CHRONOLOGIE"Decepcionante vuelta de Andrew Niccol a las pantallas con una paupérrima cinta futurista a caballo entre La fuga de Logan y Philip K. Dick."
Gattaca (1997), a la postre cinta de culto del género, supuso un inmejorable debut para un joven cineasta neozelandés llamado Andrew Niccol (por entonces, con treinta y tres años). Esta exitosa ópera prima puso su nombre en el disparadero al igual que elevó las expectativas ante la posible llegada de un nuevo referente en el vilipendiado apartado de la ciencia-ficción. Esperanzas depositadas no cumplidas ya que tras catorce años en la industria y solo dos filmes –la mediocre Simone (2002) y la interesante El señor de la guerra (Lord of War, 2005)– a sus espaldas parece estancado a la espera de un nuevo éxito que relance su carrera. Algo que tampoco consiguió con su cuarto largometraje, In Time (2011), una alegoría sobre el tiempo y la riqueza global que, por méritos propios, se convirtió en una de las grandes decepciones de la pasada temporada.
Justin Timberlake y Amanda Seyfried encabezan una estandarizada enésima revisión del Robin Hood moderno situado en un desigual mundo que se mide por horas. Un punto de inicio sugerente que tras definir su leitmotiv decae de manera sangrante hacia un estilo “pop” y blando carente de fuerza y, sobre todo, de sentido. El paso del metraje estructurado en momentos azarosos y dotado de una moralina cansina va descubriendo que su el esquema tan prometedor era, tan solo eso, una simple idea. Un guión pleno en estereotipos como falto en detalle no engancha en ningún solo momento. Poco importan los forzados intentos de épica bienintencionada, la producción de nivel y un marcado estilo visual, todo está articulado alrededor de unos actores principales sin carisma ni trasfondo.
Justin Timberlake y Amanda Seyfried encabezan una estandarizada enésima revisión del Robin Hood moderno situado en un desigual mundo que se mide por horas. Un punto de inicio sugerente que tras definir su leitmotiv decae de manera sangrante hacia un estilo “pop” y blando carente de fuerza y, sobre todo, de sentido. El paso del metraje estructurado en momentos azarosos y dotado de una moralina cansina va descubriendo que su el esquema tan prometedor era, tan solo eso, una simple idea. Un guión pleno en estereotipos como falto en detalle no engancha en ningún solo momento. Poco importan los forzados intentos de épica bienintencionada, la producción de nivel y un marcado estilo visual, todo está articulado alrededor de unos actores principales sin carisma ni trasfondo.
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| Olivia Wilde en In Time (Andrew Niccol, Estados Unidos, 2011). |
La pareja protagonista, carente de química alguna, supone un lastre para la credibilidad del filme. Tanto la descripción de éstos como su posterior interacción son todo un tratado de hieratismo y falta de sutileza. El libreto tampoco los trata con demasiado mimo dejando su inmadurez interpretativa al desnudo. Timberlake, notable en La red social (The Social Network, 2010), no funciona ni como criminal ni como héroe irredento. Seyfried (y su estilismo) no encaja en ningún instante ni como joven rica y caprichosa ni como Bonnie (Boonie & Clyde) futurista. La venganza, motivo del arranque de la acción de la película, pasa a un cuarto plano dando importancia a la relación amorosa entre ambos por encima de todo. Un retrato frío y pueril que tiene en la escena del asiento trasero del coche su mayor y mejor exponente. Ejecutada de manera torpe por su director como por sus dos intérpretes. Todo demasiado forzado, abrupto y carente de alma.
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| Matt Bomer (White Collar) en una de las escenas iniciales de In Time. |
Entre tanta tara destaca la presencia de un puñado de buenos actores secundarios --Matt Bomer, Olivia Wilde, Cillian Murphy, Alex Pettyfer y Vincent Kartheiser-- que en su mayor o menor aparición en pantalla cumplen salvando del estrépito la cinta de Niccol. Un trabajo lleno de convencionalismos que funciona como falso entretenimiento pero cuya edad en la memoria del espectador no sobrepasará los veinticinco segundos. El realizador neozelandés tendrá una nueva oportunidad de volver por su fueros con su quinta obra: La huesped (The Host, 2013). Será el termómetro definitivo que marcará el estado de la carrera del creador de Gattaca.
Lo Mejor: El atractivo punto de partida. Matt Bomer y Cillian Murphy.
Lo Peor: Escasa profundidad en la trama. Interpretaciones. La impersonal dirección de Niccol.
Puntuación: 4.9/10 CINE USA 2011/CIENCIA-FICCIÓN.
Lo Mejor: El atractivo punto de partida. Matt Bomer y Cillian Murphy.
Lo Peor: Escasa profundidad en la trama. Interpretaciones. La impersonal dirección de Niccol.
Puntuación: 4.9/10 CINE USA 2011/CIENCIA-FICCIÓN.
