¿Existe la magia?
Golpe en la pequeña China (Big Trouble in Little China, John Carpenter, 1986).
Siete años de silencio. Tenemos que remontarnos a 2001 para encontrar Encerrada, el último (y muy vilipendiado) largometraje de una leyenda viva como John Carpenter. Después del fracaso de su bizarra Fantasmas de Marte (2001), el cineasta había visto cómo su carrera se interrumpía bruscamente para, desde entonces, regalarnos su genio en pequeñas píldoras a modo de episodios de la antología televisiva de terror Masters of Horror, donde filmó la que sería una de las obras cumbres de la serie, El fin del mundo en 35 mm (2005). No hay que olvidar que, pese a estar en horas bajas, hablamos del creador de palabras mayores del calibre de La noche de Halloween (1978), 1997: Rescate en Nueva York (1981) o La cosa (1982). Precisamente, con esta última, suerte de remake de un clásico de la ciencia ficción como El enigma de otro mundo (Christian Nyby, Howard Hawks, 1951), alcanzó Carpenter el punto más alto de su carrera. Una magnífica revisión de la historia, repleta de espeluznantes efectos especiales, que consiguió superar a la original. Tras aquel triunfo, y después de obtener un considerable éxito de público con Christine (1983), surgida en plena efervescencia de adaptaciones de novelas de Stephen King durante esos años, el cineasta tuvo que ver cómo su incursión en la ciencia ficción adulta Starman (1984) sufría un leve traspiés en taquilla. Las comparaciones con E.T., el Extraterrestre (1982) pesaron como una losa sobre un filme que, no obstante, le valió a Jeff Bridges una nominación al Óscar como mejor actor, y dio pie a una serie de televisión que gozó de gran popularidad. Fue entonces cuando Carpenter aceptó el encargo de llevar a la gran pantalla un guión que había sufrido interminables problemas durante su gestación, pasando por varias manos y siendo objeto de múltiples modificaciones de escenarios, épocas y trama. Planteado inicialmente como un western místico por Gary Goldman y David Z. Weinstein, el guión fue reescrito por W. D. Richter para trasladar la historia a la actualidad y funcionar como secuela de su inclasificable cinta de culto de 1984 Las aventuras de Buckaroo Banzai. Desechado también este proyecto, fue el propio John Carpenter quien añadió varias aportaciones personales a la historia con ese resultado final tan bizarro como demencial que conocemos en Golpe en la pequeña China (Big Trouble in Little China, 1986). Una mezcolanza imposible de cine de artes marciales, aventura, comedia, romance y mucho de fantasía y mitología china. Algo así como si las películas de Indiana Jones se hubieran fusionado con el universo de cómic pulp de Fu Manchú o Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) formando, sorprendentemente, una obra con entidad propia, caracterizada por su imaginación sin límites. Una apuesta por la acción en la que la descabellada historia está al servicio de una extravagante y colorista estética y un ritmo vertiginoso ritmo sustentado en el encadenamiento de situaciones de peligro extremo, dejando a un lado grandes exhibiciones dramáticas que hagan trabajar demasiado las neuronas.
El relato de Golpe en la pequeña China nos traslada hasta el mismo corazón del Barrio Chino de San Francisco, donde el camionero Jack Burton y su amigo Wang Chi se ven inmersos en una peligrosa aventura cuando un grupo de asesinos denominado como los señores de la Muerte secuestra a la novia del segundo con la intención de venderla en un burdel. Se trata de una pieza muy cotizada debido a que se trata de una mujer china con ojos verdes, lo que propiciará que acabe en manos de Lo Pan, un enigmático personaje mitad brujo y mitad fantasma que anhela recuperar su cuerpo físico, perdido siglos atrás a consecuencia de una maldición. Su boda y posterior sacrificio de la chica lograrían devolverle a la vida. Carpenter contó para este proyecto con el mayor presupuesto que ha manejado jamás, 25 millones de dólares. 2 millones fueron a parar a la creación de los efectos especiales, bastante artesanales y lejos de la digitalización que se ha apoderado del nuevo cine fantástico. Para dar vida a personajes como el monstruo subterráneo o al guardia en forma de globo ocular se realizó un laborioso trabajo con títeres y marionetas, aunque fue en la reproducción del barrio de Pequeña China, con todo lujo de detalles, donde fue a parar la mayor parte del dinero invertido. Callejones, alcantarillados, el burdel El Tigre Blanco, la guarida de Lo Pan con sus mazmorras, el trabajo de dirección artística de John Lloyd es más que destacable. Vestuario y maquillajes también lucen en pantalla a un buen nivel, acorde con la inversión hecha por la 20th Century Fox. Kurt Russell era el actor fetiche del director desde que rodaran juntos el biopic televisivo Elvis (1979), momento en el que iniciaron una memorable relación laboral que daría memorables frutos como 1997: Rescate en Nueva York y su secuela, La Cosa y este Golpe en la pequeña China donde encarnó con mucha gracia a Jack Burton. Un tipo fanfarrón, jugador, mujeriego, cobarde y bastante torpe en las peleas, que es la antítesis de lo que denominamos un héroe al uso, o, lo que es lo mismo, ese aventurero Indiana Jones que hacía furor en los 80. Dennis Dun como su compañero de aventuras Wang Chi, es el perfecto contrapunto a Burton, gracias a sus cualidades acrobáticas en las escenas de lucha. Para el personaje principal femenino, la intrépida periodista Gracie Law, Carpenter tuvo que luchar contra los productores que no querían a Kim Cattrall debido a sus inicios en cintas de dudosa reputación (y hoy poco menos que emblemas de la comedia ochentera más gamberra) como Porky´s (1982) o Loca academia de policía (1984). Finalmente, la popular Samantha de Sexo en Nueva York consiguió una aceptable química con Russell en pantalla, aunque su romance no deje de ser una trama muy secundaria de un filme más centrado en el entretenimiento puro y duro.
