El llanto de Carlos IV
Crónica de la sexta jornada de la 49ª edición de Karlovy Vary
Críticas|
Corn Island, de George Ovashvili ■
The Rover, de David Michôd ■
Fair Play, de Andrea Sedláčková ■
Lilting, de Hong Khaou ■
For some inexplicable reason, de Gábor Reisz ■
La lluvia y el frío se han instalado en Karlovy Vary. Tras una primera parte del certamen con humedad y calor, ha arribado una meteorología más propia del país centroeuropeo. Toda la ropa de abrigo que vino en la maleta tendrá su correspondiente paseíllo camino al Thermal. Y junto con el aguacero constante, el mejor cine. La competición ha presentado dos de sus mejores películas, mejorando una semana bastante irregular en cuanto a trabajo exhibidos. El presidente del jurado, Luis Miñarro, por suerte, lo tendrá un poco más difícil. La cinta georgiana Corn Island, es una maravilla que recoge detalles de dos de los símbolos del cine europeo: Tarkovski y Tarr. Previo a ésta, llegaría la mejor cinta checa del festival, Fair Play, un interesante retrato del inicio del doping bajo el Telón de Acero. Se nota que el interés por la máxima categoría ha crecido. Los pases para la prensa se llenan de forma inmediata. A la vez, el tiempo le ha restado ese ambiente ferial que rodeaba las instalaciones del KVIFF. En los pasillos de este mastodóntico edificio, lejos de la lucha por el Globo de Cristal, hubo hueco para películas bastante interesantes: la húngara For some inexplicable reason, la británica Lilting y la australina The Rover. Comedia juvenil, drama y thriller apocalíptico, respectivamente. Un menú que funcionó como perfecto complemento a la jornada grande en el apartado oficial.
CORN ISLAND
Simindis kundzuli
Dirigida por George Ovashvili
Escrita por Nugzar Shataidze, George Ovashvili, Roelof Jan Minneboo
Productora: Alamdary Film
Países: Georgia, Alemania, República Checa, Kazajistán y Francia
Reparto: Ilyas Salman, Mariam Buturishvili, Irakli Samushia, Tamer Levent
Competición
Las más profunda y estética de las integrantes de la competición. George Ovashvili retorna a Karlovy Vary –ya estrenó en 2009 The Other Bank— con un filme único. Una mirada sincera al arraigo, al anhelo humano de buscar y yacer en el lugar correcto. Poco importan las circunstancias. Y más en el caso del protagonista, un hombre cercano a la tercera edad que decide construir una cabaña en un islote del río Inguri, un diminuto archipiélago que nace de las riadas que año tras año asolan la zona. La particularidad del Inguri es que es una frontera natural entre los territorios de Georgia y Abkhazia, en conflicto bélico permanente por la ansiada independencia de este último. Ovashvili, a través de una narración pausada y la fotografía primorosa de Elemer Ragalyi, describe todo el proceso de la construcción, asentamiento y las vicisitudes con las que se encontrará el hierático señor al que acompaña su nieta adolescente. Lírica y hermosa, Corn Island atrapa desde el primer momento gracias a la sensibilidad el autor georgiano en describirnos a esa entrañable pareja. A través de la niebla o la lluvia, ofrece un retrato tan amargo como esperanzador del desfavorecido, del que se conforma con poco, incluso con sufrir por tener algo suyo. La poesía de Ovashvili recuerda rápidamente a maestros como Nuri Bilge Ceylan, Andréi Tarkovski o Béla Tarr, tanto en la estructura de los planes como en el mensaje. El final, concretamente, es absolutamente apoteósico. Previo a ello, asistimos a una exhibición de mimo y franqueza que debería ser credencial más que suficiente para obtener el Globo de Cristal. Estamos, sin duda, ante una de las mejores películas del 2014 en el circuito europeo. | ★★★★★ |
THE ROVER
Dirigida por David Michôd
Escrita por David Michôd
Productora: Porchlight Films, Lava Bear Film Production
País: Australia
Reparto: Guy Pearce, Robert Pattinson, Scoot McNairy
Horizons
Estrenada en Cannes fuera de competición, se esperaba mucho de The Rover. Quizá demasiado, teniendo en cuenta el gran impacto que obtuvo la cinta anterior de David Michôd, Animal Kingdom (2009), con la que el cineasta y guionista aussie se daba a conocer, y de qué manera. Su segundo filme, con mayor presupuesto y encabezado por Guy Pearce y Robert Pattinson, no cubre todas las expectativas depositadas pero sí deja elementos que se debe tener en cuenta. El primero de ellos, es la gran madurez con la que borda el vampiro más famoso del cine reciente, el citado Pattinson, un carácter bastante manido y con el que no era difícil caer en histrionismos baratos. El actor británico demuestra que el empaque es cuestión de tiempo y ofrece un enorme esfuerzo que se ve recompensado con la empatía del espectador. Su papel como paleto-retarded en este thriller post-apocalíptico ambientado en las Antípodas debe ser el que marque un punto de inflexión en su aún temprana filmografía. Junto a Pattinson, destaca el clima de tensión que teje Michôd. Como ya hiciera con la citada Animal Kingdom, dibuja con tino un mundo claustrofóbico, privado de humanidad y del que poco conocemos. ¿Cuál es la tara de The Rover? Pues el elemento que catapultó a Michôd: el guion. Líneas demasiado monocordes y diálogos acartonados que, de no ser por la solvencia del dúo protagonista, se hubiera quedado en una desangelada serie B. Por tanto, habrá que esperar a lo nuevo de este estupendo realizador australiano para presenciar su salto a las listas A de la industria anglosajona. | ★★★★★ |
FAIR PLAY
Dirigida por Andrea Sedláčková
Escrita por Andrea Sedláčková
Productora: Negativ, s.r.o.
