Bis Bald Berlin!
Crónica de la décima jornada de la Berlinale 2014 | Críticas de Someone you Love, Difret, Ömheten,
Love is Strange y Standing Aside, Watching
Último día de la Berlinale. Jornada en forma de epílogo. Últimas cinco películas tras un Palmares que a todos los periodistas aquí presentes nos ha dejado descolocados con algunas de sus decisiones. Lejos de las decisiones del jurado aún quedaba cine por ver. Comenzamos con dos cintas escandinavas, geografía que siempre otorga trabajos, cuando menos, interesantes, y que en El Antepenultimo Mohicano nos gusta cuidar a conciencia. La primera de ellas, a las 9:30 de la mañana. La danesa Someone You Love, con la presencia de Trine Dyrholm, uno de las miembros del jurado de la Sección Oficial, en una historia de cantautores y redenciones familiares cuyo mayor logro radica en sus canciones y la buena mano de su directora, que consigue llevar a buen puerto un relato ya conocido. Le siguió la sueca Ömheten, de poético título en inglés, Broken Hill Blues. Película de fuerte esencia escandinava, de una quietud muy marcada, con muchos silencios y, sobretodo, muy atmosférica y anímica. Tímida y parco en palabras pero con imágenes poderosas y bien compuestas que saben plasmar con atractivo los vagabundeos de un grupo de adolescentes de una de las ciudades del norte del país, Kiruna, donde la mina que sustenta a la comunidad amenaza con hundir todo la zona. Interesante propuesta de digestión lenta que agradece la presencia de una Lina Leandersson ya crecidita, alejada del salvajismo animal con el que Thomas Alfredson nos la presentó en su imprescindible Déjame entrar.
A continuación, la propuesta de Ira Sachs en el Zoo Palast, butacas de cuero reclinables que se echarán de menos a la vuelta. Sachs nos presenta la historia de una pareja ya entrada en años que se ven obligados a vender su casa y vivir por separado en casa de sus familiares. Conmovedora, muy natural y nada afectada, consiguió ganarse a la audiencia, entregando, además, dos interpretaciones de Molina y Lightgow repletas de respeto y cariño, sobretodo la de este último. Para finalizar, dos filmes de mirada crítica. Por un lado, la cinta griega Standing Aside, Watching. La vuelta de una mujer a su pueblo natal, la desesperanza que en él se ha asentado, la corrupción que lo ha invadido todo, el egoísmo que ha hecho en la gente... axiomas de proclama social proyectados sin ningún tipo de sutileza, a tono con la situación del país heleno. Sutilidad que tampoco conoce Difret, producción de Angelina Jolie repleta de buenas intenciones, de un fotogenia de premios marcadísima, sobre la tragedia y victoria de una joven etíope de 14 años que fue violada y secuestrada por el hombre que iba a tomarla en matrimonio. Jolie y su directora entregaron un relato que supo como ganarse a la audiencia, ganando el Premio del Público, el segundo tras Sundance. Seguramente no será el último.
A continuación, la propuesta de Ira Sachs en el Zoo Palast, butacas de cuero reclinables que se echarán de menos a la vuelta. Sachs nos presenta la historia de una pareja ya entrada en años que se ven obligados a vender su casa y vivir por separado en casa de sus familiares. Conmovedora, muy natural y nada afectada, consiguió ganarse a la audiencia, entregando, además, dos interpretaciones de Molina y Lightgow repletas de respeto y cariño, sobretodo la de este último. Para finalizar, dos filmes de mirada crítica. Por un lado, la cinta griega Standing Aside, Watching. La vuelta de una mujer a su pueblo natal, la desesperanza que en él se ha asentado, la corrupción que lo ha invadido todo, el egoísmo que ha hecho en la gente... axiomas de proclama social proyectados sin ningún tipo de sutileza, a tono con la situación del país heleno. Sutilidad que tampoco conoce Difret, producción de Angelina Jolie repleta de buenas intenciones, de un fotogenia de premios marcadísima, sobre la tragedia y victoria de una joven etíope de 14 años que fue violada y secuestrada por el hombre que iba a tomarla en matrimonio. Jolie y su directora entregaron un relato que supo como ganarse a la audiencia, ganando el Premio del Público, el segundo tras Sundance. Seguramente no será el último.
