Uno de los hitos cinematográficos de lo que llevamos de siglo, es sin duda, la adaptación de El Señor de los Anillos. Una trilogía que cambió para siempre el concepto de cine comercial y se marcó como referencia a seguir en cuanto a cine épico y fantástico. Tuvo su recompensa en la gala de los Óscars 2004, cuando la tercera parte, El Retorno del Rey obtuvo once estatuillas. Un premio por esta mastodóntica obra, que tuvo su mejor película en La Comunidad del Anillo, y unos muy entretenidos segundo y tercer episodio. Nos vamos a centrar, en Las Dos Torres. El segmento menos fiel a la novela de Tolkien, que sin embargo, es la más atractiva para el público. Ritmo frenético desde el inicio, que tiene su apoteosis en un de los mejores asedios en el mundo del celuloide, El Abismo de Helm (junto a la toma de Jerusalén de El Reino de los Cielos, La Maldición de la Flor Dorada y Excalibur); y un epílogo impresionante con la carga de los Rohirrim en el Abismo, liderados por Gandalf y Éomer.
Esta última escena, es la elegida en la segunda entrega de Escenas de Cine. Un momento que rebosa emoción (impresionante la música de Howard Shore) y es una muestra del espectáculo que contemplamos con esta trilogía. Uno de los instantes mágicos de Las Dos Torres.
The Lord of the Rings: The Two Towers (Peter Jackson, 2002)