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    Cine Alemán Siglo XXI

    ALIEN (RIDLEY SCOTT, 1979)

    Estrenada ya Prometheus, de Ridley Scott, en Estados Unidos y a pocos días de hacerlo en España, se me antoja casi una obligación el hablar de una de las mejores cintas de ciencia ficción de la historia: Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979).

    Hace cuatro décadas la 20th Century Fox tomó este proyecto concebido por los guionistas Dan O’Bannon y Ronald Shusett, pese a tener muchas reticencias iniciales por su halo de serie b que mezclaba el terror con la ciencia-ficción. Finalmente, el reciente éxito de Star Wars (1977), en la cual O’Bannon había formado parte del equipo, acabaron por convencer al gigante cinematográfico de presupuestar inicialmente el filme con unos aceptables 4.2 millones de dólares. He aquí el quid de la cuestión: ¿Cómo se pudo hacer semejante película con ese presupuesto? La respuesta es clara: no se puede. La cifra final terminó doblándose y pese a la impermeabilidad informativa hay fuentes del reparto y del equipo de rodaje que la sitúan entre 8.4 y 14 millones de dólares. El espectacular storyboard que presentó Ridley Scott hizo el resto para que un proyecto tan novedoso pudiera llevarse a cabo.

    Es a partir de aquí donde radica el mérito de la película pues, no nos engañemos, ocho millones no dan para hacer muchas florituras en este tipo de producciones y más en esa década tan inmadura en lo que a técnicas digitales se refiere. Recordemos que Star Wars contó con un presupuesto similar de once millones, y la mayoría de los efectos especiales y técnicas empleadas fueron artesanales a base de maquetas a escala. Pues bien, con Alien pasó algo parecido. Como la necesidad agudiza el ingenio, el equipo se apañó a las mil maravillas para realizar unos escenarios riquísimos en detalle como algunas salas de la nave Nostromo, hechas a raíz de chatarra diversa de un viejo bombardero y espejos para crear ilusión de espacios mucho mayores. Eso sí, el espectacular interior de la nave alienígena donde se encuentran el fósil de el piloto extraterrestre apodado “space jockey”, se llevó bastante más trabajo y recursos económicos para conseguir un resultado tan espectacular como creíble; aunque tiene truco, solamente se construyó una pared, por lo que el “space jockey” se montó en una plataforma giratoria para poder hacer tomas desde todos los ángulos posibles aprovechando la única pared construida. A todo ello, si le sumamos que artistas gráficos como Ron Cobb, H.R. Giger (rescatado para Prometheus) o el mismísimo Moebius participaron en el diseño artístico de la producción, la consecuencia es clara: éxito.

    Alien 1979
    'Alien, el octavo pasajero' (Ridley Scott, Estados Unidos, 1979)
    Otro de los aspectos destacados de Alien es el acertado reparto que además era bastante desconocido en su mayoría, a excepción de Ian Holm (el androide Ash) que contaba por entonces con 47 años y una veintena de trabajos a sus espaldas y John Hurt de 39 años. Sigourney Weaver (la teniente Ripley) tuvo en Alien su primer papel protagonista con apenas veintinueve años, el cual le valió una nominación a la mejor interpretación en los premios Saturno. Tom Skerrit (el capitán Dallas), aunque rondaba los 46 años, tenía su segundo papel en una película importante después de M*A*S*H (1970) de Robert Altman y protagoniza una de las secuencias más terroríficas del largometraje en los conductos de ventilación con el Alien al acecho. Destacadísimo también el trabajo de Verónica Cartwright (Lambert) que llora, grita y sufre como nadie. Tenía experiencia en filmes de terror ya que trabajó con apenas catorce añitos a las órdenes del mismísimo Alfred Hitchcock en Los pájaros (1963) y Philip Kaufman en La invasión de los ultracuerpos (1978). Curiosamente, ella era la destinada al papel protagonista pero, justo antes de comenzar el rodaje, Ridley Scott la “degradó” a un papel más apropiado para ella, por que quería que hiciera empatizar con el público, con sus miedos. Cartwright aceptó de buen grado comprendiendo las razones pese a que le disgustaba un poco la fragilidad emocional del personaje. Yaphet Kotto (Parker) pese a ser relativamente poco conocido en la industria del cine, era un veterano actor de teatro y televisión y había participado en cintas como Póker de la muerte, El caso Thomas Crown (ambas de 1968), No se compra el silencio (1970) –poco conocida joya de William Wyler- y Vive y deja morir (1973) – primer papel de Roger Moore como agente 007. Finalmente encontramos a Harry Dean Stanton (Brett) que es el más veterano del elenco (nació en 1926). Fue cocinero de la Armada de los Estados Unidos durante la Batalla de Okinawa en la Segunda Guerra Mundial. Debutó en el cine con Tomahawk Trail (1957) y comenzó a participar en numerosos westerns y bélicos en las que se desenvolvía muy bien dada su experiencia. Es el primero en morir a manos del Alien adulto en una magnífica y angustiosa escena intentando recuperar al gato Jones (al que llaman cariñosamente “Jonesy”) que acompaña a la tripulación del Nostromo. No quisiera finalizar este repaso al reparto sin hacer un pequeño apunte sobre el actor que da vida al Alien. Sí señores, el Alien es realmente un nigeriano de 2,18 m. de alto, muy delgado y de gran envergadura llamado Bolaji Badejo. Se buscó en él dar la sensación a la audiencia de que debajo de ese traje era complicado que hubiera un ser humano, dadas las proporciones físicas del “Xenomorfo” inspirado (o calcado diría yo) de la magnífica obra de H.R. Giger “Necronom IV”.

