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    Cine Alemán Siglo XXI

    Entrevista | Viggo Mortensen

    Viggo Mortensen

    Diez minutos, siete preguntas. Entrevista a vuelapluma con Viggo Mortensen, un todoterreno que llegó tarde a la industria cinematográfica pero llegó para siempre. Con el motivo del estreno de Jauja, y gracias a Noucinemart, charlamos brevemente con este trotamundos de porte señorial y mirada taciturna.


    Es conocido por todos su mimetización con los personajes que va a interpretar. Desde pasar todo el día con el vestuario, a dormir al raso si hace falta. ¿Cómo se preparó el rol de Gunnar Dinesen?

    Empecé a construir el personaje a base de lecturas e investigaciones con respecto a las guerras entre Dinamarca y Prusia en el siglo XIX. Los daneses se defendieron con éxito ante las agresiones de 1848, pero en 1864 fueron derrotados y perdieron una parte importante del sur de Jutlandia, territorio que sigue siendo alemán a pesar de los nombres daneses de sus pueblos, hasta el día de hoy. ‘Dinesen’, un campesino de Selandia, sirvió en la infantería danesa en ambas guerras. La medalla que ‘Dinesen’ lleva en la película, por ejemplo, con las caras de los reyes daneses de ese periodo histórico, y el uniforme de capitán de infantería, son de la época. El acento que tiene al hablar danés es parecido al de mi padre, y de su padre, hombres del campo, con un vocabulario un tanto anticuado y medio formal. Al hablar en castellano el personaje tiene un marcado acento danés, Eso lo tomé prestado de mi padre. Él hablaba así cuando yo y mis dos hermanos nos criamos en la Argentina. Aparte de esos detalles me acostumbré a andar a caballo y a pie con el sable danés, y a utilizar el pequeño telescopio, también objetos daneses del XIX.

    Jauja nos acerca un pequeño episodio de la enorme migración de daneses a terrenos argentinos. ¿Qué conoce de todo ello?

    En realidad no son tantos los daneses en ese país, al menos comparado con la cantidad de descendientes de italianos, españoles, ingleses, galeses, ucranianos, libaneses, turcos, etcétera, pero es cierto que hay una concentración importante en las zonas de Tandil y Tres Arroyos, por ejemplo. Es verdad que solían ser campesinos, y que su participación en la sociedad argentina era mayormente pacífica y de buen aporte social y económico al joven país.

    Jauja ha funcionado extraordinariamente bien entre la crítica, tanto en Cannes, como en Karlovy Vary y San Sebastián. Sin embargo, el final dejó trastocado a todos los espectadores. En varias ruedas de prensa se le ha preguntado a Lisandro Alonso por éste. ¿Qué interpreta usted? ¿Qué sensaciones le deja el desenlace?

    Me parece bastante sano y muy positivo que Jauja haya provocado tantas discusiones, tantas preguntas. He viajado con la película a muchos países, participando en coloquios con públicos diversos, y en cada ocasión sentí un gran interés por lo que habíamos creado con Lisandro Alonso. Creo que esta historia marca un antes y un después para su cine, siendo la más ambiciosa de las cinco películas que ha hecho, trabajando por primera vez con actores profesionales, con un fotógrafo europeo como Timo Salminen, colaborando con un escritor, Fabián Casas, y construyendo un cuento para el cine con un hilo narrativo más fuerte de lo que tiene acostumbrado seguir en sus trabajos anteriores. También utiliza música ajena a la banda sonora por primera vez, y, en general, ha rodado secuencias más complejas con respecto al número de tomas, planos y contraplanos utilizados. El desenlace de la película me gusta. Tiene más de una posible lectura, y me parece muy bien que el espectador pueda “completar” la historia a su manera. Los grandes artistas provocan preguntas, pero no dan respuestas. Esto es cierto con respecto al cine de Lisandro y también el de David Cronenberg, para nombrar a otro director que he conocido bien. Los finales de las tres películas que he hecho con Cronenberg dejan conclusiones definitivas, si las hay, a la imaginación del espectador.

