Como piezas de ajedrez
crítica de Futamono (2x06) | Hannibal (Temporada 2)
este artículo contiene spoilers.
NBC | EE.UU, 2014. Director: Tim Hunter. Guión: Andy Black & Bryan Fuller & Scott Nimerfro & Steve Lightfoot, basado en una historia de Andy Black. Creador: Bryan Fuller. Reparto: Hugh Dancy, Mads Mikkelsen, Laurence Fishburne, Caroline Dhavernas, Scott Thompson, Aaron Abrams, Raúl Esparza, Eddie Izzard, Anna Chlumsky. Fotografía: James Hawkison. Música: Brian Reitzell.
Hannibal se venga de Will por el intento de asesinato. Alana pierde la fe en su inocencia. Abel Gideon parece dispuesto a confesar la identidad del Destripador de Chesapeake. Jack empieza a sospechar de Hannibal.
El nuevo capítulo de Hannibal combina las mayores virtudes y defectos de la estupenda serie de NBC, que ha ganado en calidad respecto a la irregular primera tanda: a su exquisita puesta en escena, su cuidado para la composición y su capacidad de sorpresa y macabro sentido del humor se unen que el espectador deba aparcar la verosimilitud en doble fila para poder creerse algunas de las cosas que pasan. A saber, la cualidad sobrehumana del caníbal, que ya se ha discutido en estas reseñas, se enfatiza en exceso aquí, sobre todo en la larguísima noche en que saca a Gideon del hospital y deja el cuerpo de un guardia colgado de anzuelos de pesca y con una primorosa presentación para la policía, y todo esto ¡tras celebrar una cena de gala en su casa y acostarse con Alana! Y esa es la segunda píldora que el espectador debe tragarse: la repentina atracción de Alana para con el doctor Lecter, que solo sirve para un propósito narrativo de la serie, y no casa ni por asomo con la lógica del personaje. Nunca se ha mostrado que haya algún tipo de química sexual entre ellos, y el carisma natural del doctor no parece suficiente como para propiciarla en unos días. Está, eso sí, la aparente vulnerabilidad del caníbal por su intento de asesinato, y quizá eso haya despertado un instinto oculto en la doctora Bloom. Como dicen ambos en la conversación postcoital, ha sido sexo de funeral: ambos han enterrado a Will. Es la venganza perfecta del psiquiatra.
El resto del episodio eleva la calidad respecto a esta discutible subtrama, ya que viene cargado de sorpresas. Se abre y cierra con una pieza musical que Hannibal compone, con planos intercalados del mecanismo interno del piano, de la partitura a medio escribir y la música resultante. Una melodía de muerte que presagia lo que pasará en los 43 minutos de rigor. Los hechos del episodio terminarán de inspirarle para terminar la composición, y es que Hannibal no solo va a vengarse de Will, sino que también va a reivindicar su papel como el Destripador de Chesapeake, secuestrando a Gideon, que recordemos puede atestiguar que Lecter es el Destripador, y dando un vuelco a la investigación que liberará a Will y, presumiblemente, distraerá a Jack lo suficiente. Y es que el agente Crawford empieza a dudar del caníbal, ya que sus juegos son cada vez más arriesgados. Su confirmación de la sospecha le llega cuando Jack acude a su cena de gala y se lleva la comida en un tupper. Otro que debe estar en su punto de mira, y que está cada vez más convencido de su culpabilidad, es el doctor Chilton. Chilton es un personaje mucho más interesante de lo que presagiaba al principio, ya que está aterrado del doctor Lecter, como él mismo le revela a Jack, pero a la vez su ambición le imposibilita alejarse del asunto. Quizá sea porque Raúl Esparza, el actor que lo interpreta, está fijo en Ley & Orden: Unidad de víctimas especiales (1999-), o porque el personaje es cada vez más obvio ante el caníbal, pero no parece quedarle mucho tiempo en la serie. Pero quién sabe.
El caso de la semana en sí apenas tiene importancia, ya que es simplemente una colección de cuerpos que Hannibal necesita para sus recetas. Combina carne humana con animal, y así gana tiempo cuando Jack analice parte de su festín. Esa sospecha será la que haga desviar la atención de la investigación sobre sí mismo y a la vez sacar a Will de la cárcel. Lo increíble es darse cuenta de que Lecter tenía ese poder en todo momento, así que hay que aplaudir el talento de los guionistas una vez más por plantar con calma cosas que germinarán de forma inesperada pero plausible unos cuantos episodios más tarde. Futamono contiene unos cuantos momentos de comedia negrísima, como ese festivo homenaje a la base literaria/cinematográfica de la serie cuando, en la cama, Lecter le dice a Alana tras oír llamar a la puerta: “La última vez que llamaron tan temprano era un hombre del censo”. El otro despliegue de humor es tan retorcido y malsano que puede que ni haga gracia. Tras secuestrar a Gideon del hospital, donde está por una paliza de los guardias –recordemos que Gideon mató a varios de sus compañeros en la 1ª temporada–, Lecter le corta una pierna y la sirve de cena para ambos. Resignado a morir, Abel es obligado a probar su propia carne, ya que el no hacerlo podría desatar la ira del caníbal. Es una escena difícil, donde Mads Mikkelsen y Eddie Izzard parecen estar en un concurso de quien expresa más con menos. ¿Será este el fin de Gideon? En Hannibal nunca se sabe. La sorpresa que cierra el capítulo, y que un servidor no se esperaba ni por un segundo, lo demuestra. Miriam Lass, la joven agente del FBI desaparecida que descubrió a Hannibal años atrás, está viva. Solo queda esperar a ver cómo le han afectado los años de cautiverio con el caníbal, donde como mínimo sabemos que perdió un brazo. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
redacción Sevilla