre en la naturaleza, está comandado por Derek. Siendo Potrykus el líder de las escenas, estas automáticamente se tiñen de una notoria comicidad. Derek es el típico amigo cargante, con poca consciencia de su propia pesadez, y que es incapaz de estarse quieto más de treinta segundos, tanto de mente como de cuerpo. A Derek se le ocurren ideas disparatadas todo el rato, y antes de pararse a pensar si son pertinentes ya las está realizando. El contraplano de cada una de sus acciones es la mirada displicente de Marty, quien no disimula el desprecio que Derek le inspira. Marty tiene un plan, y por algún motivo necesita a Derek para llevarlo a cabo, pero no lo soporta, de ahí que lo utilice sin tapujos. Sin embargo, la cándida inocencia de Derek, un perturbador ser, quizás no de luz, pero sí de energética proactividad, le impide ser consciente de la situación, pues Derek no necesita nada para estar contento, aunque todo sea al mismo tiempo un autoengaño para evadirse de la profunda tristeza y la sensación de fracaso que comandan su vida. Esta conjunción de impresiones provoca que la primera mitad de Vulcanizadora sea una desconcertante comedia plagada de valiosos gags que se sustentan en la comicidad clown de Joel Potrykus.

    Una vez el plan se ha llevado a cabo, comienza la segunda parte del filme, en la que Marty se convierte en el protagonista de la historia. El desprecio de este hacia Derek torna en sentimiento de culpabilidad y voluntad de enmendar sus errores, pero, tratándose de un personaje cenizo y atractor de problemas como Marty, nada positivo se puede esperar de sus acciones. El tono vira de la sorprendente comicidad de la primera parte hacia un terreno notablemente más oscuro, y más cercano al cine anterior de Potrykus. Sin embargo, algo de la esencia de la primera parte se mantiene en esta segunda, de ahí que se establezca un notable diálogo de visiones sobre la vida, las de cada uno de los personajes. Marty es un personaje literalmente sacado del cine anterior de Potrykus, un modelo cinematográfico tan ensimismado que tiende al estancamiento, y tan cenizo que al final resulta algo simplista. El cambio que se produce en Vulcanizadora no solo revitaliza la narración con un sentido del humor que agiliza el ritmo, sino que la combinación de estas dos miradas da lugar a la confección de un tono más profundo, basado en las contradicciones emocionales y morales propias de la vida, y más concretamente de los personajes en crisis vital. Por último, da la impresión de que el propio Potrykus ha dado un salto de madurez en su capacidad para filmar y montar sus filmes, dando lugar a escenas notablemente más cinematográficas, en buena medida a través de un mejor dominio del tempo narrativo –ejemplo de ello es la impactante escena en la comisaría–. Vulcanizadora, probablemente el mejor filme de Potrykus hasta la fecha, parece ser la demostración de que, en ocasiones, para alcanzar un nivel más profundo y desasosegante de reflexión hay que optar por cierta ligereza. ♦


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