Blue Valentine, de Derek Cianfrance, 2010
"Sólido y evocador melodrama amparado en unos excepcionales Ryan Gosling y Michelle Williams que retratan con realismo el nacimiento y ocaso de las relaciones amorosas."
El desamor como factor inherente en los sentimientos humanos se desligó en el cine, hace unos años, del clásico género del melodrama. La adaptación cinematográfica de la novela homónima de Richard Yates, Revolutionary Road, supuso el renacer de un subgénero que ya tuvo en autores cómo Joseph L. Mankiewicz, George Stevens o Woody Allen a sus clásicos exponentes. Revolutionary Road (2008) desgranaba con tino y realismo las diferentes fases vitales de un joven matrimonio. El filme dirigido por Sam Mendes era una radiografía cruel sobre la fina línea que separa el amor de la dependencia y tras ésta, el odio. En diferentes vertientes llegaron creaciones posteriores. En clave optimista y juvenil, 500 Days of Summer (Marc Webb, 2009) y Like Crazy (Drake Doremus, 2011) y de forma adulta y dolorosa, Rabbit Hole (John Cameron Mitchell, 2010), y la película que hoy nos ocupa, Blue Valentine (2010) de Derek Cianfrance.
Acometido como un proyecto basado en vivencias personales, Cianfrance fecundó Blue Valentine durante diez años. Para el que sería su segundo largometraje, tras la desconocida Brother Tied (1998), eligió a dos prometedores intérpretes que caracterizaran las vivencias plasmadas en su guión: Michelle Williams & Ryan Gosling. Esta elección se vuelve básica, ya que actriz y actor se convierten en piedra angular, reportando brío, credibilidad y, ante todo humanidad. Ambos se muestran ejemplares ofreciendo toda una exhibición de recursos, aportando vida y esquivando estereotipos. Al igual que su autor, valientes y llenos de coraje ante el lado menos lúdico y edulcorado del amor. Ese lugar donde la razón sujeta las riendas y despide de manera paulatina cualquier poso sentimental.
"I feel like men are more romantic than women. When we get married we marry, like, one girl, 'cause we're resistant the whole way until we meet one girl and we think I'd be an idiot if I didn't marry this girl she's so great. But it seems like girls get to a place where they just kinda pick the best option... 'Oh he's got a good job.' I mean they spend their whole life looking for Prince Charming and then they marry the guy who's got a good job and is gonna stick around".
Michelle Williams es el eje expositivo del trabajo de Cianfrance. Ella marca las decisiones y las diferentes bifurcaciones narrativas. Transmite su sufrimiento de manera loable y su entrega al papel es completa. Impresionante la dignidad mostrada en, con probabilidad, la mejor interpretación del año pasado. Su compañero, Ryan Gosling, le da una brillante replica cómo lado más maleable de la relación. Toda una exhibición del joven actor canadiense que demuestra su madurez interpretativa y que mereció mayor consideración en la pasada temporada de premios. La química entre ambos es digna de mención. Tanto en los momentos de ternura cómo en los de furia y rabia. Todo un triunfo para una actriz y un actor que elevan la cinta de Cianfrance y dan cuerpo a una historia tan personal cómo universal.
Exenta de cualquier grandilocuencia, es una obra de emociones contenidas. Éstas se conectan con los corazones y las vivencias de cada espectador. Allí la transferencia es completa, negativismo y positivismo, fiel reflejo de nuestra propia existencia. Cine honesto, sin tapujos ni filtros, llenos de instantes brillantes descritos con realismo y sensibilidad. Blue Valentine hace honor a su título en una hermosa elegía donde todos, alguna vez, fuimos protagonistas.
Emilio Luna.
Lo mejor: Ryan Gosling & Michelle Williams.
Lo peor: Su nula distribución europea pese al marchamo de clásico atemporal.
Puntuación | 9/10.
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