Take a walk to the cool side
crítica a Mientras seamos jóvenes (While We're Young, Noah Baumbach, 2014)
«La ficción trata sobre mí, el documental habla de otra persona».
Noah Baumbach recurre a Godard para exponer el ideal de autoría documental cuando se trata de representar la realidad de forma objetiva e imparcial. Asimismo, su nueva película, Mientras seamos jóvenes (While We’re Young), comienza con un extracto de la obra The Master Builder, del dramaturgo noruego Henrik Ibsen. En este drama, Ibsen se adentraba metafóricamente, como también lo hace la comedia de Baumbach, en los temores de las generaciones de mediana edad ante la llegada de los prometedores y perspicaces jóvenes. Desde el comienzo de la cinta nos percatamos de que, al igual que en el resto de su filmografía, el director neoyorquino plantea un conflicto generacional. Sin embargo, en esta ocasión no parece que sea el temor a envejecer, ni la resistencia a aceptar la madurez propia de los eternos adolescentes del siglo XXI lo que obsesiona a los personajes de la película, sino más bien un simple caso de inadaptación al medio. El espectador se introduce de lleno en un mundo que conoce a la perfección, un mundo con unas reglas establecidas muy bien definidas que resultan imposibles de esquivar, por lo que o estás con el sistema, o estás contra él. Y posicionarse en el ámbito contracultural tecnológico, e ideológicamente primitivista puede parecer muy “cool” si eres un hypster de 24 años sin ningún temor a las ideas preconcebidas, pero para un matrimonio de 40, el hecho de escuchar música en discos de vinilo o ver películas en VHS puede parecer, a ojos del ciudadano medio con tendencia a prejuzgar a las personas, como un auténtico problema de adaptación más que como un deliberado comportamiento transgresor.
Y en ésas se encuentra Josh, un director de documentales indeciso, creador de una única obra de cierta relevancia y estancado en su falta de resolución artística, que vive a la sombra de su suegro, un reputado documentalista. Tanto Josh como su mujer, Cornelia, están atravesando una etapa complicada a consecuencia de su condición de “matrimonio sin hijos”. Esta posición los distancia de sus amigos; sus estilos de vida han dejado de compartir aficiones comunes, por lo que, de nuevo, el no sentirse aceptados por un sector parental que trata de convertirlos al “lactancismo” continuamente, los moverá a buscar la manera de auto-convencerse de que no tienen por qué seguir las convenciones sociales establecidas “Tenemos la libertad que ellos no poseen… qué más da lo que hagamos con ella”, repite la pareja para evitar confesar que llevan años holgazaneando y perdiendo el tiempo en proyectos triviales.
«Autenticidad, ficción y realismo documental se relacionan en una acalorada discusión sobre los principios básicos y el correcto proceder del documentalista y su estricto código deontológico en un mundo en el que el egoísmo, el oportunismo y el despotismo parecen haber robado todo el protagonismo a la necesidad artística de producir un trabajo de genuino y asombroso interés informativo».
Justo en ese momento conocerán, como si de una epifanía rejuvenecedora se tratase, a Jamie, un carismático estudiante y director de documentales amateur que parece aportar la frescura y el cambio que la pareja necesitaba. Josh enseguida siente una completa atracción por la personalidad de Jamie, quien se muestra como un ejemplo a seguir por su carácter desprendido y generoso. El protagonista se ve halagado por las constantes muestras de admiración del joven al que, poco a poco, comenzaremos a ver sus reales intenciones y su no tan desinteresada personalidad. El espectador también se sentirá inevitablemente atraído por ese dicharachero personaje que bien podría haber salido de la pluma del propio Moliere, pues se presenta como un moderno Tartufo. Su manera de entender la vida nos despierta cierta simpatía que, por otro lado, no podremos evitar sea contrarrestada por nuestro propio subconsciente, levantando ciertas sospechas sobre su espiritual comportamiento y el de su mujer, Darby, quienes componen un matrimonio tan anacrónico como desfasado. Desde el comienzo de su aparición en pantalla, el personaje de Jamie surge en una constante pose de agradecimiento, un agradecimiento que es exagerado hasta el punto de juntar, casi de manera refleja, ambas palmas de las manos como un gesto de súplica e incluso como una acto de sumisión, inclinando la cabeza y adoptando una posición reverencial. Esta relación maestro-alumno pronto tomará un giro obsesivo que se saldará con una sensacional escena conmemorativa del trabajo del suegro de Josh, que llevará al espectador a un satírico descubrimiento absoluto sobre las verdaderas intenciones del personaje, mediante una fantástica ambientación enrarecida que combina acertadamente la imprevisibilidad surrealista kafkiana y el absurdo más cómico de Blake Edwards. Autenticidad, ficción y realismo documental se relacionan en una acalorada discusión sobre los principios básicos y el correcto proceder del documentalista y su estricto código deontológico en un mundo en el que el egoísmo, el oportunismo y el despotismo parecen haber robado todo el protagonismo a la necesidad artística de producir un trabajo de genuino y asombroso interés informativo. | ★★★★★ |
Alberto Sáez Villarino
Enviado especial al Jameson Dublin International Festival 2015
Ficha técnica
Estados Unidos. 2014. Título original: While We’re Young. Director: Noah Baumbach. Guion: Noah Baumbach. Duración: 94 minutos. Montaje: Jennifer Lame . Música: James Murphy . Fotografía: Sam Levy. Productora: A24 / -IAC Films / Scott Rudin Productions. Intérpretes: Ben Stiller, Naomi Watts, Amanda Seyfried, Adam Driver, Charles Grodin, Brady Corbet, Maria Dizzia, Dree Hemingway, Adam Horovitz, Adam Senn, James Saito, Ryan Serhant, Greta Lee, Ashley James, Matthew Maher. Presentación en el Festival de cine internacional de Dublín.