SOMEONE YOU LOVE (EN DU ELSKER)
Dinamarca
Dirigida por Pernille Fischer Christensen
Intérpretes: Mikael Persbrandt, Trine Dyrholm, Birgitte Hjort Sørensen, Sofus Rønnov.
Berlinale Special Gala
La directora danesa Pernille Fischer Christensen debutó en Berlin en el año 2006, y lo hizo de manera inmejorable, ganando el Premio Alfred Bauer a la Mejor Ópera Prima y el Gran Premio del Jurado por En Soup (Enjabonado). Regresó en 2010, año en el volvió a ser nominada por su tercer trabajo, En familia, con el que se llevaría el Premio FIPRESCI de la crítica internacional. Una cineasta, por tanto, con pedigrí en Berlín y cuya cuarta obra ha sido acogida este año en la sección Berlinale Specials, donde se amparan cintas, normalmente, de nombres destacados en la historia del certamen o producciones que la organización cree que merecen atención por estar vinculadas a hechos de interés actual. Someone You Love entra en la primera categoría. Christensen cuenta la historia de un cantautor de fuerte esencia “coeniana”, viudo y solitario, cuya hija drogadicta es obligada a ingresar en un centro de rehabilitación, dejando a su padre a cargo de su nieto.
Erigiéndose en drama familiar de una convencionalidad que nunca sorprende. El particularismo de la propuesta llega mediante las canciones y la banda sonora, aspecto del relato que Pernille explota con especial interés, buscando un espíritu con ciertas reminiscencias a cintas como Once, Shed No Tears, o, incluso, Kiss Me, You Fucking Moron, donde la música compuesta e interpretada como vía de desahogo emocional, ya sea en un concierto, en un estudio o en una tienda de pianos, constituye parte del encanto e identidad de estas obras. Christensen lo introduce en numerosas ocasiones, y acierta en la composición musical y en la buena elección de sus actores. Trine Dyrholm y Mikael Persbrandt descubren una faceta de cantantes que en ningún momento desentona en el dibujo de personajes, y, de hecho, en el caso de la actriz es una absoluta vía de lucimiento casi mayor que el personaje en sí mismo, del que la cineasta se olvida en algún momento, aunque lo compensa otorgándole buenos cortes. Insistimos en la faceta sonora porque es la identidad de la película. Su guión no es especialmente brillante, y aunque Pernille lo dirige con un gusto danés que sabe ser sutil y hasta encantador, con leves toques de humor que saben despertar simpatía, no puede evitar caer en lugares comunes: resentimiento, culpa, perdón, y redención. Aceptar los errores y seguir adelante, preocupándote no sólo por ti mismo, sino por aquellos a quienes quieres. | ★★★★★ (68|100)
ÖMHETEN (BROKEN HILL BLUES)
Suecia
Dirigida por Sofia Norlin
Intérpretes: Sebastian Hiort af Ornäs, Lina Leandersson, Alfred Juntti.
Generation 14 Plus
Antes de entrar a valorar Ömheten, es necesario resaltar su carácter de ópera prima. Es el primer paso de Sofia Norlin como directora y guionista, con un único corto de 2005 acreditado hasta ahora. La cineasta sueca debuta en Berlín en la sección Generación 14Plus, apartado de películas especialmente dedicado a la juventud, no sólo como target, sino como punto temático central de todas las propuestas elegidas. En este caso, en varios adolescentes residiendo en una de las ciudades norteñas más desoladoras de Suecia, Kiruna, donde la mina que se esconde bajo la montaña amenaza cada día con derrumbar el pueblo entero. Como en Naturaleza muerta, de Jia Zhang Ke, el gobierno pone en marcha un programa de desalojamiento para una zona que, con el tiempo, acabará desapareciendo. Como en el filme chino, el contexto adquiere vital importancia. Las heladas de Kiruna, el viento, los deshielos de la primavera, y los temblores que abren grietas en las paredes enmarcan el vagabundeo sin rumbo de una serie de personajes, todos jóvenes con sus propias responsabilidades, todos con una melancolía que parece inherente a esas zonas tan frías y distantes.
