"Cruel y sangriento retrato de una paradójica venganza aupado por el excelente duelo interpretativo entre Lee Byung-Hun y Choi Min-Sik."
El cine asiático, al igual que muchos países de este continente, han abierto sus aranceles ideológicos a los países occidentales. Prueba de ello es su constante evolución en las últimas décadas donde el lirismo y la sutileza característica se ha transformado en efectismo y crudeza descarnada. El cine de género es la principal representación de este cambio donde, sin abandonar sus raíces y estilo, su camino se bifurca a universos llenos de violencia. Éxitos recientes cómo el tríptico de la venganza creado por el coreano Park Chan Wook que componían Sympathy for Mr. Vengeance (Boksuneun naui geot, 2002); Oldboy (Oldeuboy, 2003); y, Sympathy for Lady Vengeance (Chinjeolhan geumjassi, 2005) o las habituales creaciones de los japoneses Takashi Miike o Takeshi Kitano han creado un sello que contrasta con el clasicismo de los iconos cinematográficos de extremo oriente cómo Akira Kurosawa o Masaki Kobayashi.
Precisamente, Corea del Sur es uno de los abanderados de un movimiento que ha coincidido con su despertar artístico. Memories of a Murder (Salinui Chueok, 2003) o la reciente The Yellow Sea (Hwanghae, 2011), corroboran la notoriedad del thriller por encima de otros géneros en auge cómo el romántico o la ciencia-ficción. Autores cómo el citado Park Chan Wook, Na Hong-Jin, Bong Jon-Hoo o Kim Ji Woon se muestran más cercanos al público de su país que las típicas excentricidades de un Kim Ki Duk posicionado en otro nivel de exigencia. Justamente la penúltima obra de Kim Ji Woon es la protagonista de este artículo. I Saw the Devil (Akmareul Boatda, 2010), se presentó en la pasado edición del Festival de San Sebastián donde no dejó indiferente a los asistentes de las proyecciones. I Saw the Devil, que se estrenó en España bajo el nombre de Encontré al Diablo, representa no sólo todas las virtudes y defectos del género de suspense asiático, también las claras influencias del cine norteamericano actual.
Ji-Woon, autor de la estupenda A Bittersweet Life (Dalkomhan insaeng, 2005), bebe de la filmografía de David Fincher, concretamente de Seven y Zodiac, para narrarnos las crónica de una venganza. Un relato donde no hay lugar para la redención ni la piedad y que derriba al espectador con una “martilleante” historia donde la sangre es forma y fondo. Un agente del gobierno pierde a su joven esposa a manos de un asesino en serie. Un psicópata sin escrúpulos al que dará caza y con el que comenzará un sádico juego. Referencias sobre la mesa, I Saw the Devil sorprende con un espectacular inicio lleno de ritmo, tensión e indignación por el brutal crimen. La empatía con el protagonista (Byung Hun Lee) es plena lo que permite al espectador disfrutar del filme obviando todos sus altibajos narrativos y rítmicos. Éste se sostiene por unos ejemplares intérpretes que componen unos personajes perfilados que, a priori, representan ambos lados del segmento moral pero que a cada paso sus caminos convergen en una paradójica desdicha.
Lee Byung-Hun, en su tercer largometraje con Kim Ji-Woon, conecta con el melancólico retrato de antihéroe “badass” con cierto aire al Jason Bourne de Robert Ludlum. Su némesis, Cho Min Sik, repite el histrionismo de Oldboy caracterizando a un asesino que habita en un grotesco mundo lleno de oscuridad y dolor. Pese a que a mitad de metraje la espiral narrativa roza ligeramente el hastío y el agotamiento, ambos logran rescatar I Saw the Devil y devolverle el tino inicial. Un valiente prólogo que funciona cómo una sólida base que ata al espectador en la butaca. Poco importa algunos agujeros narrativos y un guión colmado de soluciones ingenuas, I Saw The Devil te atrapa desde adentro, desde las vísceras. Pese a ser una batalla donde todos pierden y la lógica abandona cualquier tipo de humanidad, la comunión con el desesperado protagonista es lo suficientemente sólida para que cale en la memoria de un espectador abrumado por un carnaval de plasma.
Carente de humor, tan sólo los instantes de intimidad conceden algo de pausa. Con la eliminación de veinte minutos de metraje I Saw The Devil podría haberse convertido en una obra culmen. Ji-Woon se recrea en exceso y su filme lo paga. Su suerte es que cuenta con el contenido carisma de Kim Soo (soberbio Lee Byung-Hun), el perfecto marido y yerno cuya vida desbarra y se precipita a un vacío donde no hay sitio para la esperanza. Se fue con la pérdida y jamás retorna.
Lo Mejor: Lee Byung-Hun y Choi Min-Sik.
Lo Peor: Violencia, en ocasiones, recreada y gratuita.
