UN TRIO IMPROVISADO
crítica de El amigo de mi hermana | Your Sister’s Sister, Lynn Shelton, 2011Empezar con frases lapidarias una crítica, o cualquier escrito, no deja de ser un condicionante previo, para el lector, de lo que resta de texto. Pese a todo: La comedia romántica es un subgénero en eterna decadencia. Máxima matizable. Con excepciones que confirmarían la regla, por supuesto. Al menos, deberíamos admitir, que esta clase de películas despierta recelos entre una parte no desdeñable de la crítica y del público -mayoritariamente masculino-. Son películas que tienen una línea argumental que se suele manifestar como una constante con escasas variables. El esquema es el que sigue: Chica conoce chico, o viceversa. Entre bromas absurdas el espectador descubre que se atraen, ellos todavía no lo saben. Surge un conflicto que les separa, y que les ayuda a ver que se necesitan mutuamente. Tras un clímax de casuística inverosímil se reencuentran y se declaran un amor, que intuimos será para toda la vida, o no. Eso ya depende de segundas y terceras partes, o de lo que quiera imaginarse el espectador. Eterno mientras dure, al menos. El problema no es el esquema argumental. Pues se podría hacer algo semejante con otros muchos subgéneros y no por ello están obsoletos, caducos o en decadencia. El problema es la falta de originalidad, la falta de creatividad dentro de ese marco, prueba de ello son los abundantes clichés que plagan estas producciones. Y la raíz de ese problema, es que es este formato de comedia romántica clásica la que triunfa en taquilla, la que da dinero, la que le gusta al gran público. Mientras, piezas más originales de corte indie, que dan esplendor y aire fresco al subgénero, que incluso llegan a ponerse de moda, mal mendigan por algunas salas de cine sin obtener ningún tipo de relevancia a nivel económico. El éxito, más allá de su carácter mainstream, responde al bombardeo promocional que hay en favor de unas y el austero silencio publicitario de otras.
Eso es lo que ha ocurrido con El amigo de mi hermana, una comedia romántica filmada por la directora Lynn Shelton cuyo discreto paso por la cartelera de nuestro país responde a la lógica arriba descrita. Su escasísimo presupuesto, así como la ausencia de grandes estrellas de Hollywood que tiren de la taquilla, porque Emily Blunt no tiene el relumbrón mediático de otras actrices de la industria, hacen que esta amena reflexión sobre la amistad y los vínculos fraternales esté condenada al anonimato de la masa. Lamentos a un lado. El trío protagonista, completado por Mark Duplass y Rosemarie DeWitt, luce "músculo" con unas interpretaciones brillantes por su naturalidad, exhibida en conversaciones ingeniosas –más de lo que aparentan, a tenor de la no existencia de un guion previo–, y por su indolencia en el trato de temas escabrosos. Esta desvergüenza –en el buen sentido– no es más que el síntoma del abandono de los valores tradicionales que plagaban este tipo de cintas. En 90 minutos se hace alarde de una sensibilidad no despreciable en favor de las familias no convencionales. La realizadora americana ya iba por esos fueros en su ópera prima Humpday (2009). La estabilidad familiar, el maridaje, la prolongación de la especie cogen derroteros novedosos y más interesantes que los que nos ofrecen en la meca del cine. Una instrucción diligente que cobra fuerza en la espontaneidad de lo sencillo, en detrimento del barroquismo romántico y las estupideces arquetípicas, elementos que equilibran la balanza entre la comedia y el melodrama.
El amigo de mi hermana comienza con una de estas horteradas americanas que tanto salen en la gran pantalla: un grupo de amigos y familiares se reúnen para hablar de un amigo fallecido un año antes, hermano del protagonista y exnovio de su mejor amiga. El hermano pierde los papeles en el acto, su mejor amiga le recomienda desconectar unos días y le ofrece la casa de campo en una pequeña isla, propiedad de su padre. Él accede, y allí llega con la sorpresa de toparse con la hermana de la chica, que acaba de romper con su pareja y necesitaba, también, reencontrarse a sí misma y pasar un tiempo en reflexiva soledad. El conjunto se ultima con la llegada de la mejor amiga a la casa, al día siguiente, buscando sorprender a su mejor amigo. Un guirigay que dará pie a un ejercicio de improvisación relativa, aderezado en su justa medida con una dosis dramáticamente ridícula, que no de dramatismo vulgar y ñoño, como se acostumbra en estos casos. La directora está muy acertada en sus juegos de cámara, ventilando el ambiente cargado de la casa con atinados planos generales, planos paisajistas que dan un respiro. De todas formas, la dirección se fatiga en un desenlace excesivamente rápido, precipitado, previsible a la par que insatisfactorio para la inteligencia emocional demostrada a lo largo de todo el metraje. No estropea pero empaña ¿Lo suficiente como para considerarlo un error que desmerezca la totalidad del conjunto? No, pero sí es un apunte negativo que frena cualquier euforia post filme. En resumidas cuentas, Lynn Shelton compone un recital a tres voces con más acento europeo del que se deja entrever en la voz de Emily Blunt. Una recreación de las cargas y las consecuencias de nuestros actos, y la responsabilidad inherente a la toma de decisiones. Un juego entretenido, con gracia y con voluntad de discreción. Una película que crece en su condición de pequeñita. ★★★★★
Andrés Tallón Castro.
crítico de cine.
EE.UU, 2011, Your Sister’s Sister. Directora: Lynn Shelton. Guion: Lynn Shelton. Productora: Ada Films. Fotografía: Benjamin Kasulke. Música: Vince Smith. Reparto: Mark Duplass, Rosemarie DeWitt, Emily Blunt, Mike Birbiglia, Mel Eslyn. Presentación oficial: Toronto 2011.