Kurt Russell ya se ganó su título de icono fantástico fundamental de la serie B gracias a papeles como Jack Burton o El Serpiente Plissken, y todo gracias a uno de los creadores más interesantes, incansables e infravalorados de la Historia del Cine, el enorme John Carpenter.
Golpe en la pequeña China es una auténtica gozada si no se tiene en cuenta su demencial historia sin pies ni cabeza. Una especie de parque temático habitado por brujos, fantasmas, monstruos, guerreros y maldiciones milenarias. Una sucesión de trepidantes momentos de acción que comienzan con el secuestro de Miao Yin en el aeropuerto, prosigue en los callejones de Little China con la pelea de los tres Tormentas contra un ejército de asesinos y continúa con un accidentado intento de rescate en el burdel. Cuando parece que la acción no puede ir a más, nos adentramos en la oficina de Wing Kong y en el mundo subterráneo donde Lo Pan tiene su escondite y en el que tiene lugar el espectacular clímax de la cinta, con la ceremonia de la boda entre el villano y las dos mujeres de ojos verdes. Los diálogos son ágiles y simples, divertidos por la simpatía que despiertan unos personajes que, no por esquemáticos, resultan menos entrañables. Lo Pan resulta un villano carismático, muy bien caracterizado tanto en su aspecto de anciano como en el más espectral, una variante del Drácula de Bram Stoker cruzado con Fu Manchú. También los tres Tormentas, sobre todo en su primera aparición en el callejón, con sus grandes sombreros de paja y su brutal entrada en escena, con ese vuelo rodeado de descargas eléctricas, logran una poderosa presencia escénica. El resto de personajes secundarios quedan dibujados a grandes rasgos, con roles menos recordables, a excepción del mago al que da vida Victor Wong, el gran enemigo de Lo Pan desde tiempos inmemoriales. Tristemente, ni el público ni la crítica supieron valorar el sano ejercicio de cine de evasión que propuso Carpenter y la cinta se estrelló en taquilla con unos decepcionantes 11 millones de recaudación. Se había tenido que rodar y montar a toda prisa, con la intención de adelantarse al estreno de otro proyecto de similares características que venía produciendo la Paramount Pictures para lucimiento de Eddie Murphy: El chico de Oro. A pesar de estrenarse más tarde, la comedia de Michael Ritchie fue un gran éxito con casi 80 millones recaudados. John Carpenter quedó profundamente frustrado por el fracaso de su película y desde ese momento nació el realizador independiente que conocemos a día de hoy. No volvió a trabajar para los grandes estudios y su cine pasó a ser mucho más modesto (y personal), con obras como El príncipe de las tinieblas (1987), Están vivos (1988) o En la boca del miedo (1995). El paso del tiempo ha hecho justicia y Golpe en la pequeña China es recordada como con enorme cariño como un pequeño clásico y título de culto para los aficionados a la fantasía, mientras El chico de Oro no pasa de ser un simpático entretenimiento sin mayor trascendencia. Kurt Russell ya se ganó su título de icono fantástico fundamental de la serie B gracias a papeles como Jack Burton o El Serpiente Plissken, y todo gracias a uno de los creadores más interesantes, incansables e infravalorados de la Historia del Cine, el enorme John Carpenter. Los que crecimos con sus maravillosas películas de los 70 y 80, no perdemos la esperanza de que, cuando menos lo esperemos, vuelva a resurgir de sus cenizas con algún título que haga justicia a su enorme talento.
José Martín León
© Revista EAM / Madrid
Ficha técnica
Estados Unidos. 1986. Título original: Big Trouble in Little China. Director: John Carpenter. Guión: Gary Goldman, David Z. Weinstein. Productora: 20th Century Fox. Presupuesto: 25.000.000 dólares. Localización: California. Música: John Carpenter, Alan Howarth. Fotografía: Dean Cundey. Montaje: Steve Mirkovich, Mark Warner, Edward A. Warschilka. Intérpretes: Kurt Russell, Kim Cattrall, Dennis Dun, Victor Wong, Kate Burton, James Hong, Donald Li, Carter Wong, Suzee Pai.