Revisionismo zombie
crítica de Retornados | The Returned, de Manuel Carballo, 2013De un tiempo a esta parte nos encontramos zombis hasta en la sopa. Empiezan a perder fuelle, pero siguen en la cresta de la ola. Copan estantes de librerías. Se pasean por la cartelera. La posibilidad de un limbo putrefacto cautiva. Los editores, escritores, guionistas, productores y realizadores lo saben. Abusan de ello. Hacen dinero. No les culpo. Tienen su mercado, hay una demanda. La serie de la AMC The Walking Dead, la reciente Guerra Mundial Z (2013) o la española [REC] (2007) son un claro ejemplo. El género de los muertos vivientes, ahora en boga, siempre ha existido. Irá desfalleciendo, pero volverá. Ley de vida. Ocurre también, pues todavía no se ha finiquitado, con los vampiros. Por ello estoy expectante al comienzo del bombardeo de historias sobre científicos, con más arrojo que juicio, incapaces de controlar a sus “creaciones”; ya saben, una hornada de obras sobre “Frankensteins”. Los no muertos, pero tampoco vivos, dan miedo y fascinan. Ese es su principal secreto. Imagínense, alguien les toca el hombro, se giran –a cámara lenta, con naturalidad inconsciente, melena al viento (si se tercia)– y se encuentran a una pútrida aberración antropófaga dispuesta a devorarle. Se le ponen a uno los pelos como escarpias. Monstruosidades recurrentes en el cine y la literatura que por ¿azar? alcanzan picos de forma. Puede que la casualidad tenga poco que ver. Algunos filmes sobre zombis tienen cierta vocación notarial, dan fe de manera más o menos manifiesta de las turbaciones de la sociedad del momento. Prueba de ello son las cintas de George A. Romero –principal revitalizador de la temática zombie– como su ópera prima La noche de los muertos vivientes (1968) o su secuela Zombie, el amanecer de los muertos vivientes (1978). No obstante, este subgénero es esclavo de sus convenciones y además existe una crisis creativa para ofrecer propuestas diferentes, como ocurre con todo. De ahí el interesantísimo punto de partida de Retornados (2013), presentada en el pasado Festival de Sitges. Una producción peregrinamente española, de habla inglesa y rodada en Canadá. Su director, Manuel Carballo, juega con el concepto zombie –no son muertos vivientes, sino personas infectadas por un virus– y muestra la cara más amarga de una sociedad paranoica y temerosa de las epidemias –¿nadie se acuerda del revuelo causado por la gripe aviar?–.
Esa ambición, por dejar constancia de los problemas de la sociedad de cada momento, “iniciada” con las películas de George A. Romero, está presente en Retornados. El director español pone sobre el tapete temas de rigurosa actualidad como: el miedo a las epidemias, la fragilidad de la vida humana, el recelo para con el diferente, los límites de la ciencia, las secuelas de un acceso desigual a los servicios sanitarios y las consecuencias de los recortes en materia de salud. Como ven, material peligroso y altamente inflamable. Por desgracia, no llegan a prender fuego. La idea de que la población humana se vea diezmada por protozoos, virus y bacterias no es nueva. No hay más que hacer un repaso por la historia de la humanidad y observar las crisis de la peste o la lepra, las epidemias de gripe de comienzos del siglo pasado, en años más recientes el SIDA y en la actualidad las pandemias que afectan a países con escasos recursos. El ser humano es vulnerable e indefenso. Y lo sabe. No es de extrañar, por ello, que la epidemia más difícil de controlar sea el miedo. Debilidad muy humana que explica actuaciones desmedidas en momentos de crisis –como los ataques a los “retornados”, o la suerte de campos de concentración que se habilitan para su hacinamiento y posible exterminio–. Desmesura que, por otro lado, el realizador pone en estrecha relación con los recortes sanitarios. Pónganse en situación: virus que convierte a las personas en pseudozombis, cura, y posterior desaparición de la cobertura sanitaria, estigma social, revueltas e incompetencia política. Un punto de partida brillante que se diluye como un azucarillo. El director depone el tinglado social a un segundo plano y apuesta por una película más convencional, con un toque pasional propio de una telenovela. El epicentro pasa a ser la pareja protagonista, su historia de amor, su sinvivir por encontrar una solución y prolongar la esperanza tornan la trama muy obvia. Traiciones, pasteleos varios y una previsibilidad tremendista desfiguran el arranque inicial.
Filmada con movimientos de cámara elegantes en un principio, redundantes a la postre. Travelling va, travelling viene. Hace del uso, abuso, y por tanto defecto. Abandona la utilidad por una presumida artificiosidad. Poco a poco, algo que parecía innovador y original luce, a ratos, trillado. El paradigma son esos vergonzantes flashbacks, y los pusilánimes extras a la entrada del hospital. La deriva del guion tampoco ayuda. Lo sugestivo y atrayente se queda en escuetas pinceladas, y se agiganta la visión romántica –entiéndase, en este caso, como algo peyorativo– y plana de una realidad adversa. “Menudeces” que le acercan al telefilme de mala calidad. El golpe de gracia, por si alguien albergaba alguna esperanza, lo da en el final. Buscaba la apoteosis, pero se da de bruces con el fracaso. No es ni impactante ni sorpresivo. Firma la sentencia. Culpable. Constatación del fracaso. La cadencia narrativa hacía presagiar lo peor. A pesar de los pesares, mantiene cierto dinamismo, intuyo que atractivo para el público de refresco y palomitas. Se deja ver. La percepción inicial no es del todo mala, tampoco buena. Pero el paso de las horas despejan la niebla, y lo que permanece es el sedimento de la intrascendencia. La vuelta de tuerca del subgénero de zombis termina por pasarse de rosca. ★★★★★
Andrés Tallón Castro
redacción Madrid
España, 2013, The Returned. Director: Manuel Carballo. Guion: Hatem Khraiche. Productora: Coproducción España-Canadá; Castelao Pictures / Ramaco Media. Música: Jonathan Goldsmith. Fotografía: Javier Salmones. Reparto: Emily Hampshire, Kris Holden-Ried, Shawn Doyle, Claudia Bassols, Emily Alatalo, Paulino Nunes, Melina Matthews, Jamie Lyle, Stephen Chambers. Presentación: Festival de Sitges 2013.