País: República Checa
Reparto: Judit Bárdos, Anna Geislerová, Eva Josefíková, Roman Luknár, Roman Zach
Competición
La tercera película de Andrea Sedláčková sorprende por su factura. Una lograda ambientación de la Checoslovaquia subyugada, un correcto planteamiento de la exigencia deportiva del país eslavo y una buena selección de casting. Elementos al servicio para recrear el comienzo del dopaje como práctica general en la competición de alto nivel. Una circunstancia que explotaría tras Los Ángeles 84, con los primeros casos mediático de un doping que sigue siendo noticia treinta años después en casi todas las modalidades deportivas, especialmente en las de marcado carácter agonista. En Fair Play, asistiremos al duelo deportivo entre dos compañeras que comparten hueco en un programa de élite para velocistas. Ambas, hasta arriba de una nueva sustancia que aumentará su rendimiento. Una de ellas, tras padecer los efectos secundarios, decide prescindir de los químicos sin el consentimiento de su entrenador, algo que la colocará entre la espada y la pared. Paralelo a ello, se aborda el drama del ciudadano medio checo ante el ahogo de las autoridades policiales. Algo que se reflejará en la lucha contra el exilio y la propaganda anti-socialista mediante la investigación, la presión y el chantaje. Una tesitura que recuerda levemente a las germanas La vida de los otros y Dos vidas. Sin embargo, en este aspecto es donde Sedláčková patina, debido a un relato difuso y algo intrascendente. Por suerte, la línea argumental principal se muestra poco dubitativa y logra mantener el interés durante casi todo el metraje, obviando las consecuencias del contexto. Digno de mención, son las interpretaciones de la madre e hija de marras, caracterizadas por Judit Bárdos y Anna Geislerová. Fair Play es una más que decente propuesta, al que le falta un grado de maduración para haberse convertido en hito del subgénero político-deportivo. Pese a ello, resulta convincente como documento histórico de un pasado que sigue presente. | ★★★★★ |
LILTING
Dirigida por Hong Khaou
Escrita por Hong Khaou
Productora: Film London, Microwave Film
País: Reino Unido
Reparto: Ben Whishaw, Pei-pei Cheng, Andrew Leung, Morven Christie, Naomi Christie
Another View
La cinta debut de Hong Khaou pertenece a esa estirpe de creaciones que funcionan como parche allá por donde se estrenen. Ese grupo de películas que funcionan como relleno de cartelera y que tienen un decente grupo de potenciales espectadores. Con un presupuesto ínfimo, actores no demasiados conocidos pero historias que llegan con facilidad a su target. En cinco líneas he definido el 75 por ciento de la programación de Sundance, pero así es Lilting. Un largometraje pequeño, que busca con insistencia introducir el índice en el lagrimal de la platea, mezclando humor con amor, muerte con esperanza, y el clásico duelo de contrastes. En este caso concreto, entre una anciana camboyana y un exitoso/atractivo/homosexual treintañero británico. A ambos les une el hijo de la primera, fallecido en un accidente meses antes, que era la pareja del segundo. Tras el fatal incidente, éste, con la ayuda de una traductora, decide dedicar su tiempo a esta gruñona señora. Ya se pueden imaginar el resultado. Lilting atraviesa fases marcadas. Una de desconcierto, donde el espectador quiere saber los porqués. Una segunda, repleta de humor british bastante refrescante. Y, una tercera, que se reviste del melodrama más manipulador. Su regusto acabo siendo agradable pero cuatro horas después —me temo que antes incluso— es víctima del olvido. No importa mucho la buena interpretación de Ben Whishaw o la selección musical en cuestión. Fast-food sentimental y dulzón que sienta bien si es digerido cuando corresponde. | ★★★★★ |
FOR SOME INEXPLICABLE REASON
VAN valami furcsa és megmagyarázhatatlan
Dirigida por Gábor Reisz
Escrita por Gábor Reisz
Productora: Proton Cinema Kft.
País: Hungría
Reparto: Áron Ferenczik, Katalin Takács, Zsolt Kovács
East of the West
Grata sorpresa, quizá algo magnificada por el entorno; los términos comedia y KVIFF no van de la mano precisamente, pero sorpresa al fin al cabo. Viendo el comienzo de esta modesta cinta húngara, con las peripecias de su protagonista, Áront, rápidamente a uno se le viene a la mente uno de esos hits recientes de verano que dulcifican un día. Hablo de (500) días juntos (500 Days of Summer), la ópera prima de Marc Webb que se convirtió en uno de los símbolos del 2009. Quizá por su tono, o por su voz en off, o por su sentido del humor… Tom Hansen aparece en el primer piso de nuestro memoria tras ver la presentación de este nerd algo desubicado que encabeza For some inexplicable reason –el título original es todo un Eternal Sunshine—. Su novia le ha dejado y está ya con otro, no tiene trabajo, sus amigos maduran, sus padres le tratan como un niño, y, encima, en una noche de borrachera compra un viaje de Budapest a Lisboa. Áront busca una motivación que le es esquiva, un reinicio que le permita emular la vida que todos desean para él. Sin suerte, pero con mucho encanto. Porque al debut de Gábor Reisz le sobra desparpajo. Una comedia generacional que se ve con una sonrisa de oreja a oreja y con un protagonista, con la cara del neófito Áron Ferenczik, entrañable, que conquista a la segunda caída. Los gags, bastante bien diversificados, logran mantener al público siempre dentro, siempre participativo. Porque, aunque cueste reconocerlo, es, o fue, un momento de nuestra vida. La alegría del Karlovy Vary. Merecerá la pena una segunda vez. | ★★★★★ |
Emilio Luna
enviado especial a la 49ª edición de Karlovy Vary