Aritmética básica
Crónica de la sexta jornada jornada de la 62ª edición del Festival de San Sebastián
La verdad absoluta está en las matemáticas, citaba Averroes. Una sentencia que se asemeja a la pronunciada por el personaje de José Sacristán en la soberbia Magical Girl. Palabras que encajan en un guion que es todo un ejercicio de ingeniería semántica. La segunda película de Carlos Vermut —por cierto, compañero de alojamiento, así de hipnótico es el low-cost—, como pueden apreciar, ha sido la gran protagonista del día en San Sebastián. También lo será mañana tras su pase ante el público y, con seguridad, el resto de los días de este año. Si Loreak y La isla mínima hacían pedazos sus respectivos géneros, dentro del cine español, por supuesto, Magical Girl no lo es menos. Mayúsculas, sin más. Una señal más de que el cine sube en Donostia mientras que el ambiente desciende de forma paulatina. Se nota que el sol no aparece con regularidad y la temperatura ha bajado diez grados con respecto a los festivos primeros días. Otra constante aritmética.
Es el sino de cualquier festival. Efervescencia, incertidumbre y paz. Ésta llegará el domingo. Entonces ya conoceremos a las ganadoras de esta edición. Todo invita a que España será protagonista. Eso sí, con el permiso de Mia Hansen-Løve y su Eden, una de las cintas del certamen. Sus más de dos horas pasan como un tiro y nos muestran la involución de la juventud francesa a ritmo de música de baile electrónica. Un poco antes, llegaba la entretenida Félix y Meira, nuevo vano abierto a lucha entre costumbres y humanidad con la comunidad hebrea como eje. Por la noche, cerrábamos el día con el díscolo Ulrich Seidl y su falso documental En el sótano, trabajo hilarante y excesivo que maravilla y desagrada a partes iguales. Un clásico por estos lares. El final se acerca, las ojeras aumentan y la ideas comienzan a escasear. Un leve precio para una experiencia única.
Eden
Dirigida por Mia Hansen-Løve.
Reparto: Félix De Givry, Pauline Etienne, Laura Smet, Vincent Lacoste, Vincent Macaigne.
Francia, 2014
DONOSTIA ZINEMALDIA | COMPETICIÓN
Sweet 90’ | Con las inmejorables credenciales provenientes de Toronto, arribaba a Donostia Mia Hansen-Løve dispuesta a demostrar que ya es una realidad en la escena europea. La creadora de Todo está perdonado (Tout est pardonné, 2007), El padre de mis hijos (Le père de mes enfants, 2009) y Un amour de jeunesse (2011) presenta con Eden su obra más madura, que certifica que estamos ante un estilo que lleva el marchamo de clásico. Nunca sin abandonar el halo de cuento contemporáneo, el filme nos acerca con sensibilidad y talento el destino de una generación de artistas perdida en la noche y los estupefacientes. Es el retrato amargo de la desidia por todo lo que no es su sueño. En este caso, triunfar en el panorama musical de la época, donde el sonido metálico y los vinilos marcaban el ritmo de esas jaulas taciturnas, esculpidas a golpe de caderas. Es la Era de los disc jockeys, esos eternos desconocidos, de rostro anónimo y motricidad fina superdotada, que ejercían de maestros de ceremonias de cualquier evento, del tamaño que se preciara, en la urbe parisina a finales de los noventa. Daft Punk, David Guetta… caminantes paralelos que lo tienen todo y la nada. Como sus parteners de viaje Cheers (encabezados por un estupendo Félix De Givry). El precio a pagar es demasiado alto sin constancia, y Mia Hansen-Løve lo dibuja con soltura. Un lienzo nostálgico y cruel, todo un vendaval de gran cine que entrega la tarjeta de presentación definitiva cuyas aptitudes están muy por encima de la curiosidad que despiertan sus curiosos apellidos. 83|100. | ★★★★★ |
Magical Girl
Dirigida por Carlos Vermut.
Reparto: Luis Bermejo, José Sacristán, Bárbara Lennie, Lucía Pollán.