Norlin aborda Ömheten más como documentalista que como un complejo entramado de relaciones. Observa la realidad de su obra con el ojo de un fotógrafo que busca dejar constancia de la desazón que habita en esos chicos; y lo hace apuntando el foco hacia sus rostros, alternando el montaje con numerosos planos recursos que resaltan la difícil industrialización de una geografía que da tregua a sus habitantes. Las cimas dramáticas, que las hay, son pocas y en su mayoría están tratadas con una distancia y frialdad muy cercanas al ánimo que respira toda la obra, de carácter más bien tímido y silencioso. La poesía visual de Norlin adquiere fuerza en determinadas imágenes muy buen compuestas, de un minimalismo formal cercano a la sensibilidad de cierto cine escandinavo y donde la música se reduce a un leve sonido gutural que casi nunca rompe la quietud de las escenas. Es un trabajo que apela más a una sensación y sentimiento que al relato de una historia que impresione, ahondando en un vacío que los personajes llenan como pueden, ya sea sacando fotografías, nadando en un lago o disparando a un ciervo. Una instantánea de colores pálidos de uno de los rincones más solitarios de Suecia. | ★★★★★ (70|100)
LOVE IS STRANGE
Estados Unidos
Dirigida por Ira Sachs
Intérpretes: John Lithgow, Alfred Molina, Marisa Tomei, Darren Burrows, Charlie Tahan, Cheyenne Jackson.
Panorama
Ira Sachs ya pasó por el Festival de Berlín hace escasos dos años, cuando en 2012 estrenó Keep the Lights On ganando el Premio Teddy a la Mejor Película. Ahora regresa con su quinto trabajo y lo hace, de nuevo, desde una relación amorosa, en este caso la de Ben y George; una pareja que lleva 39 años juntos y que, finalmente, deciden contraer matrimonio de forma oficial. Hecho que provocará el despido de George como profesor de música y tutor del coro de la Iglesia en la que trabaja, obligando a la pareja a vender el piso en el que viven desde hace 15 años y que terminaron de pagar hace sólo 5. Ante la noticia, el sobrino de Ben decide alojar a su tío con ellos mientras George se queda con otro miembro de la familia por la falta de espacio.
Ira Sachs separa al matrimonio, y en mitad de los desencuentros que cada uno tiene en su nueva situación, pone el acento en su unión incondicional para enfrentarlos a ambos. Ben busca una comunicación continua que la mujer de su sobrino, novelista, cada vez soporta menos. Y George vive en un casa donde la tranquilidad y la quietud brillan por ausencia. Los inconvenientes a los que se enfrentan justifican los objetivos del filme, conmover al público con una historia de amor que, a diferencia de Praia do Futuro (Sección Oficial), consigue universalizarse recurriendo a un tratamiento muy natural y nada exhibicionista, como sí suelen ser la mayoría de estas películas. Alfred Molina y John Lightgow suponen un acierto de casting sobresaliente. Son dos actores que han realizado papeles muy oscuros a lo largo de su carrera y la contraposición en este caso funciona. Ambos intérpretes ponen todo su empeño y sensibilidad para que los personajes de Ben y George transpiren respeto y auténtico cariño. El tratamiento consigue implicar al espectador. No es filme que incomode ni que etiquete. No es exclusivista. Es lo que Karim Ainouz quiso haber hecho, pero no fue capaz. | ★★★★★ (70|100)
STANDING ASIDE, WATCHING
Na kathese ke na kitas
Grecia
Dirigida por Yorgos Servetas
Intérpretes: Marina Symeou, Marianthi Pantelopoulou, Yorgos Kafetzopoulos, Nikos Georgakis.
