Sold Out
Crónica de la tercera jornada del Festival de Toronto 2014
Tercer día en el TIFF. El cansancio empieza a hacer mella levemente, pero las películas compensan el esfuerzo dada la calidad de algunas de las propuestas. Por ahora, Nightcrawler y The Drop parten con fuerza para convertirse en las más comentadas del festival, especialmente la primera. Sobre Men, Women and Children (cuyas impresiones podrán leer en una crítica dedicada) planean las sombras de otras referencias, al parecer bastante evidentes, que pueden acabar empujando el trabajo de Reitman al ostracismo. Por su parte, Ozon se imbuye del espíritu de Pedro Almodóvar rompiendo tabúes sobre el travestismo sin la naturalidad y gracia que el realizador manchego habría sabido plasmar. Y, en última instancia, Winterbottom se aísla en su propio universo melancólico, confirmando su independencia artística una vez más, con una obra atípica, de cierto aroma documental, pausada y alucinógena sobre un caso de asesinato real ocurrido en el 2007. Su pase ha sido una improvisación de última hora. Los periodistas sólo gozamos de cinco tickets para pases de público en todo el festival, y con lo extenso del programa, ver todo lo necesario es tarea complicada. Como ya comentamos anteriormente, para eso existen las rush lines, y hoy hemos recurrido a una de ellas con éxito; la del pase de The Face of an Angel en el magnífico teatro del Winter Garden, decorado a la manera de una atracción de parque Disney, nos encontramos con un teatro temático en toda su extensión, paredes que simulan un castillo y techos de los que cuelgan plantas artificiales con pequeños farolillos en las balconadas más altas.
A diferencia de otros festivales como Cannes, en los que algunas de las premieres en sí son pases de prensa, aquí Toronto separa completamente a ambas. Y por eso, en el TIFF, uno apenas disfruta de la ilusión del público. Eso sí, llama la atención que el periodismo de este festival es muy contenido en sus reacciones y que, pocas veces, por no decir ninguna en mi caso, han aplaudido en una sala, a pesar de evidentes favoritas como el citado trabajo de Dan Gilroy. El espectador de a píe, por su parte, está siendo más espontáneo, y su naturalidad se agradece. Por ahora, sólo nos queda un último ticket para gastar con conciencia, una vez hecho, tendremos que aprovechar las rush lines como recurso definitivo, siempre que se llegue pronto, como en la vida, uno tiene asegurado una butaca. Sin más dilación, comentamos las citas del tercer día en el Festival Internacional de Cine de Toronto.
The New Girlfriend
Une nouvelle amie.
Dirigida por François Ozon.
Reparto: Romain Duris, Anaïs Demoustier, Raphaël Personnaz, Michèle Raingeval.
Francia, 2014
GALAS
El François Ozon más almodovariano. Será un titular sobreutilizado, pero es inevitable e imposible no mencionarlo. Basada en una obra de teatro del mismo nombre, The New Girlfriend (2014) aborda el travestismo a través de un viudo rondando la treintena al que le gusta vestirse de mujer. El secreto sale a la luz cuando la que era la mejor amiga de su esposa le descubre in fraganti dando el biberón a su hijo con las ropas que solían pertenecer a Laura, la difunta. Así da comienzo una relación extraña que al principio se tiñe de una comicidad francesa, un poco descontextualizada, que no sabe muy bien dónde situarse. No es una comedia, aunque en ocasiones pretende serlo, no despierta la risa, así y todo tiene algún que otro buen golpe. Sus virtudes cabe encontrarlas en su valentía y su provocación, en la manera de Ozon de abordar el personaje de Romain Duris con una dignidad carente de cualquier prejuicio y en lo comprometido de algunas escenas. Más que el humor, tan característicamente francés, el talón de Aquiles hay que buscarlo en la conclusión de la cinta, un final que ahoga sus intenciones en medio de un idealismo algo ingenuo, puede que esperanzador, pero muy poco realista. Cabe mencionar la presencia de la ascendente Anaïs Demoustier, ya presente en Cannes con Bird People (también seleccionada en Toronto), y que hace un trabajo muy natural y carente de afectaciones, lo contrario de lo que le sucede a veces a Ozon, cuyo uso orquestal de la banda sonora parece querer acercar el ambiente a lo que Alberto Iglesias haría en una película con el director de Volver. Por haber, hay hasta una escena que recuerda bastante a la que Miguel Bosé protagonizó en Tacones lejanos, cantando Un año de amor en playback, aquí sustituida por una romántica canción francesa que remarca la esencia de ser mujer. Gael Garcia Bernal podría haber estado por aquí, y Anaïs podría haber sido Lola Dueñas. Todo paralelismo vale. Es injusto sí, pero es evidente. 58|100. | ★★★★★ |
Nightcrawler
Dirigida por Dan Gilroy.
Reparto: Jake Gyllenhaal, Bill Paxton, Rene Russo, Riz Ahmed.
