LA MADRINA
"Sorprendente drama criminal que justifica toda la fama que le precede y que constata el talento cinematográfico existente más allá del hemisferio sur."
El cine de Oceanía, habitualmente exportador, siempre había estado considerado en un segundo o tercer escalón en la cinematografía anglosajona. Realizadores e intérpretes del continente insular adquirieron notoriedad a partir de los años setenta y en la actualidad están consolidados en la industria americana y europea. Sus producciones, en cambio, han tenido una progresión más lenta en cuanto a promoción externa. Peter Weir fue uno de los primeros representantes que abrieron los ojos al espectador y demostraron que el sexto continente tenía una industria en alza. Directores como el neozelandés Peter Jackson o el americano Sam Raimi, descubrieron la geografía de Nueva Zelanda como fondo para el séptimo arte. Y numerosas modestas producciones comenzaron ser habituales en festivales de todo el planeta. La australiana Two Hands de Gregor Jordan, las neozelandesas Out of the Blue (crítica) y Whale Rider como referencias más recientes, traspasaron fronteras y nos descubrieron grandes talentos.
Con un estilo muy particular tanto en sus series televisivas como largometrajes, la salud de la cinematografía de Oceanía es excelente y prueba de ello es uno de sus últimas creaciones. Animal Kingdom fue una de las triunfadoras del Festival de Sundance a comienzos de año. Allí no sólo obtuvo el premio del jurado también distribución americana. Durante todo el curso ha sonado como posible outsider en la inminente campaña de premios. Todo un éxito para una cinta modesta pero con grandes virtudes. En su ópera prima, David Michod (también guionista de Hesher de Spencer Susser) escribe y dirige la historia del declive de una familia de atracadores. Un thriller dramático cuya sórdida atmósfera y excelentes interpretaciones te atrapa sin soltarte hasta el final de la proyección.
Animal Kingdom tiene como eje a un adolescente que tras perder a su madre se traslada con su tía. Allí en su hogar conviven criminales de muy diferentes personalidades. Su tía (Janine Cody), interpretada magistralmente por Jacki Weaver, es el personaje clave. Su evolución en el film es la sorpresa que tiene Michod en su chistera. Pero no es la única. Andrew “Pope” Cody (Ben Mendelsohn) es un villano que asusta, atemoriza y estremece desde su puesta en escena. En Animal Kingdom, los protagonistas no tienen salida ni esperanza, conviven en un mundo turbio y sucio, donde resulta incómodo respirar. La atmósfera es irritante y absorbente, al meternos en la piel del joven protagonista nos adentramos en lo más oscuro del ser humano, donde la traición, la corrupción y la venganza van de la misma mano.
"Sorprendente drama criminal que justifica toda la fama que le precede y que constata el talento cinematográfico existente más allá del hemisferio sur."
El cine de Oceanía, habitualmente exportador, siempre había estado considerado en un segundo o tercer escalón en la cinematografía anglosajona. Realizadores e intérpretes del continente insular adquirieron notoriedad a partir de los años setenta y en la actualidad están consolidados en la industria americana y europea. Sus producciones, en cambio, han tenido una progresión más lenta en cuanto a promoción externa. Peter Weir fue uno de los primeros representantes que abrieron los ojos al espectador y demostraron que el sexto continente tenía una industria en alza. Directores como el neozelandés Peter Jackson o el americano Sam Raimi, descubrieron la geografía de Nueva Zelanda como fondo para el séptimo arte. Y numerosas modestas producciones comenzaron ser habituales en festivales de todo el planeta. La australiana Two Hands de Gregor Jordan, las neozelandesas Out of the Blue (crítica) y Whale Rider como referencias más recientes, traspasaron fronteras y nos descubrieron grandes talentos.
Con un estilo muy particular tanto en sus series televisivas como largometrajes, la salud de la cinematografía de Oceanía es excelente y prueba de ello es uno de sus últimas creaciones. Animal Kingdom fue una de las triunfadoras del Festival de Sundance a comienzos de año. Allí no sólo obtuvo el premio del jurado también distribución americana. Durante todo el curso ha sonado como posible outsider en la inminente campaña de premios. Todo un éxito para una cinta modesta pero con grandes virtudes. En su ópera prima, David Michod (también guionista de Hesher de Spencer Susser) escribe y dirige la historia del declive de una familia de atracadores. Un thriller dramático cuya sórdida atmósfera y excelentes interpretaciones te atrapa sin soltarte hasta el final de la proyección.
Animal Kingdom tiene como eje a un adolescente que tras perder a su madre se traslada con su tía. Allí en su hogar conviven criminales de muy diferentes personalidades. Su tía (Janine Cody), interpretada magistralmente por Jacki Weaver, es el personaje clave. Su evolución en el film es la sorpresa que tiene Michod en su chistera. Pero no es la única. Andrew “Pope” Cody (Ben Mendelsohn) es un villano que asusta, atemoriza y estremece desde su puesta en escena. En Animal Kingdom, los protagonistas no tienen salida ni esperanza, conviven en un mundo turbio y sucio, donde resulta incómodo respirar. La atmósfera es irritante y absorbente, al meternos en la piel del joven protagonista nos adentramos en lo más oscuro del ser humano, donde la traición, la corrupción y la venganza van de la misma mano.
Entre tanta psicopatía, destaca la presencia de Guy Pearce cómo el investigador policial del caso. Su presencia, da pausa a la trama y algo de humanidad entre monstruos. Su personaje es un simple cortafuego en un conflicto, donde todos pertenecen a un mismo bando. Animal Kingdom es una obra de personajes-interpretaciones. Michod crea unas personalidades perfiladas y matizadas siendo la razón principal de su perfecto funcionamiento. Animal Kingdom bebe del género, con influencias de, la ya nombrada, Two Hands, Atrapado por su Pasado de Brian de Palma y El Padrino de Francis Ford Coppola. Con todo ello, Michod crea una cinta original, bien narrada y muy adictiva. Una de las gratas sorpresas de este año, que podía tener su recompensa en los Óscar, en especial, la veterana actriz Jacki Weaver con un personaje increíble. Una muesca más de que el cine australiano se encuentra en la primera división de la industria cinematográfica mundial.
Lo Mejor: Grandes interpretaciones, en especial de Jacki Weaver.
Lo Peor: La probable escasa repercusión. La breve presencia del notable actor Joel Edgerton.
Puntuación: 8/10