Panorama
Yorgos Servetas aterriza en Berlín con un retrato sobre la desesperanza de su país, y, por extensión, de otros territorios europeos conscientes de lo que han perdido. Antigoni, nacida en los 80, ronda la treintena. Desde la primera escena, en la que se van sucediendo paisajes naturales con fábricas abandonadas, la escuchamos hablar sobre aquellos ingenuos 90, las posibilidades infinitas que todo el mundo creía tener y todo aquello que uno pensaba poder comprar. Queda marcado el concepto. El regreso a un mundo de juventud, el de Antigoni a su pueblo natal, descubriendo como la desilusión ha hecho mella en la gente que hace años conocía. Su amiga, profesora de colegio, ha empezado a prostituirse y, claro está, se avergüenza de ello. La corrupción es la dueña de los principales locales comerciales, y Antigoni se empieza a dar cuenta de ello cuando el chico que conoce nada más llegar resulta ser amigo de uno de los criminales más importantes de la zona, que a su vez es cliente de la citada amiga.
Servetas es poco sutil metaforizando el discurso. Las banderas de Grecia ondean en cada escena, colgadas en las fachadas de los edificios. La propia paleta de colores es blanca y azul, con leves tono ocres de la tierra desnuda. Toda la excusa criminal acaba evidenciando el mensaje que la protagonista abanderaba desde el principio. El sueño de Europa ha acabado. Grecia está aletargada, inactiva. Antigoni es su heroína. Una mujer cabezota, dura, que siempre lleva la iniciativa, incluso en el sexo, y que, por encima de todo, lucha por lo que quiere. “Para un idiota es fácil quedarse a un lado, mirando”, le dice un personaje. Y es la idea más interesante del filme de Servetas. Su poca sutilidad le da tintes de folleto revolucionario. Es fría y no consigue implicación emocional de ningún tipo. Uno conecta porque entiende el discurso, y lo comparte. Pero eso no resta que el cineasta deba aprender a dejar a un lado su voz, para alzar más la de sus personajes. | ★★★★★ (66|100)
DIFRET
Etiopía
Dirigida por Zerenesay Mehari
Intérpretes: Meron Getnet, Tizita Hagere.
Panorama
Difret es un filme lleno de buenas intenciones. Producida por Angelina Jolie, es la cuarta película rodada en Etiopía en 35 mm. Y, como no, cuenta una historia de gran calado dramático. Un caso real sucedido en 1997 en el que una joven de 14 años llamada Aberash Bekele fue raptada, golpeada y violada mientras volvía a casa del colegio por el hombre que quería contraer matrimonio con ella; tradición de algunas comunidades de la zona que, para elegir mujer, simplemente la secuestran. Convendría tener en cuenta el contexto y circunstancias de una cinta como Difret. Etiopía no es un país con una industria de cine propiamente dicha, y la sensibilidad y emoción que puede desprender Difret está lejos de la impostura que se le podría tachar en Hollywood, aunque el nombre de Jolie aparezca en la apertura y cierre de créditos.
Hay una intención genuina de contar el caso de Bekele con una cercanía que implique al público, pero que no lo incomode. Sólo eso explica los estratégicos fundidos a negro de las escenas más duras. Se evita mostrar el sufrimiento con demasiada fiereza y, de hecho, uno nunca llega a experimentar de verdad la gravedad de la situación por la que ha pasado esta niña, sencillamente por que la película evita entrar en terreno pantanoso continuamente, suavizando con brocha gorda una historia áspera y terrible por su propia naturaleza. La valentía y bravura de la joven son los ánimos de los que el filme se empapa. Y aunque la jugada nos la conozcamos, funciona cara a la cartelera. Lo ha demostrado en Sundance y ahora en la Berlinale. Ojo al dato, en ambos certámenes ha sido Premio del Público. Es difícil culparla de condescendiente sin quedar como un ser sin corazón, pero es cierto, Difret es una película suavizada en sus formas. Y esa será la clave de su éxito. | ★★★★★ (64|100)
Hasta pronto Berlín|
Gonzalo Hernández
envíado especial a la 64ª edición del Festival de Berlín
Hasta pronto Berlín|