LOS PROBLEMAS CRECEN
crítica de The Spectacular Now | James Ponsoldt, 2013El cine independiente americano (eso que tan pedantemente se ha dado en llamar indie) tiene cierta querencia por las historias de adolescentes. Más concretamente, por las historias de crecimiento, de llegada a la madurez y de cómo los adolescentes afrontan las consecuencias de dejar de serlo. El tema ha dado para algunas cintas interesantes (Bienvenidos a la casa de muñecas, Ghost World, Margaret o la más reciente The Kings of Summer), y para una inmensa mayoría de productos no sólo sobrevalorados, sino tan llenos de clichés imposibles como cualquier película de John Hughes (de Juno a Adventureland, pasando por la insoportable Garden State o esa versión teen de las películas de Judd Apatow que es Supersalidos). Afortunadamente, The Spectacular Now, tercera película del director James Ponsoldt, pertenece, casi en su totalidad, al primer grupo. Y digo casi, porque a pesar de los esfuerzos de director y actores para desmarcarse del estereotipo, hay momentos que parecen sacados directamente de las comedietas adolescentes de loa '80. No es que eso sea necesariamente malo; de hecho, proporciona un interesante contraste con los momentos más serios de la historia. Pero es una prueba más de que, por mucho que quieran desmarcarse del cine comercial, el cine indie adolescente sufre de los mismos o similares lugares comunes, propios de quien concibe la adolescencia como una mezcla de recuerdo de la propia y suposiciones de la actual basadas en... lo que ha visto en el cine y la TV. En estereotipos, vaya.
El protagonista de The Spectacular Now es Sutter (Miles Teller), un muchacho en su último año de instituto a quien la vida le sonríe: es popular, sale con una atractiva compañera (Brie Larson), con quien además se entiende a las mil maravillas, y todo el mundo parece adorarle. La cosa se trastoca cuando, debido a un malentendido absurdo, su novia le abandona, provocando de paso su encuentro casual con Aimee (Shailene Woodley), otra chica del instituto con la que nunca había hablado, y que, contra todo pronóstico, se convertirá en la fuerza impulsora de su paso a la madurez. Es todo un alivio que la relación entre Sutter y Aimee esté tratada con una considerable naturalidad, ya que ésta supone el núcleo de la historia; hay momentos, especialmente al principio, donde todo hace temer que nos vamos a encontrar con una comedia romántica adolescente. Por suerte, Ponsoldt decide evitar el terreno pantanoso y quedarse con lo que realmente vale la pena. Y es que, a diferencia de esas películas de las que antes hablaba, aquí tenemos a un chico y a una chica de 17-18 años que hablan y se comportan como tal. Son inteligentes, pero cometen errores; hablan claro —todo lo claro que se puede hablar con 18 años—, pero sin soltar frases lapidarias cada vez que abren la boca; incluso algo tan sobremagnificado en el cine americano como una primera experiencia sexual es abordado sin melodramas, sin campanillas y con una absoluta normalidad.
El mérito, además de en la dirección de James Ponsoldt, reside en su pareja protagonista. Miles Teller, actor prácticamente desconocido para el gran público hasta ahora, resulta tan simpático en sus momentos más divertidos como vulnerable en los más dramáticos; el hecho de que además no tenga el clásico físico de guaperas adolescente, sino un aspecto de lo más corriente, ayuda a empatizar con él y a evitar el efecto "tipo-popular-pero-aborrecible", que suele darse en el género. Frente a él, Shailene Woodley. Qué decir de ella que no se haya dicho ya. Su interpretación de la chica de al lado (que sigue siendo la chica de al lado cuando termina la película) es absolutamente adorable, tierna y, francamente, mucho más simpática que en Los descendientes. Su química en pantalla no es explosiva, sino dulce y encantadoramente torpona. Es todo lo que una relación adolescente normal suele ser, aunque la mayoría no nos acordemos.
Los adultos a su alrededor tampoco resultan la típica imagen de los padres perfectos aunque un tanto desconectados de la realidad que suele poblar el género. Son imperfectos, fallidos, defectuosos. Como la mayoría ya no de padres, sino de seres humanos. A la madre de Aimee apenas la vemos, aunque sabemos que es una madre sobreprotectora y bastante asfixiante; la madre de Sutter (encarnada por una casi irreconocible Jennifer Jason Leigh) es esencialmente una buena madre, aunque en su empeño por proteger a su hijo de una verdad que le puede hacer mucho daño acaba provocando justo aquello que hubiese querido evitar. En cuanto a su padre (un Kyle Chandler con un inquietante parecido al Maradona de finales de los '80), es lisa y llanamente un ser egoísta, incapaz de querer a nadie más que a sí mismo. Su reaparición en la vida de Sutter será el catalizador de ese paso a la madurez del que tanto hemos hablado. De la aceptación de que hay cosas que no podemos cambiar, y hay otras que están en constante cambio, y de que es mejor aferrarse al futuro que idealizar el pasado. A pesar de sus concesiones al género teen, The Spectacular Now resulta emocionante como drama, y fantásticamente certera como historia de amor adolescente. Sus personajes son de carne y hueso, reímos con ellos, sufrimos con ellos. Nos importan. Porque, aunque nunca hayamos ido a un instituto americano, ni a un baile de graduación, hemos compartido clase con ellos, les hemos visto pasar a nuestro lado. Hemos sido ellos, en definitiva. Aunque lo recordemos poco y mal. ★★★★★
Judith Romero.
redacción Londres.
Estados Unidos, 2013. Director: James Ponsoldt. Guión: Scott Neustadter y Michael H. Weber (basado en la novela de Tim Tharp). Productora: 21 Laps Entertainment / Andrew Lauren Productions (ALP) / Global Produce. Fotografía: Jess Hall. Música: Rob Simonsen. Montaje: Darrin Navarro. Intérpretes: Miles Teller, Shailene Woodley, Brie Larson, Masam Holden, Jennifer Jason Leigh, Dayo Okeniyi, Kyle Chandler, Andre Royo, Mary Elizabeth Winstead, Whitney Goin.