Cabos sueltos y redenciones
crítica de El perro japonés | Câinele Japonez, de Tudor Cristian Jurgiu, 2013
Tras la tormenta suele llegar la calma, o ese atisbo de esperanza proclaman los refranes inmemorables y los estribillos de pop. Y tras una terrible inundación que devasta calles y viviendas del pequeño pueblito rumano donde vive, el anciano Don Costache debe hacer frente a la muerte de su mujer y a la pérdida de su hogar y de sus objetos más queridos. Don Costache no está acostumbrado a vivir sin compañía, se ve solo y taciturno, preso de un carácter gruñón, y a veces antisocial y reservado, rechaza cualquier acto de caridad por parte de sus vecinos y desoye las llamadas de su hijo Ticu, que vive con su hijo y su mujer en Japón, donde trabaja como ingeniero. El filme retrata de manera minuciosa, y con un tratamiento fotográfico colorido e impecable, las vicisitudes, complicaciones y cambios en la vida de este hombre, mayor, melancólico y apacible pero lleno de recuerdos, en el intento por recuperar el rumbo de una cotidianidad normal. El alcalde le pone sobre la mesa una propuesta a fin de comprarle unas tierras y que así disponga de recursos económicos, pero Costache rehúsa la oferta y se ve obligado a dormir en el pequeño colegio municipal hasta que le adjudican una nueva vivienda, dado que de la suya apenas pudo rescatar una pequeña caja con cosas pertenecientes a su familia. Todo cambia cuando al pueblo regresa su hijo Ticu, acompañado de su mujer Hiroko y su hijo Koji, a los cuáles el señor Costache aún no ha tenido ocasión de conocer en persona, pues su hijo se marchó de Rumania hace varios años de manera muy precipitada y dejando muchos cabos sueltos.
The japanese dog es lenta, y en muchas secuencias, le falta ángel, duende, carisma o lo que sea la fórmula que dota a las películas de magia y personalidad y sujeta su reminiscencia en el limbo de nuestras memorias. Quizás Tudor Cristian Jurgiu no ha sabido, tras dirigir un par de cortos, dar el salto al largometraje con efectividad y resolución. A resumidas cuentas, constituye una historia sosa a la que, si bien su mejor rasgo es el retrato de los problemas familiares y de la recuperación tras una catástrofe de gran índole como una inundación, le faltan expectativas, nudos y condimentos para configurarse como una propuesta atractiva o cálida capaz de conmover al público. Don Costache es el personaje más profundo y válido, del que vamos adivinando pequeñeces, defectos y virtudes a lo largo del metraje, pero todo el resto del elenco se configura como una galería de arquetipos manidos que no aportan frescura ni matices al transcurso de la narración.
La relación Costache-Koji es la más interesante, pues el niño ha sido criado en el contexto de la cultura japonesa, de la tecnologización, las inmensas metrópolis como Tokio y ha recibido la educación en su propio hogar, por parte de su madre. Aunque chapurrea rumano, no conoce las tradiciones y el folclore del pequeño mundo rural donde ha vivido desde siempre su abuelo, de vida austera y creencias cristianas ortodoxas. Gracias a este largometraje descubrimos la importancia que en la sociedad rumana tiene la perpetuación de las tradiciones folklóricas, el agradecimiento y la espiritualidad hacia los alimentos, o el respeto a las personas mayores. Precisamente, es un pequeño perro japonés el elemento simbólico de la cinta que despertará más simpatías y dulzuras y que por unos momentos, hará sonreír al espectador sacándolo del tedio de una historia, que con buena base, momentos tiernos en determinadas secuencias, agradable comicidad en otras y una correcta ambientación, no consigue removernos nada por dentro para ponernos en la piel de esta pequeña familia cuyos miembros deben enfrentarse al cambio y a las consecuencias de sus decisiones. ★★★★★
Andrea Núñez-Torrón Stock
redacción Galicia | enviada especial al Festival CineEuropa de Santiago de Compostela
Rumanía, 2013, Câinele Japonez (The Japanese Dog). Director: Tudor Cristian Jurgiu. Guión: Ioan Antoci. Productora: Libra Film. Fotografía: Andrei Butica. Reparto: Victor Rebengiuc, Serban Pavlu, Laurentiu Lazar, Ioana Abur, Kana Hashimoto. Presentación oficial: Festival de Varsovia 2013.