    Alien Ridley Scott
    Todo un hito que cambió las leyes de la ciencia-ficción cinematográfica

    Ya con toda la carne en el asador, el trabajo de Ridley Sott en la dirección fue, como no podía de ser de otra forma, excelente. Desde la primera escena, con el magnífico y enigmático plano-secuencia de la nave en calma, con la tripulación hibernando y su posterior despertar del largo sueño. Después, tras el aterrizaje de la nave en búsqueda de la señal de origen desconocido, el director transmite muy bien y con pocos recursos, la sensación de peligro de lo desconocido de un planeta gigante que ni siquiera pertenece a nuestro sistema solar. Resulta impactante el diseño realista e imponente de la nave extraterrestre, fuente de la señal que les condujo allí y que es explorada por Dallas, Lambert y Kane en una secuencia en la que el director emplea un efectivo uso de la cámara en tercera persona para meterte en la piel de los intrépidos personajes cuando inspeccionan aquel maldito pero hermoso lugar. Es aquí donde se produce el primer suceso que todos tenemos grabados a fuego en la memoria: el encuentro entre Kane y el parásito alienígena, del que emerge por sorpresa una especie de repulsivo insecto, mitad cangrejo mitad arácnido, que atraviesa como si nada el casco del pobre huésped adhiriéndose a la cara y cerrando completamente sus vías respiratorias. Terrorífico, realista y muy original resultó por entonces el examen que realizan posteriormente a Kane. Agonista y tensa es la representación del terror puro.

    Nostromo Alien 1979
    A bordo de la nave 'Nostromo' en busca de un aviso de socorro

    Todo lo que viene a continuación es conocido por todos pues es una de las escenas más populares de la historia del cine. Debido a su realismo y crudeza, causó pánico y náuseas a partes iguales a millones de espectadores: el “nacimiento del Alien” atravesando salvajemente el pecho de nuestro desgraciado amigo. Todo esto ha sido un antes y un después en la historia del cine, series de TV, videojuegos, cómics… es imposible hacerse una idea de lo que este filme ha inspirado a la industria, no solo del cine, de todo el “entertainment”. Scott, ya con el Alien “crecidito” tras su segunda metamorfosis, proporciona al espectador secuencias muy bien rodadas y planificadas, en las que no nos deja ver completamente a la “criatura” que está aterrorizando a la tripulación. Nos muestra planos cortos, fugaces…en ocasiones eléctricos diría yo. Sabes que el Alien es grande, astuto, letal, inteligente…muy inteligente. Pero no lo puedes escrutar a lo lejos ni observarlo en distancias cortas: tú eres su presa y él el cazador. Sensacional.

    Alien planet 1979
    Fotograma de 'Alien', de Ridley Scott

    La secuencia en los conductos de ventilación como ya dije antes es demoledora, no apta para cardíacos, sobre todo con el trabajo de Verónica Cartwright, que en esa escena te machaca los nervios. Además descubrimos, aunque muy brevemente el aspecto humanoide del Alien. Se ha gestado en un cuerpo humano y tiene que adaptarse al entorno que le rodea aunque es un híbrido. Una criatura de aspecto terrible e inclasificable. Nada visto anteriormente, un organismo superior, superviviente y letal. Es así como, uno a uno, la tripulación va cayendo irremediablemente y el desasosiego se apodera del espectador. ¿Cómo acabar con la amenaza entonces? El filme a estas alturas te suma en la desesperación por sobrevivir. Una desesperación incansable que nos lleva a la escena final de insoportable incertidumbre. Algo que no cesa ni siquiera en su epílogo. Uno presiente que esa criatura es inmortal…o peor, no es la única.

    En resumidas cuentas, Alien es una película única, innovadora, magistral e irrepetible y que, además, ha envejecido -salvo algunos efectos especiales- increíblemente bien. Pocas creaciones del género pueden decir lo mismo.

    Javier Serván.

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