Puntuación: 7.5/10 CINE ASIÁTICO/COREA DEL SUR/THRILLER.
El cine asiático, al igual que muchos países de este continente, han abierto sus aranceles ideológicos a los países occidentales. Prueba de ello es su constante evolución en las últimas décadas donde el lirismo y la sutileza característica se ha transformado en efectismo y crudeza descarnada. El cine de género es la principal representación de este cambio donde, sin abandonar sus raíces y estilo, su camino se bifurca a universos llenos de violencia. Éxitos recientes cómo el tríptico de la venganza creado por el coreano Park Chan Wook que componían Sympathy for Mr. Vengeance (Boksuneun naui geot, 2002); Oldboy (Oldeuboy, 2003); y, Sympathy for Lady Vengeance (Chinjeolhan geumjassi, 2005) o las habituales creaciones de los japoneses Takashi Miike o Takeshi Kitano han creado un sello que contrasta con el clasicismo de los iconos cinematográficos de extremo oriente cómo Akira Kurosawa o Masaki Kobayashi.
Precisamente, Corea del Sur es uno de los abanderados de un movimiento que ha coincidido con su despertar artístico. Memories of a Murder (Salinui Chueok, 2003) o la reciente The Yellow Sea (Hwanghae, 2011), corroboran la notoriedad del thriller por encima de otros géneros en auge cómo el romántico o la ciencia-ficción. Autores cómo el citado Park Chan Wook, Na Hong-Jin, Bong Jon-Hoo o Kim Ji Woon se muestran más cercanos al público de su país que las típicas excentricidades de un Kim Ki Duk posicionado en otro nivel de exigencia. Justamente la penúltima obra de Kim Ji Woon es la protagonista de este artículo. I Saw the Devil (Akmareul Boatda, 2010), se presentó en la pasado edición del Festival de San Sebastián donde no dejó indiferente a los asistentes de las proyecciones. I Saw the Devil, que se estrenó en España bajo el nombre de Encontré al Diablo, representa no sólo todas las virtudes y defectos del género de suspense asiático, también las claras influencias del cine norteamericano actual.
Ji-Woon, autor de la estupenda A Bittersweet Life (Dalkomhan insaeng, 2005), bebe de la filmografía de David Fincher, concretamente de Seven y Zodiac, para narrarnos las crónica de una venganza. Un relato donde no hay lugar para la redención ni la piedad y que derriba al espectador con una “martilleante” historia donde la sangre es forma y fondo. Un agente del gobierno pierde a su joven esposa a manos de un asesino en serie. Un psicópata sin escrúpulos al que dará caza y con el que comenzará un sádico juego. Referencias sobre la mesa, I Saw the Devil sorprende con un espectacular inicio lleno de ritmo, tensión e indignación por el brutal crimen. La empatía con el protagonista (Byung Hun Lee) es plena lo que permite al espectador disfrutar del filme obviando todos sus altibajos narrativos y rítmicos. Éste se sostiene por unos ejemplares intérpretes que componen unos personajes perfilados que, a priori, representan ambos lados del segmento moral pero que a cada paso sus caminos convergen en una paradójica desdicha.
Lee Byung-Hun, en su tercer largometraje con Kim Ji-Woon, conecta con el melancólico retrato de antihéroe “badass” con cierto aire al Jason Bourne de Robert Ludlum. Su némesis, Cho Min Sik, repite el histrionismo de Oldboy caracterizando a un asesino que habita en un grotesco mundo lleno de oscuridad y dolor. Pese a que a mitad de metraje la espiral narrativa roza ligeramente el hastío y el agotamiento, ambos logran rescatar I Saw the Devil y devolverle el tino inicial. Un valiente prólogo que funciona cómo una sólida base que ata al espectador en la butaca. Poco importa algunos agujeros narrativos y un guión colmado de soluciones ingenuas, I Saw The Devil te atrapa desde adentro, desde las vísceras. Pese a ser una batalla donde todos pierden y la lógica abandona cualquier tipo de humanidad, la comunión con el desesperado protagonista es lo suficientemente sólida para que cale en la memoria de un espectador abrumado por un carnaval de plasma.
Carente de humor, tan sólo los instantes de intimidad conceden algo de pausa. Con la eliminación de veinte minutos de metraje I Saw The Devil podría haberse convertido en una obra culmen. Ji-Woon se recrea en exceso y su filme lo paga. Su suerte es que cuenta con el contenido carisma de Kim Soo (soberbio Lee Byung-Hun), el perfecto marido y yerno cuya vida desbarra y se precipita a un vacío donde no hay sitio para la esperanza. Se fue con la pérdida y jamás retorna.
Lo Mejor: Lee Byung-Hun y Choi Min-Sik.
Lo Peor: Violencia, en ocasiones, recreada y gratuita.
Puntuación: 7.5/10 CINE ASIÁTICO/COREA DEL SUR/THRILLER.