España, 2014
DONOSTIA ZINEMALDIA | COMPETICIÓN
El prestigio | Los pases de prensa de hace un par de semanas sobreavisaron. Estábamos ante una de las películas del año. Toronto, dentro de su clásica desfocalización, dejó más notas positivas y, finalmente, en San Sebastián llegó la hora de Carlos Vermut y su Magical Girl. Y la valoración final alcanza el sobresaliente. Lo consigue de inmediato. El director madrileño emula a Alfred Borden (Christian Bale en El truco final de Christopher Nolan) y nos susurra al oído: quiero que estés atento (Are you watching closely?). Una primera escena, absolutamente magistral, que pone en marcha una maquinaria articulada bajo un guion de nivel superlativo. Donde los nexos son sutiles y los personajes tan enigmáticos como magnéticos. Todo mostrado sin concesiones, donde de la ternura al miedo hay solo un paso, igual que del amor al odio. Bárbara Lennie, Lucía Pollán (cuya interpretación hace honor al título) y Luis Bermejo, bordan unos roles que sirven de presentación para la traca final, el prestigio. El mago, de apellido Sacristán, con un carácter que recuerda levemente al perfilado por John Ajvide Lindqvist en su novela Déjame entrar (Låt den rätte komma in, 2004) para Hakan, el guardián de ese joven vampiro llamado Eli, a base de un tono de voz imponente, provoca todas las sensaciones descritas anteriormente a golpe de presencia. Tras visionar Magical Girl, aguardan un sinfín de preguntas que hacerse. Ése el último gran mérito de un filme maravilloso, con una de las mejores direcciones de la última década en el cine español. Sólo queda aplaudir. 93|100. | ★★★★★ |
Félix y Meira
Félix et Meira.
Dirigida por Maxime Giroux.
Reparto: Martin Dubreuil, Hadas Yaron, Luzer Twersky, Anne-Elisabeth Bossém.
Canadá, 2014
DONOSTIA ZINEMALDIA | COMPETICIÓN
Todos los caminos conducen a Venecia | A bote pronto, durante los primeros minutos de Félix y Meira, nuestra mente viaja a uno de los hitos recientes de la cinematografía judía que llegó hace unos meses a nuestra cartelera. Hablo de Llenar el vacío (Lemale et ha'halal, 2012), de Rama Buhrstein, drama sobre la rigidez de las costumbres y la corruptibilidad del alma enfocado desde un punto de vista neutro donde el espectador es el que decide: ¿desfase o respeto? En el caso de Félix y Meira, segunda película de Maxime Giroux, su director se posiciona –para luego recular— a favor de esa joven madre asfixiada por un destino enmarcado por el jasidismo ortodoxo donde su libertad depende de una forzada soledad. En ese punto, Giroux se decanta por un romántico con gratos momentos –especialmente, los rodados en Manhattan— y algunos detalles dignos de mención –la alternancia idiomática para expresar los estados de ánimo y comodidad de la protagonista— pero que no logra encajar las piezas del todo. Una circunstancia que subraya su segundo epílogo, a todas luces innecesario, y que certifica algo que el espectador ya conocía: la vida, o comodidad o riesgo. Una obra de buena factura pero de anatomía indolente y mensaje desaprovechado. Alimento de sobremesa que al menos presenta, de nuevo, un rostro a seguir: la bella Hadas Yaron —Meira—, también protagonista de la citada comparación inicial. Las dulces facciones de la duda. 55|100. | ★★★★★ |
Im Keller
En el sótano.
Dirigida por Ulrich Seidl.
Reparto: Alessa Duchek, Gerald Duchek, Inge Ellinger, Manfred Ellinger Walter Holzer.
Austria, 2014
ZABALTEGI
Cada loco con su tema | Ha sido la chorrada del día, no voy a mentirles. Cada pensamiento que se cruza sobre Im Keller, un divertimento perpetrado por el inefable Ulrich Seidl, provoca más desazón que reflexión. No se le puede negar su mirada, pero cuando se adentra en caminos viscerales el resultado resulta pobre y asquerosamente gratuito. El cineasta austríaco nos aproxima a la obsesión de sus compatriotas por los sótanos y, claro está, todos los protagonistas que aparecen por este guiñol subterráneo, resultan de lo más variopintos y extremos. En su primera parte, nos cruzamos con personajes que parecen extraídos de un búnker de posguerra, que despiertan simpatía pese a su ideología y que desgranan algunos de los sentimientos soterrados de la nación centroeuropea, uno de los principales páramos de la extrema derecha del viejo continente. Es cercana la conclusión cuando Seidl pierde la brújula y se centra en el sexo fetichista, descrita sin pudor, buscando provocar al espectador al vómito o a la huida. Demasiado evidente como para disfrutar. Una lástima, por otra parte. Seidl había construido, a modo de falso documental, su propia Gente en sitios (Juan Cavestany, 2013) o Free Fall (Gyorgy Palfi, 2014). Una tontuna que alegrará alguna sesión de medianoche y a esa parte hooligan de la crítica que desea, con fervencia, miccionar sobre la pantalla. Para el resto, abstención. 50|100. | ★★★★★ |
Emilio Luna
Enviado especial a la 62ª edición del Festival de San Sebastián
Rueda de prensa: Eden
Rueda de prensa: Félix y Meira