Estados Unidos, 2014
SPECIAL PRESENTATIONS
Dan Gilroy se ha convertido ya en uno de los favoritos de Toronto. Nightcrawler es un retrato ácido, negro como la noche, perturbador y bastante crítico sobre los bajos fondos de la televisión americana. En concreto, sobre el fotoperiodismo que realiza las ventas de las imágenes y extractos que luego los directores de las cadenas deciden emitir en sus programas. Material gráfico en el que una mujer apuñalada se desangra a medio metro de la cámara o un criminal es abatido a tiros, tanto da. Para Gilroy, ni los directores salen indemnes, pues en última instancia ellos son los compradores, y para encarnar la despiadada amoralidad de este mundo ha tenido un acierto de casting asombroso y que pocos habrían predicho. Ver a Rene Russo encarnar el arquetipo de ejecutiva hambrienta de éxito, da el pego. Y más cuando a quien tienes delante es a un Jake Gyllenhaal que parece salido de un psiquiátrico. Hasta tal punto llega la falta de escrúpulos de estos cámaras, que están dispuestos a provocar crímenes con tal de tener imágenes. Se cuestiona el límite de la noticia, pero se obvia la ética, pues no tiene cabida alguna en un informativo. Toda la película transcurre de noche, y también eso le da un ambiente muy callejero. Gilroy no sólo se ha descubierto como un director de pulso firme, armador de secuencias muy dinámicas, sino como un constructor de personajes muy interesante. Lou Bloom tiene los resortes de un asesino en serie en potencia, carente de empatía y emoción alguna, siempre alerta y con una labia demasiado perversa. Él es parte de la gracia de Nightcrawler, su humor sin risa, o su capacidad de persuasión, es un regalo para el actor, y ha sabido cómo aprovecharlo. En resumen, ha sido una de las mejores apuestas del día, el TIFF ha acertado apostando por Gilroy. El guionista despertaba dudas a pesar de la buena sensación de los tráilers pero ya no queda ni rastro; su debut es sólido como pocos se han visto últimamente en Hollywood. A través de un ambiente noir que recuerda levemente al del Drive de Winding Refn en su violencia, sus coches, sus neones, su música o su brutalidad, Nightcrawler tiene las cartas aseguradas para convertirse, seguramente, en una de las favoritas del público... y de un servidor. 85|100. | ★★★★★ |
The Face of an Angel
Dirigida por Michael Winterbottom.
Reparto: Daniel Brühl, Kate Beckinsale, Valerio Mastandrea, Cara Delevingne.
Reino Unido, 2014
MASTERS
Una de las cosas que más me gustan de Michael Winterbottom es la sutilidad de sus estrenos. Incluso en el contexto de un festival, sus películas parecen percibirse como algo aparte. Trabajos que se calificarán de interesantes, con más o menos entusiasmo, pero que siempre ofrecen algo. En este caso, un retrato sobre la añoranza, a través de la investigación de un asesinato, que realiza un joven director de cine y padre separado, como material con el que empezar a escribir lo que será su siguiente largometraje: una crónica del caso. Un homicidio sin resolución clara, en el que las vacaciones por Italia de dos amigas acaban con una de ellas apuñalada en el cuello. Mientras Jessica Fuller sufre los juicios junto a su novio Carlo Elias por la muerte de Elizabeth Pryce; Thomas, el cineasta, se embarca poco a poco en una espiral donde los sueños, las visiones, el miedo y el vacío harán mella en su mente. Más que un thriller en sí, The Face of an Angel es un drama de corte psicológico que habla sobre la pérdida, en ese estado en el que parece que nada termina de cambiar. Thomas se mueve a través del paisaje nocturno de una ciudad italiana como un fantasma en busca de un destino, lo único que tiene claro es que no quiere que trate sobre la muerte a través de la truculencia del asesinato, sino sobre el amor y la pérdida.
Empeñado en conocer la esencia de Elizabeth, la citada cara de ángel del título, Winterbottom enmarca su rostro con el mismo aura de belleza trágica con la que David Lynch filmó a Laura Palmer. Película extraña y atmosférica; es curioso comprobar la nostalgia con la que el director filma las ciudades europeas, lejos del turismo de postal de otros compañeros de profesión como Woody Allen. La preocupación está más centrada en que la localización sirva de componente para la psicología de sus personajes, exactamente de la misma forma en que ya lo hizo en Génova o Wonderland, donde la ciudad se convertía en en elemento definitorio de la trama. En esta última cinta ha recuperado esa melancolía que se venía echando de menos, y lo ha hecho también gracias a las partituras del magnífico Max Richter. No son composiciones originales, sino extraídas de dos de sus álbumes, Memoryhouse y The Notebook, pero nadie diría que no parecen pensadas para esos momentos exactos. The Face of an Angel, con su marcada serenidad y sus secuencias alucinógenas-oníricas, como de pesadilla vívida, no hará demasiados amigos. Tiene una sensibilidad demasiado extraña, fría incluso. Con una sensación de distancia justificada por el hecho de que el filme está inspirado en el caso real del asesinato de Meredith Kercher y el juicio a Amanda Knox, quien fue sentenciada a 4 años de cárcel hasta que el Tribunal de Apelaciones le dio la libertad en el 2011; decisión recientemente revocada cuando a principios de este 2014, otro tribunal la condenó, de nuevo, a 28 años. La noticia llamó la atención de Winterbottom hasta el punto de que la película está dedicada en sus créditos finales a la propia Margaret. Por eso, The Face of an Angel se siente como una especie de elegía a la pérdida; de un recuerdo, o de una persona. 70|100. | ★★★★★ |
Gonzalo Hernández
Enviado especial al Festival de Toronto 2014