    Uno de los mejores momentos del filme, es ese encuentro en una gruta con Ghita Nørby, una grandísima actriz, por cierto. Es una escena tan fantasmagórica como teatral. ¿Cómo la afrontó con la intérprete danesa?

    Ghita Nørby tiene muchas tablas. Es de las más grandes en la historia del teatro y el cine de Dinamarca y Escandinavia. Supo abordar el lenguaje poético de Fabián Casas y destilar una gran fuerza emotiva de la escena que rodamos con ella. Para mí era importante que ‘Dinesen’ siguiera la misma línea que lo había caracterizado desde el comienzo de la película: en sus reacciones y su comportamiento general tenía que seguir siendo un hombre relativamente ordinario en situaciones extraordinarias. La clave era su intento, a veces casi absurdo, de buscar explicaciones, de armar una lógica en un ambiente extraño, con una mujer extraña que le hace preguntas y le da respuestas extrañas. Para ‘Dinesen’ el esfuerzo racional es una constante, no importa lo surrealista que nos pueda parecer todo lo que pasa en la escena.

    Jauja es una película emocional que a veces sobrepasa el raciocinio y marcha hacia lo simbólico. Todo construido desde un duro trabajo físico. Porque rodar en la Patagonia no debió ser sencillo. ¿Qué recuerdo se lleva de Viedma?

    Los paisajes de Viedma y esa parte de la provincia de Río Negro me trajeron memorias de viajes que habíamos hecho con nuestros padres en los años ’60, de mi infancia en la Argentina. Me gustan mucho esas extensas llanuras, la costa también, y la gente de ahí. Aunque mi personaje en esta película nunca llega a sentirse cómodo en esos paisajes, para mí fue un placer rodar en ellos. Como Lisandro, a mí me gusta “perderme” en paisajes remotos, lejos de las ciudades.

    Una pregunta difícil ¿Cómo fue trabajar con un auteur, en el sentido más estricto del concepto, más que un director, un fabulador, como es el señor Lisandro Alonso?

    Lisandro es un hombre bastante tranquilo, con un buen sentido del humor, y es un artista que escucha y toma nota de todo lo que le rodea, que invita la participación de su equipo. Trabajar con él fue trabajar en familia. Aprendí mucho y lo pasé muy bien haciendo de ‘Dinesen’ para él. Aunque fue, como digo, la primera vez que Lisandro trabajó con actores profesionales, él supo ayudarme a mí y a los otros actores argentinos y daneses a crear personajes interesantes, y a actuar de manera natural y convincente. Lisandro toma muy en serio la película que está rodando, pero nunca se toma demasiado en serio a sí mismo. Todos sienten que pueden aportar ideas, que son parte de un positivo esfuerzo colectivo en todo momento.

    Para concluir, le quería preguntar, atendiendo a sus orígenes, sobre Dinamarca. ¿Ve cine danés? ¿Tiene algún director danés de cabecera?

    Hay solamente cinco millones de habitantes en ese país, pero desde hace mucho tiempo han producido una desproporcionada cantidad de excelentes directores, equipos técnicos y actores. El alto nivel de la formación técnica en el teatro y en las industrias de cine y televisión tiene una larga historia en Dinamarca. No solamente Lars von Trier, Thomas Vinterberg, Nicolas Winding Refn o Susanne Bier se han destacado internacionalmente. Hay otros que han hecho buenas películas y nuevos que tienen mucho potencial. Me cuesta elegir una sola mujer o un solo hombre como mejor director actual de las películas danesas que he visto durante los últimos años, y tampoco me gusta comparar de esa manera.


    entrevista| Emilio Luna.
    lugar| a caballo entre Barcelona y Madrid / mailing.


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